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VALENCIA. El director valenciano Julio Martí Zahonero estrena su ópera prima este viernes en los cines de media España. La hermandad, con Lydia Bosch como protagonista -no aparecía en la gran pantalla desde You're the one (José Luis Garci, 2000) narra la experiencia de una popular escritora que sufre un accidente de tráfico y se ve obligada a hospedarse en un monasterio en el que habitan nueve monjes y un "oscuro secreto".

Rodada en la Ciudad de la Luz a finales de 2012, la película ha tardado más de dos años en estrenarse, con diferentes fechas para su salida programadas que no han llegado a concretarse. Con 3,7 millones de euros de prespuesto entre los que se incluye una subvención de la Generalitat Valenciana de 650.000 euros, Martí Zahonero presenta ante el público esta película de género que fue escrita por el mismo y elaborada mientras ha mantenido su actividad como productor y director teatral (hace tan solo unos días estaba presente con dos obras en el Teatre Talia).

Además de su experiencia más habitual y reciente en el teatro, Martí Zahonero ha trabajado también como guionista para televisión y ha tenido diferentes experiencias en el mundo del cortometraje, entre las que destaca esta co-dirección con Nacho Ruipérez: La victoria de Úrsula. En La hermandad, Martí Zahonero utiliza el monasterio y la situación de aislamiento para que la protagonista se encuentre consigo misma, precisamente dentro de un estado de oscuridad e incomunicación.

-La película deja entrever un buen número de referencias a los géneros de terror.
-Es inevitable tomar referencias de todo lo que vives y de lo que ves, aunque no son referencias concretas. El guión no tiene nada que ver con una película en concreto, pero hay obras que alabas especialmente o que siempre están en tu imaginario: Kubrick, Polanski, clásicos del cine de terror... creo que el gran referente del género es Al final de la escalera (Peter Meda, 1980). Es una película que crea un ritmo y una serie de mecanismos que son referencia para el género.

-Has escrito el guión y la has dirigido, pero el diseño de la producción ha sido bastante extenso. ¿Has estado muy encima de ello?
-He estado encima de todo lo que ha tenido que ver con la película porque quería cuidarla especialmente. Cuando iniciamos el proyecto, a todos los que han participado en la película, les dije que este era mi primer hijo, pero que ellos iban a ser los padrinos.

-¿Y cuál es tu grado de satisfacción con este 'alumbramiento'?
-Desde el departamento de producción, como decías, hasta la dirección de arte y pasando por todos los detalles, la película tiene un cariño y un mimo especial. Creo que la entrega del equipo artístico ha sido algo que se debe resaltar. Estoy muy satisfecho con todo el trabajo.

-Siendo una película de terror, supongo que el trabajo con Arnau Bataller (La Herencia Valdemar, 88 o Lo mejor de Eva, entre otras) habrá sido intenso.
-Todo se ha hecho con mucho cariño. El trabajo de Arnau Bataller ha sido muy importante para la noticia. Ha sabido captar la esencia de la historia y es una suerte poder haber trabajado con él con una química maravillosa. Además, es todo un aliciente que la hayamos podido grabar con unos músicos como los que compoenen la Orquesta de Barcelona.

-Más allá de las cuestiones técnicas, la película se sostiene sobre la interpretación de Lydia Bosch que encarna a la protagonista, Sara. ¿Te ha transmitido su necesidad de salir de los corses de las series de televisión españolas?
-Va a sorprender al espectador y mucho porque en la película puede dar rienda suelta a un gran número de matices, rasgos puntuales muy concretos pero que en la película se convierten eun un abanico de recursos dramáticos. Ha sido una sorpresa enorme para mí, porque aunque pensé en ella desde el primer momento más por una cuestión de referencias físicas, daba con todos los condicionantes, ha cumplido al 200% con su trabajo. Mis expectativas con ella e han visto superadas y reo que va a ser una sorpresa para muchos su trabajo en La hermandad.

-Buena parte del peso de la historia recae sobre ella, con situaciones de tensión y contrastes dentro del personaje. ¿Has trabajado esto con especial atención para no caer en una sobreactuación o sobreexposición de los gestos?
-Ella nos ha transmitido en todo momento su comodidad con el personaje. Y no era fácil. Hay una gran cantidad de primeros planos, de planos rodados con cámara al hombro frente a ella y con el peligro de saturar al espectador, de excederse con los gestos. Pero ha está muy medida y muy trabajada en cada una de las escenas, porque ha cuidado los detalles al máximo con mínimos gestos... cuanto menos, era más, y a veces pasando horas empapada o con mucho frío.

-El estreno parece haberse resistido. ¿Qué tal has ido sobrellevando los diferentes aplazamientos de la fecha de salida?
-El rodaje duró seis semanas, a finales de 2011. La postproducción no la hicimos hasta un año más tarde, pero la película no llegaba a las pantallas. Desde la distribuidora nos aseguraban que saldría adelante y hemos confiado a lo largo de este tiempo... al final, me queda pensar que todo ocurre por algún motivo y la cuestión es que finalmente se estrenará este 21 de marzo.

-Entretanto, has tenido tiempo para producir y dirigir algunas obras de teatro como El Florit Pensil o El sueño de Julio Verne. ¿Cómo se conectan ambos mundos y cómo los trabajas?
-Para mí son dos mundos totalmente distintos, y por eso me hacen descansar el uno del otro. En el cine he tenido varias experiencais a través del mundo del cortometraje y el trabajo en la dirección de actores en un escenario o en un plató es totalmente diferente. El actor realiza trabajos distintos y son mecanismos distintos, con referencias distintas y distintos espacios técnicos para conseguir transmitir el texto.