MADRID (EFE). El cáncer de próstata está considerado como la forma más común de tumor masculino. Cuando se diagnostica en las primeras fases, hay casi un 100% de posibilidades de curación.
Los doctores Carlos Núñez, jefe del Servicio de Urología de MD Anderson Cancer Center de Madrid, y Rodrigo García-Alejo, jefe del Servicio de Oncología radioterápica del Instituto de Técnicas Avanzadas Contra el Cáncer iTAcC, aportan datos sobre esta enfermedad.
La próstata es una glándula, que produce parte de la secreción seminal. Además, es la responsable de que el semen esté en las mejores condiciones para albergar espermatozoides. Rodea, como si fuese una gargantilla, la uretra, que es el tubo de salida de la vejiga, y tiene dos partes muy definidas: la zona central, que se sitúa alrededor de la uretra, y la parte periférica, que es como una cápsula.
Los tumores de la próstata salen del área periférica y, de la parte central, hay una enfermedad benigna, que es el crecimiento normal con la edad. "Con la edad se produce tanto la hiperplasia como el cáncer de próstata, aunque este último, al estar en la parte periférica, no da síntomas hasta que es muy tarde", explica el doctor Núñez.
Muchas veces, cuando el paciente acude a consulta y los síntomas son derivados del cáncer, ya son tumores muy grandes.
"Hay, más o menos, 83 casos nuevos por cada 100.000 varones. A nivel mundial, los datos son muy variables, ya que existe el problema de que, en muchos países subdesarrollados no se diagnostican, por lo que no tenemos cifras exactas. Pero en líneas generales, los países desarrollados, tienen una tasa en torno a 70 y 100 casos por cada 100.000 habitantes", añade el médico.
LA BARRERA ESTÁ EN LOS 50
Se suele diagnosticar a partir de los 50 años. "Por debajo de esta edad, es muy raro, salvo que existan factores de riesgo familiar, es decir, que haya familiares de primer grado con un tumor. La edad media en España de diagnóstico está en torno a los 69 años", apunta el urólogo de MD Anderson.
Alrededor de esta edad, todo hombre tiene que acudir a la consulta. El paciente ha de ir al médico y hacerse un análisis para comprobar que los marcadores están bien.
"Las revisiones se recomiendan a partir de los 50 y, según cómo se encuentre la próstata, la periodicidad variará", subraya Núñez.
FRENARLO CON EL DIAGNÓSTICO PRECOZ
Como sucede en otro tipo de cánceres, en el caso de la próstata no hay una causa evidente por la que un tumor aparece, aunque la alimentación sana ha de estar presente.
"El consumo de una dieta mediterránea y de una alimentación rica en verduras puede dificultar la aparición de un cáncer, aunque no son datos que sean sólidos desde el punto de vista científico. Hay una tendencia que parece que el consumo de grasas lo favorece, pero es lo único que se ha detectado, junto con la predisposición familiar", afirma el especialista en urología.
En los casos en los que se diagnostica, más del 80% se hace en un estado localizado y ahí la probabilidad de un tratamiento con éxito es altísima.
Al no tener ningún factor fijo por el que este cáncer aparece, la prevención se basa en llevar una dieta adecuada y en las revisiones periódicas para detectarlo lo más pronto posible y poder aplicar tratamientos curativos y menos agresivos.
TRATAMIENTOS DE ÉXITO
"Cada vez intentamos ser menos agresivos en los tratamientos conservando la eficacia, pero para eso necesitamos que el tumor esté en su fase inicial", señala Carlos Núñez.
El tratamiento más exitoso, en general, es la cirugía y la extirpación de la exéresis de la próstata. El problema del tratamiento quirúrgico es que puede producir algunos efectos secundarios, como son la incontinencia urinaria (que se sitúa en menos de un 5% en el total de las cirugías) y la disfunción eréctil, que es más frecuente.
"Para evitar las secuelas se intenta, en algunos casos, aplicar terapias menos agresivas, ya que tienen menos probabilidad de provocar efectos secundarios, entre las que se encuentran las técnicas de radioterapia, de congelación o de crioterapia", aclara el doctor.
Asimismo, "The New England Journal Medicine" ha publicado recientemente un estudio sobre lo que supone laenzalutamida a la hora de tratar el cáncer de próstata. "Es un fármaco que ya hemos utilizado en ensayos clínicos y se procede a su uso en casos de cáncer de próstata avanzados. Tiene unas perspectivas buenísimas. De hecho, hemos tratado más de 20 casos con este método y hemos conseguido unos resultados espectaculares", asevera el doctor Núñez.
En estos casos, la enzalutamida se puede utilizar antes y después de de dar la quimioterapia. Es una molécula muy interesante que actúa sobre el receptor androgénico, que es el causante de la proliferación del cáncer de próstata.
Con este tratamiento se abre un nuevo camino de esperanza para los pacientes con menos probabilidad de curación.
CIRUGÍA PROSTÁTICA
Hoy en día, la cirugía casi nunca se hace abierta y la laparoscopia y la cirugía robótica están ganándole terreno, ya que permiten una mejor recuperación y mejores resultados en cuanto a disfunción eréctil, incontinencia, e incluso en tasas de curación.
"La recuperación de la cirugía paroscópica es bastante sencilla y, normalmente, el paciente está en el hospital unos 4 días. A la semana retiramos la sonda. En las primeras semanas sí puede tener el recién operado problemas de incontinencia, pero a partir del mes, se ve una recuperación clarísima", señala Núñez.
RADIOTERAPIA: BUENOS RESULTADOS EN POCO TIEMPO
La radioterapia es un tratamiento en el que no se quita el tumor de forma inmediata, sino que se va destruyendo por efecto de la radiación con el paso de las semanas.
Las indicaciones de este tratamiento para el cáncer de próstata son para aquellos pacientes que rechazan la cirugía o para los que están preocupados por mantener su capacidad sexual o por no tener incontinencia, que son dos de las secuelas de la cirugía. Los tratamientos con radiación duran 8 semanas, de lunes a viernes.
En los de bajo riesgo, se hace radioterapia focalizada exclusivamente sobre la próstata; en los de riesgo intermedio podemos apoyarnos a veces en hormonas; y, en el caso de los de alto riesgo, utilizamos ambos métodos.
"En nuestro centro, tenemos la ventaja de poder comprobar cómo están el recto y la vejiga. La radioterapia va guiada por imagen y con esto hacemos que los efectos secundarios de nuestros pacientes sean mucho más pequeños. Además, esto también favorece poder subir la dosis e incidir más en la curación", concluye el especialista del Instituto de Técnicas Avanzadas Contra el Cáncer, Rodrigo García-Alejo.
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