MADRID. Se viene hablando durante tiempo del denominado riesgo de la 'japonización' de la economía europea.
La opinión más generalizada entre los analistas y economistas es que la posibilidad de que este proceso ocurra en Europa es prácticamente inapreciable.
Como en otras ocasiones he comentado, este tipo de valoraciones suelen tener en cuenta la trayectoria de la economía en el país o zona en cuestión y Europa, con las diferencias que se dan entre sus países, de lo que ha adolecido es de todo lo contrario.
Cuando hablamos de 'japonización', lo hacemos de una economía que se ralentiza hasta el punto de mantener largos periodos de crecimiento cercano a cero e incluso de recesión, con niveles de precios generalmente decrecientes, esto es, deflación e incapacitada para crear nuevos puestos de trabajos.
En Japón se han venido dando todas estas circunstancias desde mediados de los años 90 y su economía haciéndose cada vez más pequeña en un proceso de contracción reiterado.
PLENO EMPLEO
El nivel de empleo, en comparación con el europeo, se ha mantenido alto y no porque se haya generado empleo sino por la estructura económica y social de este país donde el nivel de pleno empleo está en torno al 2% y tasas superiores al 5% se consideran anormales. Como vemos muy diferente a las europeas e incluso norteamericanas.
A todo este escenario desfavorable se le une el hecho que la divisa nipona, el yen, ha tenido una tendencia secular al fortalecimiento dado el carácter netamente exportador de Japón.
Este yen más fuerte ha obligado al Banco de Japón a convertirse en el banco central con más experiencia en intervenciones en el mercado para debilitar su divisa. La divisa sobrevalorada no solo pone obstáculos a la competitividad de los productos del país y con ello al crecimiento sino que aporta un factor depresor en los precios que viene bien cuando el peligro es la inflación. Pero se convierte en un elemento negativo cuando de lo que se trata es de salir de la peligrosa espiral deflacionista.
POLÍTICA MONETARIA ULTRAEXPANSIVA
El Gobierno japonés de mano del primer ministro Shinzo Abe -junto con el Banco de Japón- se embarcaron desde hace algo más de un año en una política monetaria ultraexpansiva, que de momento está teniendo éxito y está consiguiendo subidas de precios y una pronunciada devaluación de la divisa nipona. Es la primera vez en más de una década que Japón parece salir del laberinto en el que se encontraba.
Pero en este mundo globalizado, lo que se hace en un sitio tiene efectos en todos los demás.
EXPORTACIONES BARATAS
La política japonesa está sacudiéndose sus males, pero con exportaciones más baratas y mayor crecimiento está trasladándonos parte de su problema.
Aunque no se vea -o no se quiera ver- la economía europea vista en su conjunto se encuentra en un proceso muy parecido al que Japón tuvo al comienzo de su gran crisis. Provocado por burbujas de créditos y de sobrevaloración inmobiliaria que se han venido abajo, una gran crisis bancaria que no se ha atajado desde el primer momento con la decisión que por ejemplo lo hizo Estados Unidos: una restricción del crédito que ahoga la economía y un banco central inoperante.
DATOS DE CRECIMIENTO
Los datos son claros. Los crecimientos de los países de la Eurozona son negativos o cercano a cero. Los dos países más grandes del área euro han publicado los datos de PIB: Francia, con gran alivio de estar en lado positivo, proclama un 0,3% en 2013, mientras que Alemania, la más potente, llega al 1,5%, después de varios ajustes contables. La inflación armonizada va cayendo décima a décima para situarse en un 0,6% interanual.
Y el único dato positivo de todas las economías es el de la exportación, por ningún sitio mejora ni el consumo interno ni la inversión de capital.
DESAPALANCAMIENTO
Esto, además de otros flujos procedentes de despalancamiento y de compras de algún banco central, hace que el euro siga al alza y sobresalga del resto de las divisas como lo ha hecho el yen en su historia, presionando a la baja el nivel de precios y aportando un elemento restrictivo a la economía europea.
Hace poco escuchamos al número dos del BCE, Coeure, hablar de la posibilidad de implementar tipos negativos y en Davos, el mismo Draghi, habló de Quantitative Easing. No me cabe ninguna duda que la gran preocupación de nuestro banco central es evitar una 'japonización' de Europa, que aunque no tenga por qué ser similar en todos sus aspectos sí puede producir efectos similares.
____________________________________
Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB
Actualmente no hay comentarios para esta noticia.
Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.