VALENCIA. Carles Santos (Vinaròs, 1940) ha vuelto a deslumbrar con su última creación, Mos de gos, presentada en única función en el Teatre Micalet de Valencia. A diferencia de otras obras del artista, esta vez no había coro, ni escenografía, ni otros instrumentistas. Tampoco hacía falta. Santos demostró que con sus 73 años cumplidos no necesita más que el concurso del gran cola Steinway & Sons que tenía delante y una iluminación convencional para llenar el escenario del Micalet y hacer pasar una espléndida hora escuchando música al público que llenaba la sala.
Santos vestía, como es habitual en él, de forma alejada de los convencionalismos de las salas de conciertos. Camisa negra con un estampado de menudas figuritas blancas remangada por encima de los codos, pantalones chinos de color beige y zapatos deportivos.
Empezó desgranando motivos con las dos manos en el centro del teclado que eran repetidos y variados hasta el infinito. El artista recorrió todos los registros del piano, hasta el punto que no debió quedar sin ser pulsada ninguna de las 88 teclas del instrumento. También pasó de los tempi más lentos a los más rápidos y recorrió todas las posibilidades dinámicas que ofrece un gran instrumento como el que tenía delante. Sin olvidar efectos impresionantes manteniendo el pedal después de series de acordes.
La inspiración surrealista, que ha marcado la obra de Santos desde sus orígenes, tampoco faltó, pero estaba circunscrita a las formas melódicas y armónicas, con figuras rítmicas en permanente transformación. La única concesión al espectáculo extrapianístico, por así decir, fueron los minutos en que acompañó con su propia voz las notas que sus manos producían sobre las teclas. Y el contundente gesto con el que cerró la tapa del teclado para dar por concluida la obra cuando llevaba 45 minutos tocando.
Ante los entusiastas aplausos del público, ofreció dos propinas, con lo que la actuación acabó durando en torno a una hora. En la primera sorprendió especialmente al ejecutar una pieza de sorprendente efecto tocando con los puños cerrados sobre las teclas, o como se suele decir, aporreando literalmente el Steinway, que respondió en sonido de forma admirable. Un gran espectáculo con dos elementos: un gran artista y un piano.
Ficha técnica.
Obra: Mos de gos.
Carles Santos, piano
Teatre Micalet, Valencia
21 de Marzo de 2014
En el primer bis, el dels punys, el piano treia fum, literalment (no pols, FUM)
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