VALENCIA. Keanu Reeves conoció a Tiger Hu Chen en el rodaje de Matrix. Ahí surgió el amor y la idea de un negocio redondo. Porque el producto de los hermanos Wachowski fue todo un exitazo que provocó su conversión en una insoportable trilogía, con dos secuelas, Matrix Reloaded y Matrix Revolutions, que constituyen uno de los espectáculos más pedantes que nos ha regalado el cine mainstream contemporáneo. Ahí queda para los anales la secuencia de los habitantes de Sion recibiendo la noticia de su extinción con una fiesta rave.
Con momentos así, no es de extrañar que la trilogía se convirtiese de inmediato en un clásico, en el DVD que todo pequeñoburgués usaba para alardear de la potencia del home cinema instalado gracias al préstamo hipotecario que completaba la compra del apartamento a cincuenta años. El despliegue de disparos, explosiones, sonidos de helicópteros, patadas a cámara lenta y atletas esquivando balas se sumergía en una historia absurda con videntes, arquitectos del universo y salvadores de la humanidad que no paraban de soltar pensamientos filosóficos a la altura de los libros de Paulo Coelho.
Keanu Reeves se convirtió en el nuevo héroe para toda esa generación que cree que el cine clásico empieza con La guerra de las galaxias. Una generación cuyos referentes del cine oriental son Bruce Lee y John Woo y que ha crecido fascinándose con la estupidez del cine reaganiano de los años 80.
Por eso, cuando llegan productos como la trilogía Matrix, su elevación a los altares es instantánea, porque combina esa exaltación del cine violento con la música más descerebrada y unos guiones construidos a partir de frases filosóficas de sobrecillos de azúcar. De este modo es como se abona el terreno para que lleguen Amaral, Vetusta Morla y Agustín Fernández Mallo dispuestos a forrarse gracias a la presencia de un público tan paleto como encantado de haberse conocido.
Este fenómeno se completa con una estrategia igual de conservadora, la industria de la nostalgia. En cuanto pasa un cierto tiempo, cada vez menor, se activa el mecanismo industrial para vender una y otra vez los mismos productos. Así, 15 años después del estreno del primer Matrix, Keanu Reeves ha intentado reeditar el éxito jugando esa baza de la nostalgia y recuperando, para ello, su romance con Tiger Hu Chen, labrado a base de horas de gimnasio para coreografiar el rosario de patadas voladoras y posturas de grulla pseudo-oriental.
El resultado de este homenaje al mundo Matrix es El poder del Tai Chi, una de las películas más ridículas de los últimos años. En ella, Tiger es un chino que se dedica al reparto en motocicleta por Pekín. Es un trabajo precario y, para relajarse, tiene un maestro en un templo que le enseña tai chi, una filosofía de paz, amor y comunión con la naturaleza que sirve para desarrollar técnicas de combate a muerte. La mejor manera de conseguir la paz, según esta filosofía estilo Karate Kid, es ser el más fuerte, el más ágil y el que mejores patadas propina en los genitales del rival.
Como Tiger está insatisfecho con su vida, aparece un malo en la historia, Donaka (Keanu Reeves), que pretende llevarle al lado oscuro de la fuerza. Donaka le dice a Tiger que se puede convertir en una estrella de las peleas en la televisión por cable, y ese paso a la fuerza tenebrosa se completará cuando remate a un contrincante en una emisión en directo. Tiger se deja seducir pero no por él, sino por su maestro porque necesita el dinero para rehabilitar ese templo que sirve para enseñanzas tan espirituales y elevadas.
Todo esto no es más que una excusa para una sucesión de peleas y saltos que revisa las constantes narrativas de Star Wars, Matrix y Operación Dragón, es decir, de lo mejorcito que nos ha dado el cine. Al igual que sus predecesoras, El poder del Tai Chi es una lección de cine para parvulitos, una ristra de obviedades que se presentan como grandes y trascendentales simbolismos, como el vuelo de las palomas en las películas de John Woo. Aquí, por ejemplo, tenemos al malo que va siempre vestido de negro frente a Tiger, el pobre desgraciado que termina redimido por el amor.
Si no bastara con ello, también tenemos todos los tópicos de las películas de artes marciales, con diálogos que parecen construidos por los mismos párvulos. Al final del film, cuando Tiger no sabe qué hacer, si seguir el camino virtuoso de su maestro (consistente en pelear con reflexión) o el del Lado Oscuro (pelear también con reflexión pero con dinero), Donaka intenta convencerle con frases propias de Shakespeare: "Matar o morir, Tigre. Eso es lo que queremos. Eso es lo que quiero". No obstante, Tiger poner cara de no entender gran cosa porque representa al espectador que disfrutará con esta película, a ese ingenuo de gran corazón y escasa cultura.
La cinta costó 25 millones y suponía una estrategia para conquistar el mercado chino. Por eso Keanu Reeves construyó una historia promocional que se ha dedicado a vender en todas las entrevistas en los medios de comunicación. La historia reza que siempre ha admirado a Tiger porque él trabajó de doble en la trilogía de Matrix. En la película también han participado coreógrafos que estuvieron en Matrix y se ha intentado trasladar esa estética Matrix. Aquí no hay personas esquivando balas pero sí tenemos a Tiger derrotando a Donaka con todo un señor kame kame.
Con todo, los esfuerzos promocionales de Keanu Reeves no han podido evitar el batacazo en taquilla tanto en Estados Unidos como en China. Los negocios no siempre salen bien. Menos mal que existe España, ese país donde los emprendedores se quedan con los beneficios y socializan las pérdidas.
Por eso, tendremos la película del tai chi inundando las salas españolas este fin de semana, cuando la película ya hace tiempo que se editó en DVD en Estados Unidos. Son las cosas del libre mercado, que permite siempre la igualdad de oportunidades para los mejores.
Ficha técnicaEl poder del Tai Chi (Man of Tai Chi)
EE.UU. / China, 2013, 105'
Director: Keanu Reeves
Intérpretes: Keanu Reeves, Tiger Hu Chen, Karen Mok
Sinopsis: El Tigre es un repartidor que va en moto por Pekín. En sus ratos libres, se dedica a aprender la pacífica filosofía oriental para ser experto en combates a muerte. Un empresario decide ficharlo para que sea la estrella del circuito de peleas.
Me gusta la pelicula y que a quien no le guste que no la vea
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.