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Activos Especiales

Babel, la supervivencia del último cine 'indie' de Valencia llega a los 15 años

VICENT MOLINS. 14/06/2014 Es la rara avis de nuestro entorno cinéfilo, cargada de versión original, predicando el disfrute del cine en silencio, la que le dijo no a 'Ocho apellidos vascos'. Pasamos una mañana en su interior

VALENCIA. Portón blanco unas calles después de la avenida de Aragón. Los pasillos de un cine en penumbra. Arriba, oficinas. Al fondo, las cinco salas activas de este templete cinéfilo que cumple 15 años. Los Babel. Una rareza. ¡Qué miseria para la tercera capital de España que apenas le quede un cine de apuestas menos típicas!

Antonio Such es el hombre que mueve compasadamente las películas. Director de cine y director de un cine, además de presidente de la asociación valenciana de exhibidores. Prende las luces de aquella sala de allí, la cuatro, sillas verdes. Such se sienta con la postura del que se balancea en su mecedora. En las mismas butacas de las que caían espectadores al suelo viendo la Funny Games de Haneke. "Se desmayaron tres, a por dos tuvo que venir la ambulancia y a otra mujer la pudimos atender nosotros". En las mismas butacas en las que una señora asistió a la misma película aproximadamente 40 veces. "Venía a todas las sesiones, una tras otra". En el mismo lugar en el que un enamorado alquiló una sala para regalarle a su novia un íntimo visionado.

Películas, películas, películas. Fue aquí donde La gran belleza sustentó su éxito a la valenciana, relegada de todos los cines, "aunque después la volvieron a poner cuando los espectadores preguntaban por ella", y que aguantó en Babel durante meses. "Casi me caigo viéndola, me pareció el colmo, tan cine, tan brutal, cómo está contada la melancolía".

Y fue aquí donde se le dijo no a Ocho apellidos vascos. "He sufrido un poco", entona Such, "por no ponerla. En el plazo inmediato nos hubiera beneficiado, pero a largo plazo nos beneficia todavía más no exhibirla. Si queremos seguir un modelo, creo que es mejor así". Modelo, modelo, modelo.

Durante todo este tiempo al Babel lo ha envuelto el ambiente de independencia intelectual. En tiempos de homogeneidad, una diferencia poderosa. La tozuda 'galia' de los estrenos resistiendo al bipartidismo. Las cintas reposan, se conservan en barrica. "Si no han tenido ni un cartel en la parada de autobús, al menos que tengan la opción de que alguien que la ha visto se la recomiende a otros. Las distribuidoras saben que voy a mimar las películas. Las aguanto todo lo que puedo".

Recorrer a oscuras las dependencias cinéfilas cuando en la calle la luz palpita tiene mucho de bajar al subterráneo y pasear por conductos ocultos. Such va por delante, como un guía con linterna, abriendo paso a golpe de anécdota. Tiene una pequeña productora y hace cine. Por la boca le caen películas.

– ¿Te acuerdas de la La vida de los otros?

–...

–Cuando el miembro de la Stasi espía a una pareja, y se va dejando la Stasi para ayudarles. Y (spoiler) una vez caído el muro el protagonista se da cuenta que el espía de la Stasi le ha salvado la vida. Entonces escribe un libro y se lo dedica. Un día el espía ve el libro en un escaparate, va a comprarlo, el tío de la librería le pregunta: ¿te lo envuelvo? Y el otro le dice: no, es para mí. Se me puso la piel de gallina.

La génesis de Babel comenzó mucho antes de su apertura, cuando una cuadrilla de veinteañeros, qué ingenuos, qué locos, abrieron en la Malvarrosa un local, el Tabarca, con conciertos, exposiciones, y en la terraza películas de cine mudo. "Buster Keaton". Casi metidas con calzador mientras la clientela tomaba copas. Eran cuatro recién llegados (un arquitecto, un vendedor de maquinaria para obras públicas, un ingeniero) unidos por brotes culturales. "Lo que hiciéramos, pero que nos lo pasáramos bien". Una vez finiquitado el mar, desplegaron el cine Albatros fijándose en los Alphaville madrileños. Versiones originales y estrenos en la bohemia. Y ahora ya sí, Babel. "El primer día, en 1999, de las cinco pantallas tuvimos problemas técnicos en dos, y fue un poco dramático".

Pasados quince años, del grupo de los cuatro, viven tres, mientras que los espectadores pioneros siguen regresando. "Tenemos controlados a los que venían en 1999, a casi todos los solemos ver, son casi de la familia, y muchos de ellos a veces se quejan porque dicen que ya se han visto todas las películas y que cuándo se estrenan más".

A Such le gusta el cine por invasión. Vivía en Alzira, rodeado de tres cines y otros tres de verano. "Tampoco había muchas más cosas que hacer". A los 17 años atracó en Valencia y cayó en las redes del cineclub de la facultad de ciencia. "Recuerdo ver El acorazado Potemkin en ruso. Qué infumable. Era una pose progre". Se hizo arquitecto y el arquitecto acabó dirigiendo los Babel. "Menos mal que me hice director de un cine, porque mi otra profesión, la de arquitecto, ha desaparecido".

Los malos augurios repetidos en torno al futuro cinéfilo parecen calmarse entre estas paredes, resistentes ante las embestidas. Defensa 'indie' a la numantina. "Cualquier cosa frente a lo que es gratis resulta caro, pero el cine supone algo más que ver una película. Un día abrí dos salas a la vez, y de una sala salía todo el público llorando, y de la otra todo el mundo riendo. Eso es una experiencia colectiva. Creo que poco a poco se irá volviendo, los cines conectan con el sentido gregario de las personas, la necesidad de sentir emociones al mismo tiempo".

En las oficinas, primera planta, se forma un pequeño corrillo comentando jugadas casi mitológicas del que fuera dueto mágico Albatros-Babel (sólo pudo quedar uno). Como aquella vez cuando Azcona... "Él no iba nunca a ningún sitio, pero perdió una apuesta. Le dijimos que si una de sus películas duraba más de mes y medio en cartel, vendría, y cumplió. Y allí estaba, a las 2 de la madrugada después de ver la película haciéndonos una paella en la plaza para celebrar su apuesta perdida".

Todas las películas que se 'echan' por las cinco pantallas han sido vistas antes por Such, programador voraz que tiene claro lo que sí y tiene claro lo que no. "Hay una cesta donde se produce la primera selección. Las distribuidoras ya me conocen y en esa cesta no me mandan Piratas del Caribe 8. Normalmente las que me interesan voy a Madrid y a Barcelona a verlas, la mayoría a las veo trozos, leo opiniones de otros países en los que ya se han estrenado, y el resto es buen olfato. Agradezco a los que hacen los trailers porque casi lo cuentan todo y me facilitan el trabajo".

Justo en el 99 le llegó una peli ignota. Se llamaba Solas y no había aparecido por casi ninguna pantalla. La estrenó con la presencia de Benito Zambrano y una anciana (en esas alturas una tal Maria Galiana). "Por el boca a boca la acabamos teniendo un año en cartel". Ganaría cinco goyas. En el otro extremo, durante varios años discutieron si Almodóvar cabía en su modelo. Almodóvar sí, Almodóvar no. "Acabamos diciendo que sí, aunque ahora lo hemos pillado en mal momento. Madre mía la peli del avioncito... Yo tengo un defecto, y es que sufro mucha vergüenza ajena, sufro por el espectador, y a veces digo, ¿que no se estropeará la película y tendremos la suerte de quitarla?".

Vuelta al futuro. Such ve en 'La Fiesta del Cine' una perfecta unidad temporal de promoción cinefila. "Por fin una acción hecha a la vez por distribuidores, productores y exhibidores. Por fin hemos entendido que hay que ir en el mismo carro. El secreto de 'La Fiesta del Cine' es que todos lo hemos hecho al mismo tiempo, la acción conjunta es lo que ha provocado la repercusión. Ahora vamos a intentar conjuntamente programar ‘El día más corto', toda una jornada de cortos. Estamos faltos de actividades colectivas y a la gente le gusta ir a donde hay mucha gente". "Estudio la posibilidad de hacer preestrenos online en el cine...".

Babel, una vez atravesado su pasillo a oscuras, visitadas sus salas, alcanzada su área administrativa, me sabe a barra de pan hecha al natural frente a las irrupciones franquiciadas sacadas del congelador. "¿El mejor momento? Cuando tras una película buenísima la gente se pone a aplaudir. Es como si tienes una bocadillería, vas a servir un bocata y la gente te aplaude", sigue contándome Antonio Such. Y podría estar así una semana.

En la receta, tres secretos:

–¿El primero?

–Hemos procurado siempre ser muy fieles al modelo. Que si alguien viene la película le guste más o menos, pero que nunca le parezca una patata. Es la premisa número uno.

–¿El segundo?

–El silencio. Se suele hacer publicidad del mejor sonido, pero este es el cine con el mejor silencio. Un gran empresario francés que ha comprado casi todas las salas de Andalucía dice que va a hacer un club del silencio con una sala donde no se pueda comer ni beber. Normalmente nosotros ya hacemos eso. Con ‘La Fiesta del Cine' vi llegar a espectadores que no habían venido nunca, y lo supe porque preguntaban: "¿dónde están las palomitas?" Y yo me decía: bien, es nuevo, no sabe que no tenemos palomitas.

–¿Y el tercer secreto?

–La versión original. Poco a poco irá pasando como sucede en tantos países. La mayoría ya sabe que ponemos las películas en versión original, pero alguno ha salido en estampida de la sala al ver los subtítulos. Una vez vi una película donde estaban un español, un americano y una china. En la película doblada el americano hablaba perfecto español, el español con acento mexicano y la china con las eles. No te lo puedes tomar en serio. Si la china se enfada en chino, y el americano se emociona en inglés, siempre será mejor. Por cierto, hace un tiempo entré por la puerta y de repente sólo vi chinos en el Babel, y es que proyectábamos una película en chino mandarín. Tienen muy pocas oportunidad de ver películas en chino en el cine. Hay un nicho...

Finalizada la incursión, cierro el portón, salgo a la calle. Detrás, un cine hecho a mano. Para nuestra desgracia, una rareza.

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3 comentarios

Toyina escribió
18/06/2014 10:39

El mismo cine donde se comete la estafa de emitir entradas inexistentes de algunas películas españolas, año tras año, para que sus directores y el dueño del cine, sigan chupando del bote (el de todos nosotros). Es inútil hacer que éste cine y su dueño, parezcan algo romántico o auténtico. Son un nido de mierda.

Pedro Alcover Gil escribió
17/06/2014 21:49

Yo vi con mi abuelo la alegría está en el campo, del 95.

Carlos Marco escribió
16/06/2014 11:02

15 años? No me salen los números. Yo vi en Babel "The brothers McMullen" y debía de ser el 96 o 97. Eso que yo recuerde ahora mismo. Recuerdo haber ido a ver otra peli con una chica cuando tenía 18 años (de eso hace ya 18) y Babel no acababa de abrir. Más cerca de 20 años que de 15, por lo tanto.

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