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VALENCIA. La presencia que el trabajo del diseñador tiene actualmente en los medios es de las más notorias. Comienza a normalizarse la aparición de sus diseños en galas, inauguraciones y festivales. Cada vez es más difícil acceder a Juan Vidal. El tiempo que no pasa en su taller de Elda, lo pasa investigando, visitando o posando para dominicales.

Aún con esto, Juan Vidal consigue sacar tiempo para todo. Sabe que la entrevista que le espera es un tanto peculiar, tiene que ver con la moda masculina, y a pesar del ritmo de realizar una entrevista por semana, se le ve inquieto e intrigado por el tema.

-Naciste y viviste en Elda cercano a una tienda de moda que dirigían tus padres. Debía lloverte moda a diario.
-De pequeño era un muñeco repollo al que vestían a juego con mi hermano. Tengo grabado a fuego un conjunto que me ponía mi madre de Giorgio Armani Junior en verde botella con los forros, boina y bufanda naranja a juego. La verdad, es que no era muy común vestir jerseys de angora en color azul celeste con corbatas y pajaritas. Me vestían como un niño bien pero pertenecer a una familia que vive de la moda lo justificaba.  Mi adolescencia ya era otra historia. Comienza con la primera vez que me calcé unas zapatillas de deporte y a partir de ahí entré en la dinámica de querer ser igual que el resto de mis amigos y copiar todas las estéticas, grunge, hippie, mod. Vestirse acorde al festival al que fuéramos. Desde entonces, puedo decir que todavía no he encontrado mi estilo.

-Los diseñadores no solo vestís para eventos si no que, como es lógico, también lo hacéis para trabajar. Por lo general, en tus apariciones vemos que tienes un estilo particular, predilección total por el negro por ejemplo.
-Durante la semana no pierdo el tiempo pensando qué ponerme, vestir es una cuestión funcional así que acabo poniéndome ropa muy predecible como sudaderas, vaqueros y zapatillas, todo muy básico. Estoy centrado de lleno en la colección, dentro del taller lo mejor es ir vestido de forma neutra, intentando que no haya distracciones. Si pudiera, iría a trabajar en pijama.

Sin embargo disfruto a la hora de vestirme para eventos y ocasiones especiales. En esos casos sí que trabajo mi forma de vestir y aprovecho para expresarme a través de la ropa. Intento no llamar la atención, disimular mis defectos y siempre ir cómodo. Acostumbrado a ir tantas horas con ropa fácil hace que luego cueste salir de ahí, me pongo un zapato y no me resulta cómodo. Lo mismo me ocurre con las americanas, tengo muchísimas americanas pero acostumbrado a las de mi padre, que es sastre, las que no están hechas a medida no me convencen.

En relación al negro, pienso que nadie se atreve a decirlo pero es el color fácil. Es modesto y sencillo de vestir. Cuando trabajo en el taller recibo gente y aunque vaya un poco desastre, el negro hace que esté más presentable. Es un color favorecedor que enmarca el rostro y deja ver a las personas.

-Los diseñadores, sois expertos en la materia y en comparación con la moda de la calle se espera que vayáis un paso por delante.
-Hablar de la moda de la calle es muy difícil. Muchas veces la propia calle sirve de inspiración para vestir y para crear. Hay gente que va muy moderna y ni lo sabe. Es gente que simplemente ha bajado a comprar el pan y lleva una combinación de colores y estilismo producto del azar que a mi me puede parece especial. No es extraño encontrar en mi teléfono fotos de señoras de la calle que me encuentro y que me motivan. El alma y la esencia de la calle es algo que me atrapa.

-No es fácil saber si uno viste de forma apropiada en cualquier situación.
-Para vestir, lo fundamental es saber quién eres. Conocer tus virtudes y conforme a tu forma de pensar intentar sacarte el máximo partido. No obstante, creo que es un consejo que no me aplico a mi mismo. Se me da mejor vestir a la persona que tengo en frente.

-En tus inicios, diseñaste un par de colecciones para hombre que poco tienen que ver con tu trabajo actual. Lo hacías en paralelo a las colecciones de moda femenina pero terminaste dejando de lado tu faceta masculina.
-Se puede decir que quedó dentro de un periodo de prueba, fueron los comienzos y era una forma de explorarme como diseñador. Entonces no había una necesidad de vender, podía hacerlo y acabó funcionando como carta de presentación.

Es difícil presentar simultáneamente una colección de hombre y otra de mujer a nivel internacional, son dos canales de distribución diferentes y estratégicamente no era lo más inteligente. Los compradores en pocas ocasiones buscan producto de ambos géneros. Supone un gasto mucho más elevado y llega un día en que hay que focalizar. Hoy día, no tendría sentido volcarse en ambas disciplinas.

Además, nivel productivo estamos más preparados para confeccionar prendas femeninas, está todo más profesionalizado y actualmente vivimos de ello. A estas alturas, si hago hombre tiene que ser para venderlo.

-Después de haber creado tantas colecciones femeninas debe haber algo que eches en falta del diseño de moda para el hombre.
-Si algo echo de menos de diseñar ropa masculina es el hecho de crear algo que más tarde me pueda vestir. La ropa que diseño actualmente mi madre se la puede poner pero yo no. Quizás por eso, de vez en cuando incorporo prendas unisex a las colecciones. En alguna ocasión las llevo pero no es lo habitual.

-Seguro que has pensado como sería hoy una colección masculina firmada por Juan Vidal.
-Me viene a la mente cuando veo el trabajo de Lanvin, Dries Van Noten, Slimane, Prada o Raf Simons. Tengo claro que sería una colección urbana con pequeños toques de sastrería. El trabajo podría estar inspirado en los Teddy Boys londinenses, por ejemplo, pero todo queda ahí, son ‘pajareos mentales'. Al final la realidad es otra, a la hora de diseñar, mi trabajo es centrarme en ella.

-No descartas volver con moda masculina.
-No lo descarto pero la respuesta la dará el tiempo. Lo que sí tengo claro es que cambiaría mucho de lo que hice en su momento a lo que haría ahora.