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El científico valenciano, premiado junto a Mark E. Davis y Galen D. Stucky con el Premio Príncipe de Asturias de Investigación, responde a ValenciaPlaza desde Arabia

VALENCIA. "No paro de contestar llamadas" le dice a su interlocutor al móvil. Mientras, mantiene el teléfono fijo en espera. El científico valenciano Avelino Corma está acostumbrado a cierta presencia mediática pero lo de este miércoles ha sido difícilmente superable. Desde que a mediodía se supo que había sido reconocido con el Premio Príncipe de Asturias de investigación su móvil no ha dejado de recibir llamadas. El problema es que está en Arabia Saudí y cuando una persona está en el extranjero paga la mitad de la llamada. "Toma nota de un fijo y llámame a él, que si no me voy a arruinar", bromea con su interlocutor.

La vida del científico de Moncófar podría ser como la de cualquier joven investigador actual. Licenciado en Ciencias Químicas por la Universidad de Valencia, Corma se doctoró en la Complutense de Madrid y realizó un postdoctorado de dos años en Canadá en la Queens University en Ontario, donde impartió clases.

Entonces recibió dos propuestas de parte de universidades canadienses: una, de Queens, y otra de McGill, en Montreal, así como una de empresa privada, pero decidió volver a España. Finalizó el curso y, tras aprobar las oposiciones del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, regresó a Valencia en 1990 donde montó lo que sería el Instituto de Tecnología Química, centro mixto de la Universitat Politècnica de València y del CSIC.

–¿Su caso demuestra que se puede investigar en España como en otros países?
–Desde luego ha mejorado muchísimo la investigación en nuestro país desde hace 40 años, quizá 35, pero también ha mejorado en todo el mundo. Y como no sigamos invirtiendo y empujando fuerte lo que sucederá es que iremos perdiendo competitividad. Eso es lo que ha estado pasando en los últimos años y es la desgracia que tenemos  ahora con el hecho de que muchos jóvenes bien formados no pueden desarrollar su trabajo aquí.

–¿Desde cuándo se ha percibido ese retroceso en la investigación?
–Normalmente en investigación cuando se produce una disminución de recursos, tanto de recursos humanos como de recursos materiales, el efecto no se nota inmediatamente. Hay un periodo de tres o cuatro o cinco años. Ahora empieza a notarse, claro que sí, y el problema es que para recuperar el ritmo va a ser más difícil. Ésa es la realidad.

–¿Le reclamaría al Gobierno más dinero para investigación?
–Sobre todo más planificación. Deberían tener una idea clara de la investigación y planificar a largo plazo.

–Ustedes fueron pioneros en Valencia con lo de los centros mixtos.
–Creo que Justo Nieto tuvo una gran visión. Los centros mixtos fueron visionarios. Fue visionario en muchos aspectos y también en éste.

–Aún así, se oyeron críticas desde determinados sectores universitarios.
–Quizá al principio, quizá, pero yo creo que la comunidad universitaria es inteligente y se dio cuenta en muy poco tiempo de que esto por lo menos era otro camino que valía la pena recorrer y en estos momentos nos sentimos perfectamente integrados y queridos dentro de la comunidad universitaria.

–¿Cree que ha podido hacer todo el trabajo que deseaba en España? ¿No ha sentido deseos de irse al extranjero?
–Lo que puedo decir es que aquí he podido desarrollar mi labor profesional al máximo nivel y he sido feliz.

–Ha sido doctor honoris causa por varias universidades extranjeras.
–No tantas. Entre españolas y extranjeras son nueve. Lo recuerdo porque son pocas. Utrecht, Delft, la universidad Técnica de Múnich y la de Bochum, la de Otawa, en España la UNED y las tres valencianas, que para mí es un gran honor. Lo que más me satisface es que he sido reconocido por las tres universidades valencianas.

–En la actualidad tiene más de 120 patentes. ¿En algún momento su trabajo ha tenido un impulso especial?
–No crea. Realmente no ha habido grandes saltos, mi carrera ha sido constante, continuada...

–¿Cómo utilizan las zeolitas?
–La empleamos para separar gases mediante absorción. Por ejemplo: si quieres quitar el CO2 del metano, ambos tienen diferente polaridad e incluso distinto tamaño. Tú puedes emplear un tamiz molecular para separarlos. Para reacciones químicas, esta misma capacidad de las zeolitas de poder separar moléculas por tamaños y formas, te permite seleccionar el reactivo en una mezcla de varios, el reactivo que tú quieres que penetres en los poros. Si después en los poros colocas ciertos activos, sólo la molécula que ha podido penetrar es la que reaccionará, con lo cual la reacción será mucho más selectiva hacia el producto que tú quieres. Pero eso no ocurre de forma natural. Tú tiene que sintetizar el material para que tenga el poro adecuado para que eso se produzca.

–Sus trabajos son fundamentales para el consumo de fósiles y el tratamiento del petróleo.
–En los próximos años vamos a seguir utilizándolos y es necesario seguir investigando si queremos que cada vez sean más eficientes, para que produciendo la misma energía consumamos menos cantidad. Y segundo, nos ayudan a eliminar cualquier traza contaminante. El CO2 no lo podemos eliminar pero sí otros productos nocivos.

–En cierto modo, con su trabajo contribuyen a reducir el calentamiento global y la contaminación.
–Creo que sí. Si utilizamos mejor las materias primas consumimos menos. Si son más eficientes las reacciones químicas que hacemos, seremos más eficientes.

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