VALENCIAPLAZA.COM. 13/06/2014 La deuda de las familias y empresas españolas se ha reducido en España en mayor medida que en otras economías también sobreendeudadas como Estados Unidos, Reino Unido u Holanda, pese a lo cual su proporción sobre el PIB era al cierre de 2013 aún mayor que en estos países

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MADRID (EFECOM). El informe anual del Banco de España correspondiente a 2013 señala que desde los máximos alcanzados en 2010, la deuda de los hogares se había reducido, al finalizar 2013, en once puntos básicos, en tanto que la de las empresas lo ha hecho en 21.

En ambos casos este descenso obedece a los menores flujos de deuda negativos, es decir, a que las amortizaciones de deudas pendientes han superado la nueva financiación.

No obstante este descenso, la sociedad española está aún fuertemente endeudada en términos absolutos y por encima de otros países europeos, en un 98 % respecto del PIB.

El informe reconoce que es difícil establecer un "nivel óptimo" de endeudamiento y fijar en qué momento el apalancamiento (relación entre deuda y capitales propios) es negativo para el crecimiento, por la diversidad de los distintos actores.

La rebaja de la deuda de las empresas ha respondido a los saneamientos y a la corrección de la valoración de los activos, y también ha influido el traspaso de prestamos inmobiliarios a la Sareb, el banco malo español; la baja inflación ha tenido un "efecto marginal", y las tasas negativas de crecimiento, por el contrario, han contribuido a elevar la proporción de deuda.

Las empresas más endeudadas y con mayores necesidades de liquidez son las que en mayor medida han reducido sus deudas, en tanto que aquellas más saneadas comienzan a apalancarse de nuevo.

En este sentido, el Banco de España destaca el recurso a vías alternativas a la financiación bancaria, como el uso de recursos propios, las ampliaciones de capital o la venta de activos.

Y es que la fragmentación de los mercados financieros del área no ha desaparecido aún, por lo que estas condiciones siguen resultando demasiado estrictas para el tono fuertemente acomodaticio de la política monetaria única y para las circunstancias específicas de la incipiente recuperación de la economía española.

En la reducción del saldo de deuda de las familias ha pesado mucho la contracción de los préstamos no vinculados a la compra de vivienda, para consumo y otros fines, que de hecho comenzaron a reducirse en 2008.

Por lo que respecta a los préstamos para compra de vivienda, se mantuvieron relativamente estables entre 2006 y 2010, y comenzaron a reducirse "muy lentamente" sólo a partir de 2011.

Parte de este descenso cabe atribuirlo a procesos de embargo, desahucios y daciones en pago, que entre los años 2012 y 2013 supusieron el 1,4 % de las hipotecas vivas.