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LOS FALSOS DOCUMENTALES

¡Extra, extra!
Michel Houellebecq ha sido secuestrado

BEGOÑA DONAT. 12/03/2014 Ahondamos en la farsa cinematográfica sobre el secuestro del ya ajado ‘enfant terrible' de la literatura francesa

VALENCIA. 16 de septiembre de 2011, la prensa gala convulsiona con la noticia de la desaparición del ganador del prestigioso Premio Goncourt, Michel Houellebecq. Con el paso de los días, la especulación va in crescendo, con opiniones para todo los gustos, que si crisis de identidad, que si brote esquizofrénico, que si secuestro, que si exilio... Los hay que apuntan a Al Qaeda, pues el escritor, declarado antimusulmán, ha exaltado a la organización yihadista con perlas como "El islam es la religión más idiota del mundo" o "cuando lees el Corán se te cae el alma al suelo", pronunciadas en la revista Lire durante la promoción de su novela Plataforma.

El célebre autor reapareció y nunca ha dado explicaciones satisfactorias al misterio.

Con estos mimbres, el director Guillaume Nicloux ha construido un mockumentary donde conjuga aspectos de realidad y de invención. "Podemos afirmar que desde el trabajo teórico de Christian Mertz, todo documental es ficción, de modo que El secuestro de Michel Houellebecq es un retrato encubierto por una divertida crónica criminal", justifica su responsable.

La película, que se estrenará en España este año en fecha aún por determinar, fue presentada en el pasado Festival de Berlín, donde despertó no pocas carcajadas y un sentimiento común de cariño hacia un tipo que habitualmente despierta sentimientos encendidos que van del odio al respeto. A Houellebecq, sin embargo, el sentimiento que su alter ego pueda proyectar entre el respetable ni fu ni fa. "No me importa si se mantienen o no los clichés sobre mi persona, mi aspiración era egoísta, lo que quiero es vivir situaciones que sean completamente diferentes de las que experimento en mi vida y, también, divertirme a partir de la caricatura de mi persona pública, como la anécdota en la película sobre mi desencuentro con un taxista árabe".

El secuestro de Michel Houellebecq es la segunda ocasión en que el escritor se pone bajo las órdenes de Nicloux. En 2012, el novelista aceptó un papel secundario en el telefilme político L'Affaire Gordji. Histoire Guillaume Nicloux, director.d'une cohabitation, una evocación de la lucha fraticida entre Mitterrand y Chirac durante un periodo especialmente oscuro de la historia reciente de Francia.

"Tras este encuentro, pensé que Michel era alguien extremadamente estimulante para el imaginario. Después de rodar La religieuse quise hace algo ligero, sin infraestructura técnica, justo todo lo contrario, y me vino a la cabeza el lío mediático en el que el escritor se había visto envuelto".

La película está rodada con un estilo naturalista, cámara al hombro, y es un ejercicio desopilante donde un frágil y desorientado Houellebecq es secuestrado por dos culturistas y un criminal de baja estofa y trasladado a una casita en la frontera con Polonia. Los principales protagonistas, actores no profesionales, ya aparecieron en una película de Nicloux de 2007, La clef, donde Guillaume Canet era retenido por idénticos secuestradores en el mismo recodo de Francia.

CIGARROS, VINOS A GOGÓ Y UN PEQUEÑO SALTAMONTES

"He seguido la máxima de Camille Corot, 'No hay que buscar, hay que esperar'", explica el director. "Esa es la actitud que adoptamos en el rodaje. No había nada premeditado, no existía un guión. Si acaso, a veces se producía alguna intrusión mía, una frase en la conversación. Todo se basa en crear estados de ánimo". El síndrome de Estocolmo se apodera de todos los presentes y es entonces cuando se suceden los momentos más descacharrantes y entrañables del relato, con ebriedades sobrevenidas, cigarros encadenados, lloreras y llaves de kárate.

"Llegué a olvidarme de que estábamos frente a la cámara, nos expresamos con toda sinceridad. De hecho, tengo ganas de escribir un libro sobre un culturista", comparte Houellebecq.

Mezcla, en palabras del Nicloux, de "verdad, mentiras y suposiciones", las conversaciones semiimprovisadas no escatiman en declaraciones controvertidas del autor de Ampliación del campo de Un momento del 'secuestro'.batalla. El secuestrado se arremanga los puños y arremete contra la integración en la Unión Europea, la Viagra, Nietzsche, la Lotería, la democracia y el sacrosanto Le Corbusier.

"Michel [Houellebecq] considera que su trabajo es una verdadera catástrofe en términos de viabilidad, porque Le Corbusier nunca experimentó la habitabilidad de sus proyectos. Y considero que está en lo cierto, nunca oyes hablar mal de este arquitecto, pero tras el culto a su figura, tras la impresión de que trabaja por el bien común, construyó aberraciones", comentaba Nicloux durante la entrevista en la Berlinale.

Tampoco se libra la Iglesia de la irreverencia del escritor. "La institución católica tiene probablemente cosas interesantes que decir sobre la muerte, pero dudo que tenga algo que opinar sobre el amor", afirma.

SUICIDIO LITERARIO

Esta reflexión ya viene recogida en la novela que le procuró el premio literario más relevante de su país. De hecho, en El mapa y el territorio, Houellebecq ahonda en la biografía ficcionada, con un personaje llamado como él al que, para más inri, asesina.

Tampoco es la primera experiencia de Houellebecq en el cine. En 1978, con 20 años, Michel Thomas (su verdadero nombre), tanteó la dirección, la escritura y la interpretación de un mediometraje mudo en blanco y negro titulado Cristal de souffrance. Le seguirían varios cortos, La Rivière (2001), que escribió y dirigió, y Monde extérieur (2004), donde firma el guión. Además de las adaptaciones de sus libros Extension du domaine de la lutte (Philippe Harel, 1999), La posibilidad de una isla (2008), que perpetró él mismo, y Las partículas elementales, que, comentó en Berlín, detesta. "Los actores son buenos, pero el guión es un poco terrible. Había demasiada gente metiendo el cazo".

En esta ocasión, Houellebecq ha disfrutado del resultado. Más si cabe, por la realización de un sueño. Nicloux le preguntó qué experiencia sorprendente quería vivir. Su respuesta fue: "Conducir a 300 kilómetros por hora". Dicho y hecho, pero a 280. El escritor reconoce que se asustó cuando le concedió el capricho: "Desafortunadamente me hizo caso a pies juntillas. Y yo pensaba: ¡Qué horror! ¡En menudo lío me he metido! ¿Cómo he podido decir algo así? Hubiera sido más seguro haberle comentado que quería probar el LSD o montármelo con alguien en el sofá".

Si es el escritor vivo más leído de Francia es cuestión de estadísticas, si merece ser clasificado junto a los grandes de la prosa gala, como Céline, Artaud o Genêt, la Historia lo dirá. Las aspiraciones de Nicloux eran mas prosaicas.

"Tras esta historia, espero poder revelar a un escritor que es divertido, sensible, dotado con un guiño caústico, sitiado por la duda, ingenuo, antipático, ansioso, inteligente y enamorado", describe Nicloux. "El tipo de hombre que no esperas no conocer. El secuestro de Michel Houellebecq quizás también sea el retrato de un hombre que nunca aspiró a ser escritor, sino que espera convertirse en piloto de carreras", concluye.

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1 comentario

Paco escribió
12/03/2014 08:25

Buen artículo, pero me ha quedado una duda ¿Ese recodo de Francia que hace frontera con Polonia cómo se llama? ¿Alemania?

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