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VALENCIA. Lo queramos o no, el verano ya llegó. Definitivamente desprovistos del sayo, los degustadores de directos afilan agendas y chequean sus bolsillos para elegir entre los cientos de festivales que pueblan nuestra cálida geografía. Macrofestivales aparte (de esas setas ya tratamos hace unos meses en esta publicación), existen en la Comunidad Valenciana una serie de encuentros sonoros de  tamaño reducido y pretensiones mundanas cuya experiencia supera, en muchos casos, a la de sus hermanos mayores. Festivales de música con encanto que vienen a ratificar aquello de que menos es más.

¿Han visto el eterno y emético anuncio de Estrella Damm?, pues olvídenlo. Montar un evento de estas características (aunque sea a pie de mar y con tíos y tías buenas como asistentes) no es tan llevadero; en la mayoría de los casos implica un esfuerzo físico y económico únicamente compensado por la satisfacción personal. Por cierto, en el cartel de los festivales que vamos tratar no encontrarán a The Vaccines (imposible plantearse el caché de los británicos), ni a Love of Lesbian (dios nos libre de su música y sus paellas).

MINÚSCULOS PERO MATONES

Sentimos avisarles tarde, pero acaba de pasar el Transtropicalia. Más que un festival, se trata de una fiesta en favor de la contracultura y la música alternativa que reúne, cada verano, a unas 150 personas en algún lugar entre Alicante y Elche. Piscina, bebida gratis y buenos grupos del universo underground (este año Betunizer, Me and the Bees o Da Souza). Tras la correspondiente resaca sus asistentes solo hablan maravillas.

También con la intención de conquistar a un pequeño pero selecto aforo se celebra, el sábado 14 de junio, el MIMA de Alcoy. Sito desde sus inicios en el acogedor Vodoo (más un bar que una sala de conciertos) el mini-festival alicantino alcanza su sexta edición con el mismo "espíritu de gestión punki con el que comenzó", dice Estela Tormo, su impulsora.

Sin ayuda institucional de ningún tipo, Estela y las tres personas que le ayudan no entienden  como "un lugar con la tradición musical de Alcoy (desde Ovidi Montllor a Arthur Caravan) se ha olvidado de las músicas populares y solo destina dinero a los Moros y Cristianos". De todas formas, y pese a "no haber ganado nunca un duro", se echan un ‘plis-play' al gaznate (así se conoce al licor de café mezclado con Coca-Cola típico de la zona) y tienen intención de seguir adelante; prueba de ello es su pliego de este año en el que figuran Julio Bustamante, Tórtel o Mr. Perfumme.

LA DISCOMÓVIL ES LO FÁCIL

En raras ocasiones, surge una luz en el interior de un consistorio. Dentro del equipo de gobierno de la localidad de turno, a alguien le da por tener buen gusto musical. Por lo general, a este Concejal de Fiestas o, en su defecto, de Juventud  se le ocurre que en la semana de festejos patronales podría hacerse un break de discomóviles y pachangas, y apostar por algo más arriesgado y original: grupos con temas propios y de calidad. El reto no es fácil, pero algunos lo han conseguido. Son los casos de Jose Luis Martí, Diana Muñoz o Joan Soler.

Jose Luis Martí trabaja en el Ayuntamiento de Alfara de Patriarca y es el responsable de que el Electropop de Alfara alcance su tercera edición en un estado envidiable. El festival ha dado un salto ambicioso y este año cuenta en su cartel con nombres de la talla de Tiga, Dorian o Edu Imbernon.

Según cuenta Martí, "en julio todavía confirmaremos dos nombres potentes". Para Jose Luis -lo reconoce- "hubiera sido más fácil tirar de discomóvil o pachanga como siempre se ha hecho".  Es de agradecer, pues, que se haya complicado la vida.

El FRA de Alaquàs es ya un clásico del último sábado de agosto. Antaño todopoderoso (en ediciones pasadas han figurado monstruos internacionales como Mogwai, Teenage Fanclub, Hefner, Jon Spencer Blues Explosion, Yo La Tengo o Mercury Rev) la crisis y una mala gestión le situaron al filo del abismo.

Pero merced al trabajo de gente como Diana Muñoz, el festival renació de sus cenizas apostando por grupos de primer nivel nacional. Este año Kakkmaddaffakka coronarán el afiche de una velada que volverá  a ser gratuita. La apuesta por los noruegos es toda una declaración de intenciones: "la idea es seguir creciendo y volver a luchar en el ámbito internacional", asegura Muñoz. No es la única confirmación que en este artículo adelanta ValenciaPlaza.com, la banda madrileña The Parrots también ha confirmado su concurrencia en la próxima edición del FRA.

El mismo sábado (30 de agosto), pero a cientos de kilómetros de allí, se desenvuelve el guerrero FIGA (Festival Independiente de Gata). "El Ayuntamiento de la zona se echa al rollo con el espacio que ocupamos, el escenario, la luz, avisando a protección civil y cosas más de logística. Hace ya 5 ediciones que no solicitamos ayuda económica porque sabemos cómo está la situación y creemos que mejor lo usen en otras necesidades", nos cuenta Joan Soler.

Eso sí, a cambio son completamente libres al elegir quién viene: "solo dependemos del presupuesto que tengamos". Son los socios de Gata Fan Club los que realizan el booking y este año ya cuenta con Cosmen Adelaida, Perro, Mox Nox y Hypnopompic. Este "festivalet amateur" (así lo denomina el propio Soler)  todavía dará 4 nombres más y espera reunir a unas 500 personas. Ya saben: precios populares, chaqueta en pleno agosto y muy buen rollo.

En la misma tesitura se ha movido el colectivo Producciones Inventadas dentro de su pueblo, Aspe.  En la localidad del interior de Alicante (a 15 minutos en coche) está asentando el  AspeSuena, un encuentro de dos intensas jornadas a cuyas actuaciones hay que sumar una variada y económica oferta gastronómica. Todo un lujo el poder disfrutar de bandas de este calibre desde una cercanía impensable en otras citas. Triángulo de Amor Bizarro, The Posies, Jero Romero, Delafé y las flores azules, Joe Crepúsculo y Capitán América completan un más que sugestivo pliego.

A LA VORA DEL MAR

Aunque para festival cuco y realmente enmarcado en un lugar de postal: el Creampop de Benissa. La cita alcanza su edición número nueve con la Cala de l'Advocat como máximo exponente. Que no es que los nombres nacionales que suelen integrar su oferta no valgan la pena, pero el privilegiado espacio, en la transparente costa de la Marina Alta que lo alberga, es, sin duda, su baza más potente.

Para que se hagan una idea del lugar, Jose Miguel Ivars, su organizador, asegura que "puede uno ver los conciertos desde la arena o mientras se baña en el mar". Por ahora su único grupo encartelado es el siempre recomendable Doctor Divago. Menos de un millar de personas suelen disfrutar esta cita que en breve confirmará más bandas.

Importado desde Madrid llega el Iboga Summer Festival. Tras cuatro años exportando a la capital los sonidos balcánicos que tanto les gustan, los organizadores eligieron Jávea para montar el festival que habían imaginado. El recinto de la localidad alicantina no les convenció y para su edición de 2014 se han mudado a Cullera. "Lo que teníamos claro, por sus playas y por sus buenas comunicaciones, es que queríamos que fuera en la costa levantina", señala Ángel Crespo, uno de sus directores.

Y así, este año pretenden reunir a alrededor de 5.000 personas por jornada, atraídas por una oferta sónica encabezada por Goran Bregovic, y que poco tiene que envidiar a pesos pesados del género como el británico Bombtown Fair. Público heterogéneo (en cuanto a tribu social y edad) y cercanía entre el trinomio escenario, playa y camping son sus bondades.

SIN SALIR DE LA CIUDAD (PERO SÍ DEL VERANO)

Como entre festivales con características especiales anda el juego, y asumiendo el riesgo de saltarse la época estival (y porque uno nunca sabe si estará aquí mañana), no era cuestión de dejar pasar el momento para recomendar iniciativas radicadas en la Valencia que son de obligada asistencia. Eventos que por lo urbano y lo diferenciador de su oferta merecen hueco aquí: Deleste, Surforama y Wachina Wachina.

El Deleste (24 y 25 de octubre) y el Surforama tiene algo muy importante en común: el espacio que los aloja. Espai Rambleta se ha erigido en punto neurálgico de la cultura en la ciudad, y sus polivalentes y variadas instalaciones son como un guante para estas dos atractivas propuestas.

Y en el Deleste me toca hablar en primera persona pues (no me escondo) soy uno de los responsables. La intención clara es la de alejarse, precisamente, de todos los inconvenientes que conlleva un gran festival y buscar las óptimas condiciones para la música en directo. A ello contribuyen una esmerada selección de su programación (Pony Bravo, Polock, Nueva Vulcano o Marc Piñol figuran un cartel todavía abierto) y un aforo limitado. Por su parte, el Surforama acaba de pasar con sobresaliente su 11ª remesa y ya piensa en la próxima. A estas alturas, ya nadie duda de que sea el mejor festival de rock-surf del planeta.

En febrero, con el Wachina, llega el desmelene. El garaje, el beat y el rock toman varios puntos de la ciudad en una alocada y etílica jornada. La verdad es que para esto aún queda mucho. En todo caso, conviene apuntarlo.