VALENCIA. El barrio de Benimaclet tiene una idiosincrasia única. Entre otros motivos, porque la gente no tan mayor todavía dice que va a Valencia a comprar, entendiendo así con un apego distinto el entorno en el que convive. Y es que el ahora distrito 14, absorbido por el rápido crecimiento del ‘cap i casal', mantiene algunos rasgos mucho más propios de un pueblo o de la pedanía que fue. Pero no de un municipio al uso, sino de uno con vecinos bien avenidos y en el que un factor extraño y nutritivo llegó hace años para quedarse: la proximidad del Campus de Vera que aúna a las dos mayores universidades de la Comunitat, la Universitat Politècnica de València y la Universitat de València.
Si Valencia es una de las ciudades que acoge a un mayor número de erasmus en Europa, Benimaclet es uno de los barrios que, se mire la guía que se mire, más se aconseja para ellos. No solo para los extranjeros, también para los estudiantes de otras regiones españolas e incluso para los valencianos del área metropolitana que quieren tener su centro de estudios a cuatro pedaladas o a dos paradas de metro.
Próximo -en muchos sentidos-, barato en sus alquileres y con la oferta de un background único para los que acaban pasando allí seis, doce o veinticuatro meses, el barrio convive con una de las uniones vecinales más redondas de la ciudad. La Asociación de Vecinos de Benimaclet desde esta misma semana se muestra todavía más vertebrada gracias a la tecnología y sobre todo a la participación vecinal. A través de la web www.benimacletconta.com, se repasan las luchas de sus habitantes con la ciudad para derribar las barreras del metro en Primado Reig (luchas del Trenet), la reclamación de centros educativos infantiles, institutos...
Cinco rutas recorren el barrio para propios y extraños. Los códigos QR, situados estratégicamente en edificios o la confluencia de calles, ayudan a entender el último siglo y medio del barrio gracias a la aportación de los vecinos. Manuel Cerdà, arquitecto de profesión y miembro de la asociación vecinal, asegura: "lo que queremos es que el proyecto sea creciente. Ahora hemos aportado una buena base de información, pero queremos que el barrio se anime a compartir su historia".
El origen de la idea está en una mujer que también pertenece a la asociación. En su Estocolmo natal había visto este sistema de rutas, códigos QR e información vía web. Esto, combinado con la predisposición de la gente mayor del barrio a la que hace referencia Cerdà en declaraciones a ValenciaPlaza.com, estructuró una base de trabajo de unas ocho personas que ya han publicado el citado proyecto tras un año de intenso trabajo documental.
Fotografías del pasado resaltan las características propias y definidas de este barrio que le ganó terreno ‘a l'Horta' para pasar a protegerlo rápidamente. Además, las edificaciones tiene su propia idiosincrasia por haberse construido en algunos casos a través del sistema de cooperativa (un grupo de interesados privados e individuales compra el terreno y construye), entre los que destacan los populares casos de la ciudad Espai Vert y Benlliure.
EL FOMENTO DE LA CONVIVENCIA INTERGENERACIONAL
Benimaclet tiene su propio casco histórico protegido y un sentimiento de pertenencia que solo es equiparable, según el propio Cerdà, "a barrios como el Carmen o el Cabanyal". Este hecho le ha hecho reconocerse por un carácter reivindica. Algo que, además, se une a la mezcla constante de vecinos jóvenes y mayores, cuya convivencia es bastante sana: "hace unos pocos meses hubo una reunión con la Policía, comerciantes, hosteleros y vecinos para tratar de regular tanto las horas de actividad como el sueño. La intención del barrio es la de seguir integrando a los jóvenes, pero con el diálogo también queremos que todo el mundo sea consciente de que es un barrio tranquilo en el que la gente necesita descansar". Solo la capacidad de hacer actuar a diferentes interlocutores ya sería un logro en otros distritos de la urbe.
La percepción precisamente de los jóvenes, comenta Cerdà, "es la de estar en un pueblo valenciano de toda la vida. El contacto directo es muy natural y la escala urbana por sus casas y por su trama hacen que pasear o comprar en los comercios próximos sea muy agradable". Algo que no sucede de forma casual, porque desde la Asociación de Vecinos se fomenta este tipo de relación intergeneracional y transnacional. Todo ello en un barrio que, todo sea dicho, cuenta con algunas ‘actualizaciones' recientes de su urbanismo y de los espacios públicos que lo convierten en una opción aun más atractiva.
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