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VALENCIA. "La producción de porno en España es un páramo", asegura Paco Gisbert, jefe de redacción de Primera Línea. Desde la longeva publicación erótica de papel (ahora también en versión web) ha recogido durante los últimos años la reconversión de esta industria: desde el consumo de videoclub, pasando por los primeros años en Internet, hasta la explosión de los agregadores de contenidos gratuitos, entre otras variaciones.

En este escenario, tres empresas lideran el flujo de negocio en España: Cumlouder, Actrices del porno y FAKings. Esta última es la que más producción propia realiza actualmente, "mientras que las otras han virado su negocio hacia el tráfico de visitas con vídeos gratis y los shows en directo", apunta Gisbert. FAKings, con sede en la avinguda de les Corts Valencianes de Valencia, arrancó su actividad en 2010 habiendo producido "entre 1.000 y 1.200 vídeos", según su principal responsable, A. C.

"En una de las primeras incursiones profesionales operábamos bajo una enseña con mi nombre, pero enseguida me di cuenta de que no era lo más adecuado", contesta a CulturPlaza.com él mismo, cuya presencia en la empresa se deja ver hasta en sus iniciales. Madrileño, nacido en 1981, eligió Valencia como sede para FAKings "por muchos motivos, personales y profesionales. El clima es una razón importante, así como el coste de la vida en la ciudad, que es razonable. No obstante, lo que más nos interesa son las buenas conexiones que existen con Madrid y Barcelona", vías a través de las cuales llegan actores y actrices hasta los sets de rodaje de la productora en la capital del Turia.

LA UNIVERSITAT DE VALÈNCIA Y LA POLITÈCNICA, ESCENARIOS

Aunque la producción se realiza en Valencia, "muchos de los actores no son de aquí", apunta. Sin embargo, este mismo año han iniciado una captación en la ciudad vinculada a los entornos de la Universitat de València (UV) y la Politècnica (UPV). En la avenida de Tarongers la serie 'La cazatolas' ha filmado tres capítulos en los que ha captado a jóvenes universitarios del campus. Las opciones han sido diversas, incluyendo la suma de un chico y una chica anónimos al montaje.

En palabras de Gisbert: "no es de extrañar que se capte gente cerca de las facultades porque el porno, desde los años 70, es básicamente una forma barata de hacer cine. Eso no quiere decir que sea sencillo hacerlo bien, pero en un momento en el que se puede producir porno con el teléfono móvil, una productora que lo hace con calidad y sabe conectar con las fantasías que sus seguidores tienen, como FAKings por ejemplo, sí puede tener su cuota del mercado".

"Estos actores no profesionales cobran entre 100 y 150 euros y las actrices entre 200 y 300", según el empresario. Fuentes de la industria que se desarrolla en Barcelona nos aseguran que "esos precios son más bien de un estatus profesional", mientras que Gisbert apunta que en siete años estos salarios "habituales se han dividido hasta por cuatro".

Este productor cree que su empresa "es una de las pocas que puede decir que gana dinero produciendo porno, pese a una legislación que nos tiene atados de pies y manos", en referencia especialmente a los agregadores de contenidos que ‘fusilan' los vídeos y los dejan disponibles de forma gratuita. La empresa, con 12 trabajadores según sus propios datos, cuenta con un bufete de abogados con el que redacta los contratos para los derechos de imagen de los jóvenes actores: "nos cubrimos las espaldas a todos los niveles. Les informamos por activa y por pasiva de lo que firman y de qué va a suceder con ese vídeo, hasta que sabemos que entendemos que son conscientes de lo que hacen".

LA PRODUCCIÓN DE FAKINGS

El coste de la producción de un vídeo de FAKings "está en torno a los 1.000 euros, entre fijos de la empresa y variables. Se tardan unas seis horas como mínimo y pasan a estar disponibles en la web de la empresa en pocos días". FAKings, además, se caracteriza dentro del sector por adaptarse rápidamente a "los cambios en el consumo de estos contenidos. Ya estamos trabajando en mejorar los accesos a través de Smart TV, y por su puesto a través de dispositivos móviles".

Como apunta Gisbert, este empresario vuelca todo el peso de su producción en la demanda del usuario: "la mayoría de las propuestas nos llegan de los usuarios. El 90% de los actores son personas que se ofrecen. Nuestra búsqueda es casi siempre pasiva en ese sentido", apunta el responsable de FAKings a cuyo grupo está vinculada la web brunoymaria.com, dedicada a través de su newsletter a dejar la puerta abierta para este tipo de captaciones.

"Si digo que la crisis no ha influido, te miento, pero creo que de cada 10 chicas que hacen una escena con nosotros una o ninguna lo hacen por una necesidad económica extrema. Esto es otra cosa", apunta. Él mismo asegura que en el caso de los actores "el motivo nunca es económico, sino por la experiencia, aunque también cobren". En este sentido, el responsable de FAKings señala que "encontrar a un buen actor es muy difícil. Nosotros tenemos a unos cuantos con los que repetimos habitualmente, pero cuesta encontrarlos. Mental y físicamente, el esfuerzo es mucho mayor. Tienen que mantenerse concentrados durante horas, mientras que para ellas, como hablamos habitualmente, en ese sentido es más sencillo".