MADRID. Algo peculiar viene ocurriendo en los mercados financieros en los últimos tiempos. Concretamente durante mayo casi todas las medidas de volatilidad han caído a niveles inusualmente bajos.
Si nos fijamos en las fluctuaciones de los precios y en las proyecciones que reflejan los distintos indicadores, los inversores se están comportando como si el mundo económico y político fuera completamente anodino.
Esto es realmente extraño y nos trae de cabeza a los que participamos en los mercados, dado que intentamos buscar una explicación a este fenómeno sin obtenerla de momento.
La historia financiera sugiere que en este momento de un ciclo económico, la volatilidad tiende a subir. Cuando las expectativas de tipos de interés y de crecimiento se mueven al alza, los precios de los activos suelen oscilar entre otras cosas porque los operadores empiezan a adelantar, en algunos activos, la próxima recesión cíclica.
Pero, además de en la economía, estamos siendo testigos de acontecimientos geopolíticos que deberían alterar el estado de tensión de los inversores, o al menos eso es lo que habitualmente ha venido pasando en otros tiempos.
Me refiero a dos en concretos: el incremento del nivel de beligerancia en Ucrania donde cada día, según nos indican los periódicos, ocurren enfrentamientos armados entre los partidarios de la independencia y los que están a favor de Rusia. Todo ello en la frontera de la Unión Europea e involucrando a una potencia nuclear. Y, por otro lado, el inquietante resultado de las elecciones europeas que reflejan un aumento del radicalismo político junto con un cada vez mayor rechazo a la idea de una Europa unida y solidaria.
Y con todo ello, los inversores están actuando como si estuvieran viviendo en un universo tranquilo y predecible. Simplemente con echar un vistazo al llamado 'índice del miedo' de Wall Street, el VIX, que mide la volatilidad implícita del índice bursátil S&P 500 nos podemos dar cuenta de la falta de coherencia en los mercados.
OJO AL 'ÍNDICE DEL MIEDO'
Durante la crisis financiera este índice subió por encima de 80 puntos para más tarde caer hasta apróximadamente la mitad. Ahora está justo por encima de los 11 puntos, es decir, el nivel bajo desde 2007. De la misma manera la volatilidad implícita de los principales pares del mercado de divisas se encuentra en mínimos históricos y el petróleo se mueve en un rango de precios cada vez más estrecho.
Tampoco existe demanda de protección contra posibles situaciones de turbulencia ni de aumento del riesgo. Los mercados de opciones y swaps no parecen tener en cuenta ningún tipo de riesgo ni macroeconómico ni geopolítico.
¿Por qué? Si queremos buscar una explicación optimista podríamos hablar de la visión de un panorama económico benigno, ya que aunque los niveles de crecimiento económico occidentales han sido decepcionantemente lentos desde 2008, la recuperación parece ya estar en marcha.
Venimos de una época de tensión extrema y de escenarios de desastres como una inminente ruptura de la Eurozona que había sido pronosticada por prestigiosos analistas o hasta de default técnico en Estados Unidos.
Después de varios años de gran incertidumbre con experimentos monetarios muy atrevidos por parte de los principales bancos centrales, los inversores están más dispuestos a aceptar que éstos van a hacer 'lo que sea necesario' para apoyar a los mercados.
Pero hay también una posible explicación mucho menos optimista. Los mercados han sido tan distorsionados por las intervenciones de los gobiernos y los bancos centrales desde 2008 que los inversores han dado un paso atrás.
DESCONCERTANTE COMPORTAMIENTO
Por ejemplo, el aumento de regulaciones han llevado a los bancos a dejar de operar en algunos activos. El mercado de renta fija con los niveles tan bajos de rentabilidad han decrecido en su operativa y esto se puede trasladar al resto de los activos, con un mercado de divisas y de materias primas sin tendencia y una bolsa que sube sin mirar lo que pasa a su alrededor, impulsada en gran parte por un exceso de liquidez en el mercado.
En realidad, nadie sabe cuál de estas explicaciones es cierta. Sin embargo, lo único claro es que cuanto más tiempo se mantenga este patrón de comportamiento, más cautelosos deberían ser tanto los inversores como los responsables políticos.
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Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB
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