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Comitè Escèniques reúne una treintena de compañías y creadores de la Comunidad Valenciana que "comparten" una filosofía "creativa y empresarial" que les hace buscar nuevos caminos

VALENCIA. El teatro alternativo valenciano existe. Aunque no les gusta llamarse alternativos. El porqué, porque no se consideran alternativa a nada. Son, simplemente otra forma de entender el hecho teatral. Es más, van más lejos y la misma etiqueta de teatro se les queda pequeña. Son artes escénicas. Porque sí, hay teatro, teatro puro y duro, el de texto, unos actores sobre el escenario y una peripecia. Pero también hay circo. Hay danza. Hay nuevos medios.

El teatro alternativo valenciano existe, aunque no es sólo teatro, y no es alternativo. Es arte escénica. Y son bastantes. Una cifra considerable. No están todos, obviamente, pero sí que son todos los que están. Más de una treintena de compañías y creadores de la Comunidad que "comparten" esta filosofía "creativa y empresarial" que les hace buscar nuevos caminos, intentar nuevas propuestas, se han unido en el Comitè Escèniques, un colectivo que nace para "mejorar y dignificar sus condiciones de investigación, producción y exhibición de sus espectáculos", según aseguraron este miércoles.

La iniciativa agrupa agentes culturales que se caracterizan por "una investigación variada y continuada de las diferentes ramas de las artes escénicas", han explicado. Hay teatro de texto, sí, pero no clásico, o si es clásico es diferente. Sus propuestas van desde el teatro textual contemporáneo de autores valencianos e internacionales hasta la hibridez escénica a partir del teatro de objetos, el circo, la música, la danza o la performance.

Buscan "llenar los teatros de público" interesado en lo que hacen, captar nuevos espectadores y encontrar a aquellos que podrían estar interesados en sus propuestas pero que, por los azares de la distribución y el mercado, las desconocen. Así lo explica el dramaturgo valenciano Xavier Puchades, inquieto, creativo y uno de los nombres propios de esta propuesta.

Comitè Escèniques tiene unas metas claras: que todo el mundo sepa de la existencia del trabajo de sus miembros así como crear una red solidaria entre ellos. Intentan captar un público, su público, pero también aspiran a mejorar, a la formación continuada y al intercambio entre generaciones, los más jóvenes y los ya veteranos.

Anuncian que elaborarán y publicarán estudios de su realidad dentro de las artes escénicas y la sociedad, y que también defenderán su representatividad en los espacios de decisión referidos a las artes escénicas valencianas, para contribuir, junto a otros colectivos, asociaciones y administraciones públicas, a la construcción de una política cultural diversa, de calidad, consensuada.

SOCIEDAD CÍVIL EN EL MUNDO DEL TEATRO

Algunas compañías del comité disponen de locales propios donde se organizan diversas actividades de formación, además de su uso habitual para ensayar sus propias producciones o las de otros creadores. Cabría pues hablar de sociedad civil, de que ellos sí que son verdadera sociedad civil.

No buscan ocupar el puesto que ocupan las diferentes asociaciones que les representan en las negociaciones institucionales. Su objetivo es poder seguir siendo como son. Su objetivo es, quizá, más humano: no sentirse solos. Porque saben que no lo están. Quieren que la inmensa minoría tenga su voz propia en el contexto valenciano y nacional. Que se sepa lo que hacen. Y que ellos mismos se enriquezcan con su trabajo conjunto. Hacerse oír y que les oigan.

La nueva asociación nace con afán aperturista. No quieren ser un coto cerrado y de hecho mantienen ya un "estrecho vínculo", por afinidades artísticas y de colaboración, con nuevos festivales como Cabanyal Íntim, Russafa Escènica o Llavoreta Viva, así como con espacios teatrales de referencia como Carme Teatre, Espacio Inestable, Sala Ultramar o la Sala Círculo.

Las afinidades electivas unen. Y a ellos les unen muchas más cosas. Una de ellas, su voluntad, inasequible al desaliento.