MADRID (EP). Investigadores del Instituto de la Salud Infantil del University College de Londres, en Reino Unido, han visto que la actividad física que llevan a cabo las madres está directamente relacionada con la de sus hijos, según los resultados que publica la revista 'Pediatrics'.
La autora, Kathryn Hesketh, realizó su estudio cuando trabajaba en la Universidad de Cambridge y el objetivo era analizar la importancia de seguir haciendo ejercicio en la edad adulta, una práctica que muchas mujeres abandonan cuando tienen hijos, y cómo esto podía repercutir en el desarrollo de una vida saludable de sus hijos. Sobre todo, reconocían los investigadores, después de que los estudios previos no hubieran mostrado una evidencia clara de esta relación.
En este caso, se utilizaron datos de 554 niños de cuatro años y de sus madres que formaban parte del Estudio de Mujeres de Southampton, en el que todos los participantes llevaban unos dispositivos para seguir sus movimientos entre 14 y 15 horas diarias durante una semana.
Entre los niños, los resultados mostraron como, de media, pasaban unas cinco horas diarias sentados o parados, unas ocho horas las dedicaban a tener una actividad física leve como caminar, y en torno a una hora ya era destinada a una actividad física más intensa, como correr.
Y entre las madres, alrededor de una hora la pasaban de pie o sentadas, mientras que otras siete las dedicaban a tener una actividad física de moderada a intensa.
Al comparar los datos, vieron como las madres más activas solían tener también hijos más activos, una relación que era más intensa en función del peso, del tiempo que pasaban en el colegio, del nivel educativo de la madre y de la hora del día y de la semana en que se producía el ejercicio.
Hesketh dice que conocer los factores que influyen en la relación entre la madre y la actividad física del niño pueden ayudar a los investigadores a desarrollar programas para aumentar la actividad en general. Asimismo, y aunque las madres de niños más pequeños deben atender muchos frentes, recuerda que un pequeño incremento de su actividad puede tener un doble beneficio.
Por otro lado, los investigadores aseguran que en estudios futuros debería analizarse también si esta relación persiste a medida que los niños crecen, así como el papel que también juegan los padres en la actividad física de sus hijos.
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