VALENCIA. Ha pasado casi una semana del comienzo de la fashion week valenciana y voy yo y aparezco ahora escribiendo sobre el tema. Llego pelín tarde, ya lo sé. A este paso, me temo que no van a hacer carrera conmigo en esto de la tecla. Pero que quieren que les diga, no soy de escribir con "la cabeza caliente y los pies fríos", que diría el bueno de Unamuno. Me va más lo contrario.
Por eso me he tomado unos días de reflexión antes de escribir este artículo. También para que un insider de VFW, Adrián Salvador diseñador de Siemprevivas, me diera su punto de vista sobre cómo ha transcurrido la última edición y hacia donde nos dirigimos. Toca hacer balance, allá vamos.
La XVI VFW parece haber tomado un nuevo rumbo, todavía inseguro y no demasiado fijo, pero consiguiendo mantenerse a flote, que ya es. Lo que sí está claro es que hay un nuevo planteamiento, un comienzo que consiste en hacer de manera distinta y, a ser posible, un poco mejor las cosas.
No queda otra, la verdad. Es lo único positivo que trae consigo la crisis: reinventarse.
LA MODA RECORRE VALENCIA
Del Ágora de la Ciudad de las Ciencias y las Artes, Valencia Fashion Week ha trasladado sus desfiles y acciones paralelas a varios puntos de interés histórico-cultural de Valencia.
Dejando a un lado la grandiosidad de Calatrava, han apostado por lugares especiales de nuestra ciudad, convirtiendo, por ejemplo, el Museo de la Ciudad en su sede oficial y localización de ocho de los trece desfiles celebrados.
El maravilloso Mercado Central, la Sala de la Muralla del IVAM, la autenticidad del Trinquet de Pelayo o las concurridas Murallas de la Plaza de los Pinazo, han sido otros de los espacios donde los diseñadores han presentado sus propuestas.
Gabriel Seguí presentó su colección "Hands behind" diseñada por Siemprevivas en el Museo de la Ciudad. El interior de este Palacio del siglo XVII nos trasladaba momentáneamente a un desfile en París o Milán.
"Creo que es muy buena idea llevar los desfiles a lugares tan especiales como ese. En Valencia hay sitios preciosos que pueden contribuir a expresar la identidad de cada diseñador o de su colección" Eso opina Adrián Salvador después de haber visto sus prendas desfilar en una de las salas del Museo. Una forma de acercar la moda a la ciudad y la ciudad a la moda. Un win-win, vamos.
Para el diseñador el cambio ha sido positivo en todos los aspectos. "Fue un desfile más íntimo y con mejor ambiente que en el Ágora". Doy fe.
Especial también fue el resultado del desfile de Miguel Vizcaíno en el Trinquet de Pelayo. Nunca un lugar de ancestral tradición valenciana fue tan vanguardista. Por ahí vamos bien.
CUESTIÓN DE ESPACIO Y PUDOR
Y la intimidad de la que habla Adrián no se queda únicamente en una percepción.
En estos espacios caben escasamente algo más de un centenar de asistentes. Nada que ver con el multitudinario público -pintoresco, muchas veces- que atestaba el Ágora en ediciones anteriores. Lejos queda el aluvión blogger y las invitaciones repartidas al tun-tun.
"Hay menos público pero más seleccionado" Prensa local e internacional, algún influencer, clientes e invitados del diseñador.
La restricción de público se ha hecho por cuestiones de espacio y pudor. Ahora el único espectáculo es el que ocurre sobre la pasarela. Bien ahí, también.
Distintas localizaciones, público reducido, puestas en escena más sencillas, colecciones más cortas pero muy bien trabajadas, exposiciones de moda... parece que Valencia Fashion Week ha iniciado un retorno a la esencia. Nos gusta.
Una búsqueda que continuará la próxima edición sin Álex Vidal al frente ya que abandona su cargo de director de VFW. Y es que lo único constante en la moda son los cambios.
DISEÑADORES DE CALIDAD
En esta edición, el número de diseñadores se ha visto reducido pero esto no parece suponer un problema según la opinión de algunos diseñadores de VFW como Adrián Salvador.
"No es una cuestión de cantidad de diseñadores o de propuestas, se trata de que los que participemos tengamos la calidad necesaria y presentemos colecciones a la altura de una pasarela que busca tener repercusión más allá de Valencia"
Comparado con la mayoría de pasarelas nacionales -por no hablar ya de las internacionales-, desfilar en la semana de la moda valenciana resulta una inversión bastante económica para la mayoría de diseñadores. Una ventaja que puede convertirse en problema si no hay un organismo -como el desaparecido Comité de Calidad- encargado de filtrar y seleccionar aquellos diseñadores que cuenten con el nivel suficiente para participar en VFW.
Adrián Salvador va más allá y lanza una idea que le ronda la cabeza desde hace varias ediciones. "Sería enriquecedor para nuestra pasarela y para nosotros como diseñadores realizar un intercambio con creadores de otras semanas de la moda europeas -sin contar las grandes como Paris, Milan o Londres-". Adrián continúa desarrollando su interesante propuesta.
"Tendríamos la oportunidad de desfilar y darnos a conocer en otros mercados y esto aportaría también frescura y nuevas propuestas a nuestra pasarela"
A quien corresponda, que tome nota de la idea. Porque cualquier propuesta que ayude a mantener y renovar la pasarela valenciana debería ser bien recibida. Digo yo.
DESCARADAMENTE (MENOS) JÓVENES
"Descaradamente jóvenes" así se presentaba la anterior edición de VFW. En esta, en cambio, parece que hemos envejecido unos cuantos años de golpe y hasta nos ha salido alguna arruga.
Todo por la desaparición del calendario oficial de Zona D, la plataforma donde se les daba una primera oportunidad a jóvenes diseñadores y alumnos de Bellas Artes y que tan bien dirigía el artista Javier Calvo.
De ese descaro juvenil no nos ha quedado nada en esta edición. Una lástima.
Zona D nos diferenciaba del resto de pasarelas porque daba una oportunidad real a diseñadores noveles que, en más de una ocasión, nos sorprendieron con sus propuestas superando a sus "mayores". Recordemos también que gracias a Zona D conocimos el talento de diseñadores como Dragomir Krasimirov y Siemprevivas.
Adrián recuerda ese primer desfile de Siemprevivas compartido con otros diseñadores de Zona D y remarca la importancia de dar una oportunidad a los más jóvenes.
"En Zona D nosotros encontramos la posibilidad de darnos a conocer. A partir de ahí no hemos parado. Me gustaría que otros diseñadores tuvieran esa misma oportunidad que tuvo Siemprevivas. Es fundamental apoyar a los jóvenes porque cuando empezamos lo tenemos muy difícil"
Esperamos que en esta nueva VFW que se está gestando, vuelvan a tener espacio los más jóvenes.
EQUILIBRIOS DEL MODELO
La pasarela valenciana es como una de esas modelos que desfilan haciendo equilibrios por culpa de unos zapatos que no son de su talla. Aguantando siempre el tipo ante la adversidad.
Tambaleante, consigue cruzar la pasarela, posar y, en más de una ocasión, hace que el público contenga la respiración al pensar que caerá. Pero no se cae nunca -aunque todos lo esperen- y, al final, consigue llegar a backstage con la dignidad suficiente como para repetir y hacerlo mejor en el próximo desfile.
Quizás en las próximas ediciones, la VFW camine con paso firme, de top model. El futuro pasa por el cambio. De momento parece que este va, más o menos, por buen camino. Y que siga así.
Cabeza alta, hombros hacia atrás, mirada al frente y paso firme. No queremos que Valencia Fashion Week se caiga.
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