VALENCIA. "Fue como encontrar un Van Gogh en un armario". Así definió John Carter Cash, el hijo del mítico Johnny Cash (1932-2003), el hallazgo de un disco inédito en los archivos de su padre. Out Among the Stars se grabó entre 1981 y 1983 y no salió a la luz porque Columbia, la discográfica, tenía dudas sobre su éxito: Cash volvía a tener problemas con las drogas y su fama estaba decayendo. El pasado día 25 salió a la venta a través de Legacy Recordings (un spin off de Columbia). Cash fue un tipo que hoy sigue desatando pasiones y que tuvo una biografía llena de anécdotas.
-Out Among the Stars: Tras la muerte de Cash, en uno de sus mejores momentos creativos, se publicaron dos discos de la serie American: Hundred Higways (2006) y Ain't no Grave (2010) que dejó casi acabados antes de pasar a mejor vida (aunque la que se pegó no estuvo nada mal). La diferencia entre estos y el que ahora ve la luz es que Out Among the Stars estaba incompleto ya que lo dejó de lado cuando supo que no vería la luz, pero no son los clásicos descartes o tomas olvidadas. Su hijo se ha encargado de restaurar las copias y reunir a algunos músicos para añadir instrumentación. En total, son doce temas que quizás no sean lo mejor que hizo pero sí suficientemente buenos y recuperan al Cash más clásico. El vídeo promocional es de John Hillcoat, el de En la Carretera (2009), Sin Ley (2012), que tiene en su haber dos de Nick Cave (entre otros). Según su hijo, han aparecido más temas así que no se descarta que algún día salga otro disco póstumo.
-Los otros nombres de ‘El hombre de Negro': A diferencia de otros músicos con una imagen reconocible, Johnny Cash nunca cambió de uniforme. Angus Young (el guitarrista de AC/DC) no se puso su reconocible traje de estudiante hasta que su hermana se lo propuso. Antes lo había intentado de Zorro, Superman, Spiderman o Gorila. Cash actuó por primera vez en vaqueros y con una camisa negra. Le dio suerte y nunca abandonó ese color. Eso le valió su primer mote que, por lo visto, no le gustaba mucho: El Enterrador. En 1971, con la guerra de Vietnam como telón de fondo, compuso la canción The Man in Black. En ella explicaba que era en señal de solidaridad con los que sufren. Hay quien dice que iba de negro, simplemente, porque durante sus giras la ropa resultaba más fácil de lavar. Por cierto, en 1971 publicó la novela El Hombre de Blanco, sobre la vida y milagros del apóstol Pablo. Durante su estancia en Alemania, consiguió algunos ingresos escribiendo novelas. Utilizó otro mote: Johnny Dollar.
-"Hola, soy Johnny Cash": Tan reconocible como su vestimenta era su saludo. Sin embargo, la primera vez que la utilizó fue en su concierto en la prisión de Folsom (el 13 de enero de 1968). Allí cantó una de sus canciones más famosas Folsom Prison Blues, que había escrito mientras hacía el servicio militar en Alemania (en realidad, un plagio de Cresdent City Blues por el que tuvo que pagar Gordon Jenkins 75.000 dólares). Cash también actuó en la prisión de San Quintin y en la Österaker Prison sueca. Entre el selecto público que disfrutó de su memorable actuación en San Quintin estaba un recluso de 22 años llamado Merle Haggard que tomó en ese momento la decisión de convertirse en cantante de country (y llegó a ser uno de los grandes). A pesar de su fama -que incluye siete detenciones por cuestiones tan variopintas como tráfico de drogas, provocar un incendio forestal o entrar en una propiedad privada a robar flores- nunca ingresó en ninguna. En total, a lo largo de su vida, sólo paso siete noches entre rejas.
-El soñador: En la película Walk the Line (James Mangold, 2005) se ve cómo sus sueños le sirven de inspiración. La anécdota tiene algo de cierto. De hecho, la leyenda dice que uno de sus temas más conocidos, The Man comes Around (2002) lo escribió de una sentada tras soñar con la Reina Elizabeth II, aunque no hay la más mínima alusión a ella. Sentía devoción por su majestad, e incluso viajó a Londres en 1953 para asistir a su coronación. La canción aparece en el último álbum (homónimo) que publicó en vida (el cuarto de la serie American, 2002) y fue la última vez que logró un disco de oro. Pero para inspiraciones curiosas, la de I Walk the Line. Estaba en Alemania escuchando un cinta de música folklórica y, por error, se enganchó y empezó a sonar hacia atrás. No sólo no se le apareció el maligno como dicta la tradición, sino que le dio la melodía para ese tema. Por lo menos, es lo que él contó en una entrevista con Johnny Carson.
-Uno de los grandes: En sus inicios, Cash coincidió con Carl Perkins, Jerry Lee Lewis y Elvis en Sun Records. En cierta ocasión, llegó el Rey sin avisar y los cuatro se pusieron a cantar. De ahí salió el álbum The Million Dollar Quartet (1956). La relación entre ellos siempre fue buena. Según relataba, le contó a Perkins la anécdota de un compañero de la mili que siempre le decía que no pisara sus zapatos de gamuza azul y que se convirtió en Blue Suedes Shoes (1955). La deuda quedó saldada cuando Perkins le sugirió el título de I Walk the Line (1956) para su canción más conocida. A Jerry Lee le recomendó que no grabara Whole Lot of Shakin' Goin On y optara por It'll Be Me. Por suerte no le hizo caso. En 1992, los tres se reunieron para grabar Survivors. Otro de sus grandes amigos fue Roy Orbison: fueron vecinos en Tennessee durante dos décadas. Además, fue el padrino musical de Dolly Parton.
-Admiración por Dylan: Nunca ocultó su admiración por Bob Dylan, un respeto que era mutuo. Cuando Dylan comenzó su carrera, Cash le escribió en plan fan y la primera vez que se vieron (en 1964), le regaló una guitarra. Fue uno de los dos primeros invitados en The Johnny Cash Show. En su biografía dejó escrito que uno de los disco que se hubiera llevado a una isla desierta era The Freeweelin' Bob Dylan. Juntos grabaron una versiones de 'Girl from the North Country', que apareció en Nashville Skyline (1969) pero hay más: se conocen 'I Still Miss Someone' y 'One Too Many Mornings' y alguna otra. Aunque han aparecido en discos piratas, nunca han visto la luz de manera oficial. Quizás algún día.
-Cash, el drogadicto: El principal enemigo de Cash fue, desde finales de los 50, la droga. Según reconoció en The Johnny Cash Show probó "todas las que había". Sin embargo, sus favoritas fueron siempre los barbitúricos y las anfetaminas, afición que compartía con su inseparable Waylon Jennigs. Lo positivo de dicha costumbre es que le permitió compartir terapia en la Betty Ford con Ozzy Osborne, otro que tal. Sin embargo, su canción más conocida sobre el tema es su versión de Cocaine Blues. En ella cuenta la huída de un tipo que mata a su chica tras atizarse una loncha. El protagonista de la canción, cuando acaba condenado a 99 años de cárcel, recomienda olvidarse del alcaloide y pasarse al güisqui.
- El malote: Una de las claves del éxito de Cash era su pinta de malote, a la que contribuía la cicatriz que llevaba en la cara. ¿Los restos de una pelea en un Honky Tonk perdido en una carretera a ninguna parte? No. Durante su estancia en la Fuerza Aérea se sometió a un operación para quitarle un quiste. El doctor iba borracho y se le fue la mano. Por lo que respecta a las peleas, no se puede decir que haya pasado a la historia por violento, aunque fue un precursor del noble arte de reventar hoteles. El incidente más grave que tuvo fue el ataque de una avestruz que tenía en su rancho y que le rompió cinco costillas y provocó una grave hemorragia interna. Pero supo sacar partido de la ocasión: le trataron con morfina para paliar los dolores y aprovechó para engancharse.
- La secuela: Uno de sus temas más conocidos (y divertidos) es A Boy Named Sue, que interpretó por primera vez en su concierto en San Quintin, en febrero de 1969. Se trata de la adaptación de un poema de Shel Silverstein basada en su propia biografía: su nombre parecía de chica y más de una vez tuvo que llegar a los puños para defenderse de los bromistas. La canción, en la que el protagonista acaba a golpes con su padre, tuvo problemas con la censura porque en la letra se incluían varios tacos (ambas versiones existen aún). Lo que no es tan conocido es que Silverstein escribió una segunda parte titulada The Father of a Boy Named Sue (1978) en la que el progenitor cuenta su versión: su hijo era marica (que es como se llamaba entonces a los gays) y le ataca con el bolso. Al final, se convierte en su hija favorita.
- La venganza de Johnny Cash: Tras el fiasco Among the Stars, y viendo el poco caso que le hacía la discográfica decidió lanzar un disco rematadamente malo para vengarse: Chicken in black (1984). En la autoparódica canción que da título al álbum cuenta cómo le trasplantan su cerebro a un pollo, que se convierte en una estrella del country, mientras él se dedica a atracar bancos a punta de guitarra vestido de superhéroe para sobrevivir. Logró su objetivo: Columbia le rescindió el contrato. El vídeo no tiene desperdicio, aunque para anecdótico el de 'Delia's Gone' (2003): la chica la que entierra es Kate Moss. Lo de disfrazarse no se le daba mal: en cierta ocasión actuó vestido de (y parodiando a) su amigo Elvis. Por lo visto al Rey no le hizo mucha gracia pues le dejaba como un paleto.
Buenísimo el artículo, bien redactado y muy, muy ameno. Incluso para aquel que Johnny Cash no le sea muy conocido, lees el artículo y como si supieras, aprendieras más sobre su legado y carrera. Hay que aplaudir al periodista, sin duda. Chapeau
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.