VALENCIA. Tras varias semanas de mutismo, el Festival Internacional de Benicàssim desveló ayer los primeros 18 nombres que integrarán el cartel de su próxima edición, a celebrar del 17 al 20 de julio. Había cierta inquietud por parte de su público potencial respecto a la salud del certamen, y lo cierto es que el páramo informativo en que se habían convertido su página web y sus perfiles en las redes sociales no ha sido precisamente la mejor de las vacunas para disipar ese escepticismo. Algunos de quienes han dejado, negro sobre blanco, sus impresiones en el muro de Facebook del festival, ya amenazaban con invertir sus ahorros en otros destinos más definidos.
Como todo el mundo debe saber ya a estas alturas, el FIB tuvo que recurrir a una entrada de capital in extremis en julio de 2013 para poder celebrar una edición que, a solo dos semanas vista, aún no había puesto en marcha el montaje de sus infraestructuras y servicios más elementales. La entrada de las empresas del irlandés Denis Desmond y del británico Simon Moran aliviaron esa situación, y el fin de semana se saldó finalmente con una edición ciertamente apañada (en asistencia e incluso artísticamente) para el tono negruzco que habían ido cobrando los augurios previos.
Tenía su lógica pensar que, con el nuevo aporte de capital y know how de dos de las empresas más potentes de la industria de la música en vivo en las Islas Británicas y un 20 aniversario en el horizonte, la cita de Benicàssim cobraría un nuevo impulso, pero la verdad es que hasta diciembre pasado han seguido coleando los efectos de la deuda pendiente y la salida del concurso de acreedores en el que la empresa gestora se había visto inmersa.
Desde el seno del festival se nos aseguró esta misma semana que esa, y no otra, ha sido la causa principal del retraso en la confirmación pública de sus primeros reclamos. No hay ninguna estrategia comercial que haya marcado el paso. Al mismo tiempo, se incide en un hecho cierto pero de trascendencia hoy en día muy relativa: hasta hace siete u ocho años, el FIB nunca mostraba sus cartas hasta bien entrada la primavera. De hecho, no fue hasta finales de abril cuando la edición del décimo aniversario (por buscar la analogía de la efeméride) comenzó a revelar su cartel, hace diez años. Incluso el fichaje de Morrissey fue anunciado nada menos que un 6 de julio, con el suficiente margen como para no disuadir a las tres mil personas que se acercaron a verle debutar en solitario en un escenario de nuestro país cinco días antes en el Castillo de Sohail en Fuengirola (Málaga), dentro del extinto AV Festival.
EL ACELERADO RITMO DE LA COMPETENCIA
El argumento, en todo caso, ve cómo su aliento palidece con solo echar un vistazo al actual paisaje en medio de la batalla: en plena era de redes sociales, de ardides mediáticos imaginativos con enorme impacto viral y con el Primavera Sound y el Sonorama convertidos, por motivos muy distintos, en potentes focos de atención desde hace semanas, se hace inevitable pensar que los tiempos han pillado al FIB, por diferentes motivos, con el pie cambiado. Y el silencio mantenido durante semanas no ha contribuido a aclarar si entran o salen de esa posición de fuera juego.
Todo esto, es obvio, podría ser perfectamente accesorio si el cartel final acaba generando señuelos a la altura de sus mejores ediciones. La fecha del 20 aniversario podría ser aprovechada para completar un line up en el que sobresalgan bandas señeras, y así se ratifica desde la sala de máquinas del FIB, que quiere reiterar determinados guiños históricos.
Está por ver si esos gestos remiten a la historia genérica del pop y el rock, al estilo de lo emprendido hace diez años (Lou Reed, Kraftwerk, Brian Wilson, Pet Shop Boys, Arthur Lee o un Morrissey que pegó la espantada: una alineación mayoritariamente improbable hoy en día, por motivos obvios) bajo una dirección distinta, o si el certamen se decanta, aprovechando su ya largo recorrido, por el juego autorreferencial de darse un homenaje recurriendo a nombres que han tenido su relevancia como motores de la cita o como bandas cuyo crecimiento ha ido en paralelo al del festival.
Por lo revelado ayer al mediodía, parece que la segunda opción quizá esté más a su alcance (The Charlatans, ya presentes en el 95, o sus paisanos James, padrinos del sonido Madchester). Al margen de que es dudoso que una alternativa similar a la primera, integrada por viejas glorias, fuera a gozar del beneplácito de un público que ha cambiado mucho desde 2004. En procedencia pero, sobre todo, en edad.
Con la cautela propia que inspira un cartel que solo ha desvelado el 30% de sus nombres, difícilmente puede decirse que las 20 líneas de teletipo de agencia que casi todo el mundo ya ha fusilado acerca de la ramplona carrera de Kasabian constituyan un reclamo potente para un 20 aniversario. Hay evidentes tantos en positivo, como la incorporación de M.I.A. y los aún relevantes Manic Street Preachers, la divertida verbena psicodélica de Of Montreal o unos Tame Impala que, justo es recordarlo, ya recalaron en el recinto junto a la N-340 cuando aún no estaban en boca de todos. Y un Paul Weller de presencia todavía dudosa: anunciado en las primeras comunicaciones para ser luego desmentido, no de forma definitiva.
El resto de su oferta, de momento, bucea con la acostumbrada ausencia de recato en ganchos para el público británico medio (Ellie Goulding, Tinie Tempah, Katy B, Chase & Status), la mayoría de ellos ya acostumbrados a pasar por allí con cierta brevedad, algunos de ellos incluso repitiendo visita por segundo año consecutivo (Jake Bugg, Courteeners) aún sin material novedoso que lo justifique, más allá de la apuesta segura que suponen. De aquello que una vez se dio en llamar exclusivas (¿lo recuerdan?), no sabemos si es mejor ir olvidándonos.
Quedan pocos menos de seis meses, muchos nombres por delante, y el generoso beneficio de la duda que siempre debe inspirar un festival con semejante historial y una cifra demasiado redonda como para ser malbaratada.
A mi tampoco me gustó mucho la verdad.
Pues sinceramente me decepciono bastante
Uffff que buen cartel, me muero de ganas de ver a M.I.A. !
Gracias por la puntualización, Juan. Aunque también conviene recordar que, en su concierto del verano pasado, ya avanzó alguno de los temas de "Shangri La".
Una pequeña corrección: Jake Bugg sí tiene material novedoso que justifique su presencia por segunda vez consecutiva. Lanzó su segundo álbum, Shangri La, hace ahora tres meses: http://www.bandalismo.net/2013/jake-bugg-shangri-la-critica/
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