VALENCIA. El valenciano Álex Montoya estaba este domingo noche en el Centro de Congresos Príncipe Felipe de Madrid como candidato al Goya en la categoría de mejor cortometraje con el turbio e inquietante thriller Lucas, que cuenta la relación de un pederasta, interpretado magistralmente por el actor Luis Callejo, con un adolescente llamado como el título de la producción.
Montoya, que tiene una larga experiencia, ha filmado ya doce trabajos, competía con algunos cortometrajes tan populares como Pipas de Manuela Moreno; Abstenerse agencias de Gaizka Urresti, que finalmente resultó ganador; De noche y de pronto de Arantxa Echevarría Carcedo, y El paraguas de colores de Eduardo Cardoso.
Con la vítola de ser uno de los favoritos, el valenciano arquitecto de formación y cineasta de vocación, reflexionaba hace unos días sobre los acontecimientos que le habían conducido a la alfombra roja y aspirar a uno de los famosos cabezones. Su aventura en cierto modo es un fiel reflejo de los problemas que tiene la industria audiovisual valenciana, ya que Montoya tuvo que reducir sus aspiraciones profesionales de hacer un largometraje con Lucas por cuestiones de producción.
Así, él mismo había anunciado en varias entrevistas cuando concluyó su anterior cortometraje, Maquillaje, que éste iba a ser su último corto. Pero, ya se sabe, el hombre propone y la vida dispone, y ante la carencia de medios hicieron de la necesidad virtud y Maquillaje se convirtió en su penúltimo corto. "Nos dijimos: cojamos el primer tercio [del guión del largometraje] y rodémoslo, a ver si conseguimos la financiación para el resto. Ahora lo que sucede es que el largometraje ha evolucionado por su cuenta y tenemos un cortometraje hecho y un largometraje que queremos hacer", comenta.
UN CORTOMETRAJE PREMIADO DESDE EL GUIÓN
Los méritos de Lucas son muy evidentes. Además de su factura formal y de lo inquietante de su propuesta narrativa, que ya fue premiada por Bancaja cuando la financiera existía y fomentaba el cine valenciano, el cortometraje de Montoya destaca por sus numerosas localizaciones y sus variados personajes. "No hemos escatimado en nada. Lo hemos hecho como si fuera una película convencional. Es una situación que explota desde el principio. Teníamos la duda de si hacer la confesión al principio o al final, pero quería que el espectador supiera lo que quería el personaje de Álvaro".
Con Lucas ha obtenido premios ya en Cinema Jove, Málaga o Alcine, y sigue la senda dos de sus cortometrajes más celebrados, Maquillaje (2011) y Cómo conocí a tu padre (2008). El primero fue premiado en festivales como el de Badajoz, mientras que el segundo fue galardonado en Cinema Jove como mejor cortometraje español y reconocido con una mención en Sundance. Lucas es, posiblemente, el mejor de sus tres grandes producciones y revela a un cineasta que está creciendo.
"Todos estamos en constante evolución", matiza él. Algo que es notorio en su caso, donde ha pasado de ser un cortometrajista al uso, con guiones ingeniosos, a dirigir prácticamente películas cortas que revelan su conocimiento de los entresijos del cine y sus querencias. "De origen, de gustos, soy muy americano, muy del cine de los setenta y de gente como David Fincher que toma todo eso y lo actualiza", comenta.
Una afición hacia el cine americano que ya ha sido correspondida, pues tuvo una oferta para rodar en Estados Unidos, proposición que rechazó porque no le convencían las condiciones. "Era una película muy pequeña, Equipo paranormal (Ghost Team One, 2013), una cosa muy loca y divertida, pero no pude hacerla". No le ha dolido mucho. La película fue un fracaso.
RTVV LO HA COMPRADO Y NUNCA LO EMITIRÁ
Lucas ha contado con ayudas del IVAC y compra de derechos por parte de RTVV. Tal y como reclamaba el acuerdo con la cadena, Montoya presentó el pasado mes de noviembre la factura del cortometraje. A los pocos días se anunció el cierre de la televisión pública valenciana. "Me han dicho que llame a Presidència, que nadie sabe donde está la factura. Se ha hecho todo tan mal, tan desordenadamente que... Canal 9 sólo me va a pagar 6.000 euros por los derechos del corto. A mi esos seis mil euros me solucionan bastante pero he tenido que adelantar 1.200 euros de IVA cuando no sé si me pagarán. En fin. No entiendo porqué se ha hecho tan mal", se pregunta.
Protagonista de una de las pocas noticias buenas que ha recibido la industria audiovisual valenciana en el infausto 2014, Montoya mira al panorama del sector y admite una cierta precariedad. "Ahora hay mucha gente que trabajaba para la tele [RTVV], gente muy buena como Jordi Llorca, Oscar Bernacer o Pau Martínez, que se está buscando la vida con los cortometrajes, con sus producciones. Y hay otros que se han tenido que ir como Martín Román, que están en México, o Guillermo Escalona en Los Ángeles", enumera.
Una opción, la de irse, que no se le pasa mucho por la cabeza porque dice ser "muy vago". "Los cortometrajes hasta ahora me han funcionado bien y tengo una pequeña productora, Morituri, que nos está permitiendo seguir; puedo vivir de ello y no he tenido la necesidad de irme fuera. Pero ahora que quiero dejar de hacer cortometrajes y pasar a largometrajes, igual... Lo que sí que tengo claro es que si me marcho, me iría a Los Ángeles. Tengo al manager allí", apunta.
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