VALENCIA. Antes que el trencadís estuvo el alabastro. La fachada del palacio de Marqués de Dos Aguas, uno de los espacios más visitados y fotografiados de la ciudad de Valencia, vuelve a estar cubierta por un andamio. Está de nuevo de obras, en este caso de mantenimiento. Forman parte de la agenda de trabajo del museo y se plantean de manera prácticamente sistemática. El coste de estos trabajos rondará los 6.000 euros, "posiblemente menos", explicaba este miércoles el director del centro, Jaume Coll, y se incluyen dentro del presupuesto anual del Ministerio de Cultura, de quien depende el museo.
Al Marqués de Dos Aguas hay que revisarlo siempre. El motivo es el efecto de la lluvia sobre la espectacular ornamentación de la portada, realizada en alabastro por Ignacio Vergara sobre diseño de Hipólito Rovira. El edificio, construido a mediados del siglo XVIII se diseñó con un gran alero que le protegía de las inclemencias meteorológicas.
En 1854 se reformó por completo, se retiró el alero y se dispuso la actual cornisa, de poco más de ochenta centímetros de largo. En 1887, relata Coll, se retiró también un gran balcón que formaba parte de la portada. Como consecuencia de esos trabajos, la portada quedó al descubierto. No había sido diseñada para estar así.
Las primeras operaciones para evitar la corrosión de la piedra se iniciaron a finales de los ochenta. Se diseñó incluso un sistema de protección con fibra de vidrio. Finalmente, en los noventa se puso en práctica el actual protocolo de conservación. Consta de dos actuaciones: Por un lado se habilita una argamasa que minimiza el efecto del agua de la lluvia sobre la fachada; por el otro se aplica un hidrofugante sobre la piedra.
El problema es que el hidrofugante se volatiza con el tiempo. E igualmente, la argamasa se agota. Hay que reponer. Los cálculos que manejan en el Museo Nacional de Cerámica sostienen que ambas soluciones tienen una duración en torno a a siete años. Aún así, en el centro prefieren curarse en salud y realizan las revisiones cada cinco.
SEIS MESES DE PAPELEO PARA UN 'CHEQUEO' DE DOS SEMANAS
Tocaba pues pasar por la ITV. Si no pueden tener las obras concluidas para el lunes que viene, en el Museo Nacional de Cerámica preferirán esperar al lunes siguiente para desmontar el andamio, y así no alterar el tráfico de visitantes.
Para el director del museo, lo más incómodo de este protocolo de protección es el hecho de tener que enfrentarse cada lustro al mismo proceso burocrático con el Ayuntamiento de solicitar permisos y licencias varias, desde obras hasta ocupación de la vía pública.
A ello hay que unir el trabajo de logística del alquiler de andamios, personal especializado, protocolos de seguridad, etc... La estimación del director del museo es que se tarda de cinco a seis meses en tener todos los papeles en regla. Todo por una revisión que, en el peor de los casos, durará un par de semanas.
Se han planteado varias opciones para no tener que acudir a un sistema tan engorroso. Una de ellas pasaría por instalar una galería abierta entre el museo y el edificio de enfrente, el Hotel Inglés, pero no deja de ser una propuesta sin concretar. Hasta que se halle una solución más cómoda, la fachada del Palacio del Marqués de Dos Aguas con andamios delante seguirá siendo una postal recurrente.
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