MADRID (EP). Cuando nacen los hijos nacen también todo un sin fin de tareas físicas que pueden provocar más de una contractura, por eso repasamos el día a día de mamás y papás para evitar las posturas más forzadas y habituales durante la crianza.
Según explica a Infosalus Lorena Gutiérrez, fisioterapeuta especialista en embarazo, postparto y suelo pélvico, en el caso de la mujer es importante tener en cuenta los cambios físicos operados durante el embarazo que han transformado una musculatura que debe ir recuperándose durante los días y semanas siguientes al parto.
Además, Gutiérrez señala que en los primeros días del puerperio el cansancio físico, los dolores asociados a una posible cesárea o las molestias del parto vaginal en la mujer, la falta de sueño y la intensidad de las emociones que se viven pueden llevar a que espalda y hombros se resientan. El simple gesto de tomar conciencia del propio cuerpo y aflojar los hombros y la tensión de la zona puede evitar más de una contractura en los progenitores, añade la fisioterapeuta.
Con la ayuda de la fisioterapeuta, Infosalus hace un repaso a las situaciones cotidianas más comunes en la crianza del bebé y niño pequeño que conllevan en ocasiones un reto físico para padres y madres y su adaptación a los nuevos roles.
#1 Amamantar o dar el biberón.
Hay que cuidar la posición tanto de la madre como del bebé para que éste pueda succionar bien: su tripa tiene que estar en contacto con la tripa de la mamá y su cabeza alineada con su cuerpo. El cojín de lactancia se puede utilizar pero hay que evitar que el bebé se quede 'panza arriba' y tenga que ladear la cabeza para mamar. Además, lo correcto es acercar el bebé al pecho y no el pecho al bebé.
Cuando se está sentado en un sillón, hay que tener los pies en el suelo, si por ejemplo se está dando el pecho derecho o se apoya al bebé en este brazo para darle el biberón, es aconsejable tener apoyada la pierna derecha en un taburete y no dejar el codo derecho en el aire, sino apoyarlo, para no generar tensión en el hombro.
Por la noche, si se da el pecho en la cama de lado, se puede utilizar un cojín bajo la rodilla para equilibrar la posición y que la mamá esté más cómoda.
Padres y madres deben elegir una postura cómoda sea cual sea el tipo de alimentación que reciba el bebé, pues es un tiempo para compartir y la situación debe ser la más relajada y favorable posible para la creación del vínculo.
#2 Transportar al bebé
En los últimos años se ha extendido el uso de fulares y mochilas portabebés. La diferencia entre ambos sistemas es que los fulares permiten una postura más ergonómica del bebé y reparten mejor su peso al transportarlo.
Aunque existen mochilas de porteo ergonómico, son más comunes las mochilas en las que las piernas del bebé cuelgan hacia el suelo y su espalda queda recta, lo que genera tensión en su espalda. En el caso de los fulares portabebés, el cuerpo del bebé toma una posición más similar a aquella que tenía en el útero, con la espalda en forma de C, las rodillas flexionadas por encima de las caderas y separadas entre sí unos 90 grados.
Cuando van creciendo y aprenden a andar en ocasiones hay que llevarlos en brazos, lo mejor es acomodarlos lo más cerca posible del cuerpo, con las piernas a cada lado del tronco y sujetando la parte posterior de su cuerpo para equilibrar su postura y la nuestra y siempre que sea posible con los dos brazos.
3. Circular con la silla de paseo
Es importante adaptar los agarres de la silla a la altura de la persona que la lleva para que queden por encima de las caderas y evitar las posturas que lleven a encorvar la espalda.
En llano es mejor mantenerse cerca del carro y recordar empujar con todo el cuerpo y no sólo con los brazos. Cuando estemos subiendo escaleras 'tirando' de la sillita hacia arriba sobre los escalones hay que intentar doblar las rodillas y ayudar a la espalda con las piernas y el abdomen. Hay que recordar que tras subir una cuesta, la posición del cuerpo debe volver a la postura en la que la espalda esté recta y los hombros hacia atrás.
4. Recoger juguetes
Es necesario tomar conciencia de que vamos a agacharnos muy a menudo a recoger los juguetes y demás objetos que el bebe vaya dejando tras de sí durante su crecimiento en los primeros años y cuando comience a explorar toda la casa.
Por ello, cada vez que nos agachemos debemos cuidar de nuestra espalda e intentar adelantar una pierna con respecto a la otra para que la pierna de delante reciba más peso y tome fuerza al incorporarnos. Es más saludable inclinarnos movilizando la articulación de las caderas en vez de doblar el tronco desde la cintura.
5. Alzar al bebé
Para levantar al niño del suelo hay que doblar siempre un poco las rodillas, evitar la inclinación con las rodillas rectas y sacar fuerza del abdomen para proteger las lumbares y la espalda. Cuando se coge al bebé de la cuna hay que intentar desbloquear las rodillas y pegar el bebé al cuerpo antes de incorporarnos.
6. En el baño
Las típicas bañeras de patas de tijera con cambiador ayudan a mantener posturas erguidas al bañar al bebé en los primeros meses de vida. Es conveniente que mientras estamos de pie bañando al bebé podamos tener un pequeño taburete sobre el que descansar una de las piernas permitiendo así descansar la zona lumbar.
Cuando crecen y aumentan de peso los pequeños pasan a la bañera tradicional. Entonces, para bañar al niño hay que ponerse de rodillas junto a la bañera y protegerlas poniendo debajo una toalla o un cojín. Al cogerlos es mejor acercarse lo más posible a ellos, doblar ligeramente las rodillas y apoyarlas si es posible al borde de la bañera, tomar fuerza del abdomen como si se metiera el ombligo hacia adentro y así evitar sobrecargar la espalda.
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