LONDRES. Reza el diccionario de la Real Academia Española que improvisar es "hacer algo de pronto, sin estudio ni preparación". Pero los profesionales de las tablas difieren de esta definición cuando se aplica a su trabajo. "Yo lo entiendo como un bol donde puedes poner todos los ingredientes que quieras, canto, baile, expresión corporal, arte dramático... La formación ha de ser muy global, y cuanto más cultivado estés, menos son las posibilidades de quedarse en blanco", explica Miguel Moraga, que junto a Javier González, forjó en 2003 una de las compañías punteras en esta modalidad escénica, Teatro Instantáneo.
En paralelo a sus actuaciones, el creador puso en marcha en 2007 la Escuela de Impro, un centro en Valencia donde se imparten técnicas de improvisación teatral a aficionados y a gente del oficio y que se ha ramificado en la productora Spontan, formado por los alumnos más destacados.
El próximo 2 de mayo la Sala Carolina programa Retales, donde el equipo de Spontan se inspira en el mundo de costura para ir hilando un montaje a partir de fragmentos de historias aportadas por los espectadores, y los días 23 y 24 de mayo, el Teatre Flumen retoma Impro V.2 al cubo, un montaje de Teatro Instantáneo que ya ha sido visto por más de 25.000 personas y con el que Moraga y su compañero, Jesús F. Manzano, suman ya cinco temporadas en Valencia y han dado el salto de pequeños bares a eminentes teatros, como el Compac Gran Vía y el Alcalá de Madrid, el Teatro Quintero de Sevilla y el Teatreneu de Barcelona.
Cada una de sus funciones es única, pero no se limita a un chispazo de frescura, puesto que quienes lo practican se han preparado en técnicas diversas para nutrir y depurar su espontaneidad. Ahí entran la escucha activa del público, el olfato para detectar el germen de un relato y la capacidad para desarrollar una historia de principio a fin.
Hace décadas que en EE.UU. se ha respaldado esta corriente, con el salto de actores de la talla de Robbie Williams o Whoopi Goldberg del teatro espontáneo al audiovisual.
"La improvisación otorga una soltura, una forma de afrontar las situaciones y de desarrollar el ingenio bastante diferentes a la formación habitual en arte dramático", subraya Moraga, quien destaca que en España empieza a dar sus frutos, con casos como el de Manzano, guionista de El Hormiguero, Ana Morgade, protagonista de la serie de Antena 3 Con el culo al aire y presentadora del espacio de La Sexta Zapeando, o Dani Rovira, que se prepara para protagonizar la secuela de la película española más vista de la historia, Ocho apellidos vascos.
MACEDONIA DE PAISES
Los formadores valencianos han tendido lazos con Italia que han desembocado en encuentros anuales entre ambos países, con acuerdos de colaboración con la asociación nacional Improteatro.it.
No es el único intercambio establecido por Moraga con el exterior. Ya en 2005 estrenó una adaptación del formato francés Catch de Impro, un duelo de improvisación en el interior de un ring que emula los modos y vestuarios del pressing catch. En el cuadrilátero, dos parejas de improvisadores tematizados y disfrazados como especialistas de la lucha libre se enfrentan en presencia de un árbitro. La fórmula se ha difundido hoy día por el territorio nacional y gran parte de Sudamérica. En especial ha arraigado en México, donde se llenan estadios de deporte.
El idioma no es un handicap en la difusión de esta práctica teatral. Moraga recuerda un trabajo desarrollado en Italia junto a otros 11 improvisadores que interactuaban en sus respectivas lenguas maternas. "Para defender esta locura hizo falta mucho bagaje, creatividad e ingenio, pero con trabajo corporal, sinergia y emociones, al final el público entendió lo que les pretendíamos transmitir".
En opinión del intérprete, la forma de improvisar tiene que ver con la idiosincrasia del país de origen. Los italianos transpiran commedia dell'arte, "son muy cómicos y bufonescos", mientras que los franceses tienen reminiscencias del clown, "son muy payasos y suelen interpretar roles de perdedor", y los españoles guardan el poso de la picaresca, "como el Lazarillo de Tormes tenemos mucho ingenio, jugamos con la palabra y con lo inesperado".
Ignacio López, uno de los tres socios fundadores de Impromadrid, completa el retrato robot del improvisador patrio añadiendo la fisicidad como un rasgo propio de estos lares. No por casualidad, el lema con el que se presentan en su web es la cita de Ottis Redding: "¡La acción habla más alto que las palabras!".
COMO MÚSICOS DE JAZZ
La compañía que lidera junto a Ignacio Soriano y Jorge Rueda suma más de 15 años volcada en la investigación de técnicas teatrales. Los objetivos que persiguen son "difundir sus conocimientos y hallazgos a través de talleres y cursos y, sobre todo, crear espectáculos frescos y originales en los que los actores crean, sin guión previo y ante los ojos del público, piezas de teatro únicas e irrepetibles".
En su periplo escénico también han pisado las tablas de otros rincones del mundo y, como en el caso de sus colegas valencianos, con gran satisfacción. En su opinión, junto a la danza y la música, es el único espectáculo en directo donde el trabajo fluye sin necesidad de que los artistas se conozcan previamente. "Cuando nos juntamos improvisadores que hablamos idiomas distintos somos como músicos de jazz, tocamos todos los instrumentos y creamos una buena melodía, el léxico resultante es brutal".
No obstante, Ignacio López considera que el número perfecto de actores sobre un escenario es de dos a tres. Y aunque disfruta de los solos, porque en el teatro no sólo creas con la voz, "sino también con el cuerpo, la iluminación y el espacio escénico", lo cierto es que en ocasiones le resulta "aburrido" verse a solas frente al público.
Impromadrid visitará Milán en julio y México en diciembre, y para el año próximo en el que celebran cinco lustros desde el estreno de su primer espectáculo oficial, Chup Suey, ganador del Certamen Jóvenes Creadores en 2002 y del Premio del Público en la 24 edición de la Fira de Teatre de Tárrega, están pergeñando un nuevo montaje y un convenio europeo con varias compañías del continente para compartir formas de trabajar y articular una coproducción.
El trío citado son los creadores y productores del Festival Internacional de Improvisación Teatral de Madrid (FESTIM), el único certamen internacional de improvisación de España y uno de los más importantes del mundo. López se muestra orgulloso de haber ayudado a la difusión del teatro de improvisación en España. "Poco a poco hemos ido creando escuela. Antes no había nadie en Madrid y ahora mismo hay de seis a ocho espectáculos de impro en cartel".
Una señal de que la disciplina va hallando su camino es el hecho de que en la promoción de la Noche de los teatros en la capital española se aluda a contenidos de teatro, circo e improvisación.
La meta actual para el intérprete afincado en Madrid es la defensa de la seriedad de su trabajo. "La impro se suele vincular a algo gracioso, leve, y hemos de decidir si queremos hacer algo más teatral, contar cosas, o seguir con la comedia".
PRIMERO FUE 'IMPREBÍS'
Hace años que el combo formado por Santiago Sánchez, Carles Castillo y Carles Montoliu se respondió a esa pregunta. La compañía que dirigen fue pionera en estas lides en 1994 con el estreno de Imprebís. Desde entonces, se han atrevido a desarrollar en sus sucesivas entregas las claves del trabajo de referentes de la escena como Tennesse Williams, con improvisaciones, en este caso particular, donde afloraban problemas familiares, de soledad y con el alcohol.
Sánchez recuerda, en concreto, la anécdota de un instituto que acudió a una función de Imprebís donde se hicieron eco del trabajo de Samuel Becket, "con una reflexión del cuerpo como objeto, la presencia de alguien que mira y alguien que valora, la pérdida del hambre y la anorexia". Días después, recibieron una carta del profesor donde les agradecía su propuesta. Esa semana los alumnos habían agotado en la biblioteca los tres ejemplares de Esperando a Godot.
"La improvisación teatral se está deslizando en la actualidad hacia un humor simple, directo, y a veces banal, pero en sus orígenes existía la aspiración de buscar una escritura teatral en vivo, hacer una forma teatral nueva", recuerda Santiago Sánchez.
La conexión del grupo con este género se remonta a los ochenta, década en que la compañía recibió formación a cargo de Berty Tovías, especialista en la pedagogía de Jacques Lecoq. En esa década, Santiago también pudo observar cómo Albert Boadella se servía de la improvisación como una herramienta para trabajar sus espectáculos. Pero fue una visita en 1989 a Le Bataclan de París, lo que les abriría los ojos y les impulsaría a entrar en contacto con el responsable de formación de la Liga de Improvisación Francesa, Michel López. En 1993, el galo presentó en Aviñón un espectáculo experimental llamado Improvizafond, que en su versión española recibiría el nombre de Imprebís.
¡USTED NUNCA SABRÁ QUÉ VA A VER! ¡ELLOS TAMPOCO SABEN QUÉ VAN A HACER!
El éxito del montaje fue tan descomunal, con tres temporadas en Barcelona y nueve en Madrid, que el trío decidió hacer un parón para no ser víctimas del éxito. Así, la compañía rebautizó su nombre originario L'Om, en homenaje al olmo centenario de Picassent, con el añadido de Imprebís, y buscaron una línea nueva de creación que les llevó a las antípodas del teatro de improvisación, Galileo, de Bertolt Brecht. A esta pieza le seguirían otros espectáculos de texto de grandes autores clásicos y contemporáneos, como En la soledad de los campos de algodón, de Bernard-Marie Koltés, Quijote o Don Juan Tenorio.
"Ha sido muy sano compaginar ambas líneas, la colaboración con otra gente, como en el caso de nuestra coproducción junto a Yllana, Monthy Python, los mejores sketches, y los viajes que en los últimos años hemos realizado a África, que nos han hecho crecer", enumera Santiago Sánchez.
En un trabajo enriquecedor de ida y vuelta, las obras de Cervantes y Zorrilla se veían insufladas del contacto visceral y directo con el público que la compañía había aprendido de su trayectoria en la liga impro, e Imprebís se enriquecía del poso del teatro de texto y las visitas al continente negro.
"A veces, los trabajos de improvisación parecen espectáculos muy comerciales, pero hay un gran esfuerzo de investigación, de hecho ya existen dos tesis doctorales que recogen el trabajo que se ha desarrollado en España", completa Sánchez.
Durante todos estos años han recurrido en su búsqueda a periodistas, escritores e incluso bailarines, como cuando en 1996, y coincidiendo con la concesión del Premio Nacional de Danza, colaboraron con Cesc Gelabert.
En vísperas del 20 aniversario de su obra seminal, sus tres protagonistas preparan una vuelta de tuerca para 2015, para la que pretenden poner en cuestión el trabajo de los medios de comunicación. En concreto de qué manera se titula, por qué hay noticias que están en la portada y otras se quedan perdidas en las últimas páginas.
Y es que, L'Om Imprebís lleva a pies juntillas el lema que les impulsó a poner en marcha esta aventura, "la improvisación consiste en vivir sincera e intensamente el momento presente".
Y en Valencia está empezando su inmersión el teatro playbak, una modalidad de improvisación aplicada que bebe del teatro del oprimido y el psicodrama. Si queréis ver una sesión el próximo viernes 16 de mayo, en la sala espacio inestable, lo podéis hacer.
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