VALENCIA. Formado en el CDT de Valencia, en Londres y en el restaurante submarino del Oceonográfic y otros en la ciudad, Carlos quiso hace poco más de un año abrir su propio restaurante. Un pequeño local, situado en la burguesa Calle Comedias, le sedujo, y a pesar de su reducido tamaño y de los consejos de sus amigos se tiró a la piscina y puso en marcha Mood Food.
¿Porque Mood Food? Carlos conoce esta forma de entender la alimentación, que incide claramente en nuestro estado de ánimo y busca la felicidad del comensal por encima de todo. Recetas que nos ayudan a vivir mejor. Teorías al fin y al cabo, pero que le sirvieron para poner nombre a su proyecto.
No más de 20 metros cuadrados, una barra, una pequeña cocina tras ella: dos fuegos, una brasa, un grill, un micro y ¡a cocinar! Dieciséis sillas entre las cuatro mesas y la barra. Todos los días lleno con varios turnos, les recomiendo reservar asiento con un par de días de antelación. Vecinos del barrio, extranjeros que visitan la ciudad y que disfrutan de una cocina casi en directo y algún trajeado amante de la carne roja.
Desde luego Mood Food es un lugar fuera del circuito gastro habitual y sobre todo un lugar en el que se come muy bien. Carlos sale todas las mañanas y recorre el cercano Mercado Central cargando su moto con los productos más frescos que cocinará a lo largo del día en su guarida.
En Mood Food todo es fresco, todo es del día, no hay espacio para cámaras, ni para grandes almacenajes. Carlos ha hecho de la necesidad una virtud. No tener espacio para guardar le obliga a comprar a diario.
No es que me crea mucho los rankings tipo Tripadvisor, su falta de transparencia no me convence. Pero en cualquier caso Mood Food ha estado a la cabeza de los restaurantes valencianos en varias ocasiones y en al actualidad se encuentra en el puesto quinto con 121 buenas opiniones. En general todos buscamos nuevos lugares, frescos, lejos de las marcas y en donde poder comer cosas distintas y ver gente nueva. Mood es ese lugar en el que pasar una buena experiencia.
Creo que, como modelo de negocio, Mood Food no está nada mal. Dos cocineros tras la barra que también hacen de camareros, comida comprada a diario según reservas, limitando al máximo las sobras. Abierto al mundo de los turistas, y a sus tempraneros horarios para comer y cenar, lo que le permite doblar maximizar las escasas plazas del restaurante.
Y además, todo esto, a precios super ajustados. Trabajando a destajo diariamente y seguro que preparando el salto a algún proyecto más ambicioso. Se nota profesionalidad y honestidad en el trabajo. Buscando la satisfacción del cliente por encima de todo, siendo muy generosos en las cantidades, ofrecen medias raciones de la mayoría de los platos, y con un trato cariñoso. Todo este ambiente familiar hace olvidar las incomodidades de un local tan pequeño con la cocina abierta o lo reducido de los baños.
Todos los días un menú muy interesante con un par de entradas al centro, por ejemplo, clochinas y tacos mexicanos, y un plato principal, arroz o pescado. Les recomiendo encarecidamente los arroces. Los bordan, hechos con mimo al momento, me recuerdan mucho a los de su amigo Alejandro Platero de Mulandara (aprendieron juntos a hacerlos). Todo por 15 euros.
Fuera del menú ya empieza a ser famoso en la city su steak tartare, quizá con algo de exceso de aliño para mi gusto, pero recomendable en cualquier caso y de una generosa cantidad por 13,5 euros. Carlos tiene muy buena carne roja que trae de una pequeña carnicería del barrio de Ruzafa, Carnicería Ramón. Un buen trozo de carne cocinado sobre su pequeña brasa es una muy buena opción para comer o cenar. Ojo también a sus hamburguesas de buey.
Ha sabido confeccionar una carta inteligentemente sencilla en la que muy pocos platos pueden dar gusto a todo tipo de clientes. Cada día ofrecen productos de temporada fuera de carta. Platos de tradición española como las tostadas de sardinas ahumadas o los elaborados con cerdo ibérico, revuelto ibérico o presa ibérica. Y platos con vocación viajera como ceviches, tataki de atún o gambas con salsa Tahi. Dos ensaladas y verduras a la brasa completan esta sencilla oferta.
Cuatro postres muy dulces para los más golosos -no es mi caso- ponen el punto final a este ligero viaje por el mundo gastro: brownie, lemon pie, apfle strudel y espuma de queso con frutos rojos.
Les recomiendo comer en la barra y así poder charlar con Carlos mientras comen además de disfrutar de ver cómo con un orden milimétrico consiguen producir tantos platos en tan poco espacio, digno de ver. Desde luego Mood Food es un restaurante para visitar solo, en pareja o máximo con cuatro amigos. Las mesas grandes no son posibles, ¿otro encanto del lugar?
· Mood Food Restaurant
C/ Comedias, 5, 46003 Valencia, España
+(34) 963 154 890
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