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VALENCIA. Dice de él el escritor Rafael Solaz que como fotógrafo Joaquín Collado (Valencia, 1930) "es fundamental para entender la sociedad valenciana de los años sesenta a los ochenta". Con más de 35.000 imágenes contabilizadas, este antiguo empleado de banca, octogenario, está viviendo esta primavera un emotivo e intenso reconocimiento por parte de sus compañeros.

Solaz es el autor de una biografía que se incluirá en un libro sobre la obra completa de Collado. Sus promotores esperan poder publicarlo este año o, a más tardar, principios del que viene. Dicho volumen será el epílogo a toda una serie de actividades que se vienen celebrando durante todo el mes de mayo y se extenderán hasta mediados de junio y que están contribuyendo a sacar del anonimato a un fotógrafo único cuyas instantáneas, sostiene Solaz, se pueden considerar como "auténticos documentos antropológicos".

Este mismo lunes 19 de mayo se inaugura en el Ateneo Mercantil la segunda de las tres exposiciones sobre su obra que tendrán lugar en Valencia este mes. Se trata de Manifestaciones Religiosas. Ha tenido por comisaria a Pilar Sampedro y se podrá contemplar hasta el 6 de junio. En ella se reúnen algunas de las mejores imágenes que Collado ha captado de las fiestas de carácter sacro en la ciudad.

La primera muestra, Miradas, se inauguró el pasado día 6 en la sala que lleva su nombre en la sede de la Agrupación Fotográfica Valenciana (Agfoval), en la calle Beata de Valencia, y tuvo por comisario a José Gresa. Programada hasta el 12 de junio, se centra en la obsesión de Collado por la mirada. No en vano, como recuerda Solaz, hay una frase que el fotógrafo valenciano suele repetir y que es la que mejor le define: "Nada me interesa más que la mirada; en los ojos está todo".

Tras estas muestras, queda pendiente de inaugurar la del Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MuVIM), que con el título La Valencia olvidada abrirá sus puertas el próximo 30 de mayo. Esta reúne una selección de sus mejores trabajos, con imágenes de sus series sobre el Barrio Chino ("a la altura de la de Joan Colom en el Raval Barcelona" según Solaz), los gitanos de Nazaret, los niños en la Plaza de San Esteban o el Rastro cuando éste se hallaba en la plaza Nápoles y Sicilia.

La Valencia olvidada, que bajará el telón el 6 de julio, ha tenido por comisario a Luis Carrasco y es en sí un auténtico viaje a los años setenta, a una ciudad que ya no existe pero que está más cercana en el tiempo de lo que parece. Además de trasladar a los visitantes a esa época, ayudará a descubrir la esencia del trabajo de Collado, "puro reportaje" en palabras de los responsables del museo.

¿QUIÉN ES COLLADO? EL GRAN DESCONOCIDO

Aunque nunca se ha dedicado a la fotografía de forma profesional, la obra de Collado ha podido verse en ciudades españolas como Zaragoza, San Sebastián, Córdoba, Soria, Guadalajara, Almería, Cuenca o Madrid; francesas como Roubaix, Marlin, Valenciennes o Lille; e incluso en Hungría, en Szolnok. A lo largo de su trayectoria ha cosechado diversos premios y distinciones nacionales y sus trabajos han aparecido en revistas especializadas como Arte fotográfico, Diorama, La fotografía, así como en prensa diaria, principalmente valenciana, o en libros como Historia de la fotografía valenciana (1990), de José Vicente Aleixandre. La Confederación Española de Fotografía, el Ayuntamiento de Valencia, la Diputación, Agfoval, la Fundación Foto Colectania y diversas Sociedades Fotográficas de España poseen obra suya.

El porqué hasta ahora Collado continúa siendo uno de los grandes desconocidos de la fotografía en España tiene mucho que ver con su propia personalidad, discreta. Así lo cree Carrasco, que además de comisario de la exposición del MuVIM es el coordinador general de todo el calendario de actividades.

En este sentido recuerda que "Collado ha dedicado su vida a Agfoval [ha sido su Secretario durante casi veinticinco años, desde 1991 hasta 2007, presidente y ahora es vicepresidente] y a la fotografía en Valencia más que a su obra propia y a promocionarse él mismo". Carrasco también cree que "Valencia nunca ha alcanzado los niveles de difusión y encumbramiento de sus artistas como se ha hecho en Madrid o Barcelona". "Por eso queremos poner en valor su obra; para que esté en el lugar que merece", añade.

¿Y qué es lo que la hace tan especial? Carrasco lo tiene claro. "Collado captura ‘gestos normales, de gente normal, en situaciones normales' como decía Robert Doisneau; esa sencillez y normalidad hace que sus reportajes tengan una gran carga de humanismo. La figura humana siempre está presente en sus fotografías y lo hace sin agresividad, sin invadir los espacios. Esa sencillez y humanismo captura a todo el que ve su obra".

ELOGIO Y REIVINDICACIÓN DE SU OBRA

La reivindicación de Collado, al que desde Railowsky comparan con Gabriel Cualladó, José Miguel de Miguel, Francisco Moltó o Francesc Jarque, comenzó a principios de siglo. En enero de 2002 este espacio expuso sus fotografías del Barrio Chino de Valencia y varias de estas piezas fueron adquiridas después por la prestigiosa Fundación Foto Colectania de Barcelona y más tarde publicadas en el libro La Valencia Prohibida de Solaz (2005). Posteriormente en octubre de 2009 el Ayuntamiento de Valencia le dedicó una retrospectiva en las Atarazanas.

Pero, a diferencia de otras ocasiones, esta vez el reconocimiento es múltiple. Viene de muchos lados. Parte de Agfoval, cierto, pero ha sido apoyado por instituciones tan dispares como la Diputación de Valencia o la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. Sin ir más lejos, el pasado día 8, acompañado de su esposa Aurora y de su familia y amigos, Collado asistió en el Museo San Pio V a la presentación de las actividades de lo que se ha denominado ‘Un mes con Collado', aunque dura mes y medio. Y el encargado de la inauguración fue el presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, Romà de la Calle, quien aseguró que con este acto se reconocía a "una figura extraordinaria de la ciudad de Valencia, un hito".

La semana pasada tuvo lugar un acto coordinado por Manuel Marzal en el Circulo de Bellas Artes. Marzal también es el coordinador de otro encuentro que está previsto que se celebre este martes en el Colegio Mayor Doctor Pesset, que pertenece a la Universitat de València, y del último del amplio programa de actos que se celebrará el 19 de junio en el MuVIM bajo el explícito título ‘Soy Collado; estas son mis fotografías', y en el que el fotógrafo responderá a las preguntas de varios especialistas entre los que se encontrarán Solaz y Carrasco. Hasta el centro comercial Nuevo Centro ha programado un acto que tendrá lugar el jueves 12 de junio.

También habrá tiempo para conocer el trabajo de Collado en persona. Este domingo 25 se celebrará un evento especial coordinado por Carrasco, Fotografiar con Collado las fotos de Collado, en el que el propio artista hará un recorrido por los cuatro espacios emblemáticos de su trabajo: la plaza de San Esteban, la plaza de Nápoles y Sicilia, el Mercado y, cómo no, el Barrio Chino. Y el 7 y el 28 de junio, Collado en persona realizará visitas guiadas a su exposición en el MuVIM.

En ellas quizás explicará cómo realizaba las fotografías en el Barrio Chino, sus trucos para ganarse a los gitanos de Nazaret, cómo elegía sus encuadres, que como dice Carrasco "te meten en la propia escena fotografiada y te hacen partícipe de ella", o cómo capturaba las miradas, posiblemente el rasgo que mejor define su obra.

La mirada desafiante de un adolescente en la Valencia de los sesenta, observado a su vez con admiración por un amigo; la indiferente de una prostituta del Barrio Chino mientras escucha a un cliente; la de un anciano, cerca de la muerte, a un niño; todas ellas, gracias a su trabajo, han dejado de ser un instante para convertirse en testimonio un tiempo que ya no volverá. Ése posiblemente sea el gran don de Collado, un talento que ahora comienza a valorarse en su justa medida.