VALENCIA. La moda es una forma de expresión que empleamos para decirle al mundo quienes somos sin tener que mediar palabra. Resulta bastante cómodo, la verdad.
A veces únicamente nos sirve para dar unas pequeñas pistas y otras, en cambio, se convierte una auténtica declaración de intenciones. La moda, junto a nuestra actitud, forma parte de esa carta de presentación que damos sin necesidad de abrir la cartera.
La moda ayuda a definir nuestra personalidad, incluso la de aquellos que han llegado a este artículo por error y que se toman demasiado en serio como para preocuparse por lo que se pondrán.
La moda también habla por ellos a través de sus camisetas descuidadas y suéters de temporadas pasadas. Nada ocurre -tampoco aquí- por casualidad.
"El hábito no hace al monje" Muchos habrán pensando en ese refrán para dar al traste de un plumazo con mi argumentación. Probablemente sean los mismos de antes, si es que han continuado leyendo. Buen intento.
El hábito no hace el monje pero... ayuda a distinguirlo. Y es que siempre hay un pero para todo, ya saben. De eso justo va la moda. De distinguirnos del resto, de sentir que, de algún modo, la ropa que llevamos expresa nuestra forma de ser y nos define.
Las firmas de moda cuentan con una serie de referentes y conceptos que las caracterizan y subyacen al cambio de tendencias de cada temporada y perduran al paso del tiempo y los vaivenes de directores creativos.
Las distintas casas de moda podrían explicarse a través de un prototipo de mujer que va más allá de cualquier ideal de belleza y constituye la esencia de la marca.
La mujer Prada, la mujer Dior, la mujer Valentino... todas ellas son diferentes. No es ninguna casualidad que las clientas se decanten por una u otra. El estilo de cada firma conecta con un tipo de mujer distinto. ¿Y tú, de quién eres?
PRADA
La mujer Prada no soporta la obviedad y por ello disfruta con los contrastes más inesperados. Femenidad y pragmatismo. Buscará sin descanso distinguirse del resto huyendo de las tendencias aunque esto suponga convertirse en una incomprendida. Le sobra actitud y personalidad para soportar ser el centro de todas las miradas.
Una intelectual con la dosis necesaria de frivolidad. Podremos encontrarla visitando una exposición de pintura o en el cine viendo la última película de Wes Anderson.
Defenderá siempre su fidelidad por la firma italiana al grito de "Prada o Nada"
DIOR
La mujer Dior es femenina y busca, ante todo, la elegancia. No puede evitar ser clásica a pesar del punto de vanguardia que ha introducido Raff Simons.
Come macarons, admira el estilo de Sarah Jessica Parker y Paris le parece el destino más romántico del mundo. Le gusta el lujo, para que engañarnos.
Su color es el rosa, disfruta con la música pop y no se cansa de ver la película de Maria Antonieta.
SAINT LAURENT
Rock, clavícula y tacón. La mujer Saint Laurent mueve su cuerpo filiforme al ritmo de Patti Smith o Marilyn Manson. Es joven -anque no lo sea- porque como las estrellas de Rock, siempre será joven de espíritu.
La mujer Saint Laurent vive de noche y no será difícil cruzarse con ella en un concierto o bailando hasta el amanecer en algún club de aspecto estudiadamente decadente.
Kate Moss es su referente de estilo y, posiblemente, sepa divertirse tanto como ella.
Su color fetiche es el negro y no soporta las cursilerías.
CÉLINE
Femenina, moderna y, sobre todo, minimalista. Le gusta el arte más conceptual y la arquitectura. La mujer Céline es tan cultureta como burguesa pero nunca admitirá ser ninguna de estas dos cosas.
Su estación preferida es el invierno para poder envolverse en enormes abrigos de líneas rectas.
Es una mujer seria y ordenada. Su mundo es pura matemática y huye de cualquier tipo de artificio.
VALENTINO
La delicadeza de una ninfa, la quintaesencia de la feminidad. La mujer Valentino combina la dulzura con un punto de misterio. Tímida y discreta sabe valorar los detalles y disfruta de la moda.
Adora el cine clásico italiano y la fotografía. Su destino predilecto no podría ser otro que Roma.
CHANEL
La mujer Chanel sueña con ser francesa. Adora el estilo de las parisinas y todos sus clichés.
Para ella, Chanel ha sido siempre la moda en mayúsculas.
Ha visto todas las películas de la Nouvelle Vague y tiene un disco de Lilly Allen. Le encanta el estilo de Audrey Tatou. La mujer Chanel es una "niña bien" un poco snob.
Sería fácil tropezarse con ella paseando por el madrileño barrio de Salamanca con su 2.55 colgado al hombro.
MAISON MARTIN MARGIELA
La mujer Margiela es una excéntrica y una intelectual. Tan inteligente que es capaz de reirse de sí misma y no tomarse la moda demasiado en serio.
Su único objetivo es ir siempre un paso por delante del resto. Y, a pesar de todo esto, es una persona tímida que no dudaría en ocultarse bajo uno de esos maravillosos pasamontañas de flores.
Le apasiona el diseño en cualquiera de sus formas de expresión. Es galerista de arte, artista o decoradora. Solamente ve películas en versión original, a ser posible japonesas.
ROBERTO CAVALLI
Pasar desapercibida no entró nunca dentro de sus planes. Le gustan los dorados, el leopardo y todo lo que brille. Marca curvas sin pudor y el exceso nunca fue para ella un inconveniente.
Es fácil encontrarla en Marbella o Benidorm trabajando su bronceado eterno. Una mujer extrovertida que disfruta de los placeres más terrenales de la vida.
Es muy posible que la veamos pasear cogida de la mano de la mano de un futbolista.
ZARA
La mujer Zara, para que engañarnos, somos todas. Un cóctel perfecto que reúne lo mejor de todas las demás mujeres aunque no esté preparado con la receta original, ya me entienden.
La mujer Zara necesita darle su toque personal para que no la confundan con todas las demás mujeres Zara, que son multitud.
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