VALENCIA. Adiós a los grandes edificios. Adiós a las grandes construcciones. Adiós a los sueños de grandeza. El horizonte para los cinco próximos años es plano, como una amplia meseta. En la Comunidad Valenciana no se levantarán más grandes edificios públicos. Se han acabado los proyectos arquitectónicos de renombre. El tiempo de los grandes arquitectos ha pasado y el Consell ya ha dado sentencia de muerte al menos a cinco de ellos, a un sexto se la espera dar en breve... y sólo se confía en que se haga uno, la ampliación del IVAM.
Algunos nacieron condenados a desaparecer, como es el caso del teatro griego al aire libre Alfa Hélix del arquitecto Manos Perrakis que se iba a instalar en Sagunto. La construcción, que tenía que haber estado terminada hace una década, por cuya redacción del proyecto y maqueta se llegaron a pagar 600.000 euros, ha sido desestimada. Los planos tirados a la basura. La maqueta misma, que se exhibió con toda pompa en una edición de Arco, está desaparecida. Iba a costar seis millones de euros.
Al Centre de Convencions de Castelló que le encargaron a Santiago Calatrava el ex presidente Camps y el ex presidente de la Diputación de Carlos Fabra, se le da igualmente por muerto. Tras pagar 2,7 millones de euros por el proyecto, la Generalitat ha decidido tirar al mar la llave del cajón donde se guardaron los planos. Su presupuesto inicial de 100 millones de euros se considera inviable.
Lo mismo sucede con la Ciudad de las Lenguas diseñada por el barcelonés Carlos Ferrater, que iba a costar 215 millones de euros, 80 pagados por la administración y 135 millones por los inversores privados. El Ayuntamiento de Castellón intenta relanzar el proyecto pero desde la Generalitat se ve poco menos que una "fantasía", según la describieron este domingo fuentes consultadas.
DE GERHY A GARCÍA ABRIL PASANDO POR EL INEVITABLE CALATRAVA
Más nombres propios. Frank Gerhy, flamante Premio Príncipe de Asturias en la categoría de Arte, fue requerido en 2008 por el entonces conseller de Educación y Cultura, Alejandro Font de Mora, para que diseñara el edificio del rectorado de la Universidad Internacional Valenciana (VIU en inglés) en Castellón.
Font de Mora dio incluso un plazo y aseguró que estaría terminado aproximadamente en 2014. Incluso se mantuvo una reunión con el entonces alcalde de Castellón, Alberto Fabra, actual presidente de la Generalitat, y dos representantes del gabinete de arquitectura de Gehry, David Nam y Brian Ammoth. Al final no ha habido ni presupuesto conocido.
Las desapariciones también afectan a la capital. De hecho, la ciudad de Valencia es la que ha perdido las dos propuestas más ambiciosas, las famosas Tres Torres de Calatrava, que iban a costar 450 millones de euros, y el gigantesco edificio de la Berklee College en Valencia, la Torre de la Música, que iba a costar 95 millones y de la cual se llegó a colocar hasta la primera piedra, el 16 de octubre de 2008, en un acto para el que se contrató una carpa y un catering para más de medio millar de invitados, con espectáculos musicales y toda clase de comodidades.
Diseñada por Antón García Abril, iba a tener 27 plantas de altura e iba a medir más de 100 metros. Incluso se llegó a hablar con los fundadores y entonces propietarios del FIB, los hermanos José y Miguel Morán, para organizar en una de sus terrazas un festival de música de corte ecologista todos los años. Cayó la Torre, cayó el festival, y hoy la Berklee se contenta y congratula con tener sitio en el Palau de les Arts, donde ha alquilado unos espacios que en su día iban a albergar tiendas de lujo y galerías de arte.
La suma de los presupuestos conocidos, 866 millones de euros, es el trecho que separa a estas quimeras de la realidad, un paso infranqueable para la administración valenciana que los ha abandonado de manera discreta pero firme. Desde hace dos años el mensaje que se ha mandado desde el Consell ha sido claro: todos están aparcados. La mayoría, se podría decir, muertos.
¿POR QUÉ LA AMPLIACIÓN DEL IVAM AÚN TIENE ESPERANZA?
De todos los grandes proyectos que lanzó la Generalitat en los últimos diez años, sólo queda uno en la recámara. Está congelado, "en el cajón" como gráficamente describen desde Cultura, pero "no se ha abandonado". "Eso sí, la consellera [María José Català] lo dijo muy claro: mientras quede un colegio por construir no pondremos dinero... pero si entra el Ministerio, será otro cantar", añaden las fuentes consultadas.
Y es que en este tramo final de legislatura el equipo de Català se ha tomado como un reto el intentar relanzar el IVAM desde los cimientos. Este martes se reúne el Consejo Rector para aprobar las bases definitivas del concurso internacional para el nuevo director del museo, así como los integrantes del comité de expertos que se encargarán de la selección.
En Cultura señalan esta fecha como la primera de un largo camino que tiene que conducir a que el IVAM vuelva a ser un museo de influencia nacional. Y para ello consideran imprescindible el concurso del Ministerio. Tienen un aliado en el subdirector general de Museos Estatales, Enrique Varela y cuentan con la presión que pueden ejercer en Madrid personalidades como Tomás Llorens.
Las visitas a Valencia de Varela dan fe de que el subdirector estatal es sensible a los problemas valencianos, y de que Català y su equipo han encontrado en él un interlocutor fiable. La intención es que, después de su colaboración en la búsqueda de un nuevo director, si las circunstancias económicas lo permiten, impulse que el Gobierno central colabore en llevar a cabo la ampliación, una obra cuyo presupuesto inicial era de 45 millones de euros, si bien se cree que ahora será menor. "Eso eran otros tiempos; hoy día seguro que cuesta menos", señalaban.
La propuesta de Kazuyo Sejima y de Ryue Nishizawa, del estudio SANAA, que obtuvo el León de Oro de la Bienal de Valencia, lleva once años en el dique seco y para este año, "con suerte", se harán las catas iniciales.
Desde Campanar insisten en que el proyecto no está paralizado y dan por seguro que "más tarde o más temprano" se hará porque responde a unas necesidades de espacio del museo y porque permitirá recuperar el barrio. Pero, eso sí, lo fían largo. "Como pronto, en cinco años", apuntan. Y es que la gran arquitectura o ha desaparecido o ha entrado a formar parte de planes quinquenales.
El IVAM no necesita ampliarse para ser de nuevo un museo de renombre. Lo que hace falta es simplemente mejorar su contenido. Así de fácil... no caigamos de nuevo en la misma trampa de cuanto más grande mejor...
Corección: Ferrater es barcelonés, no valenciano. Y de boca de una estudiante de arquitectura: GRACIAS A DIOS que no se aceptan más despropósitos en esta ciudad abarrotada de arquitecturas desmedidas y caricaturescas. Debemos llevar la arquitectura hacia una menor escala, de un modo más sostenible económicamente. Podríamos lograr una ciudad mejor.
Esperemos que el proyecto de Sanaa no se realice y se acabe de una vez con las políticas provincianas de "Guggenheims". En el cajón donde guardan el proyecto de "La piel" también está el proyecto de ampliación anterior al de Sanaa, mucho más riguroso museisticamente hablando, más respetuoso con el entorno histórico de Ciutat Vella, con el proyecto original de Emilio Jimenez-Carlos Salvadores y, sobre todo, muchísimo más económico. A ver si entran en razón de una vez, gestionan como es debido nuestros impuestos y se dejan de majaderías faraónicas. Es que no aprenden!
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