VALENCIA. Esta mañana José Martí, 24 años, Valencia, ha amanecido en su piso en la cuarta planta de un edificio detrás de la Estació del Nord. Como siempre, ha puesto música, ha saludado a su gata persa Moma y ha ojeado Twitter. "He empezado a ver menciones en japonés, he ido bajando y bajando y he descubierto que en una radio japonesa hablaban de Kostrok". Son sorpresas repentinas que tiene cada día desde que su banda dúo lanzó la canción 'Right Now', música electrónica muy accesible respaldada por algunos de los actores principales de la industria. Todo un disparo al mundo. Antes de desenfundar la bala, 'Right Now' conseguía convertirse en tema oficial de las retransmisiones de la NBA en Latinoamérica. En el momento del lanzamiento rodaban por Colombia. iTunes los ha incluido en su selección de artistas que sí. Son pistas que hablan de la envergadura que han tomado... para sorpresa de muchos.
Se sientan en una mesa presidida por un tablero de ajedrez. Le están dando vueltas a su próximo objetivo: su primer álbum. Están advertidos de que en la siguiente conversación no hablaremos demasiado de música; en todo caso, de lo que hay detrás de su música. Moma, la gata, está de espectadora. Sus jugadas sobre el tablero han ido a un ritmo vertiginoso desde que Martí y Lurbe se conocieron.
"De repente -empieza Martí- te ves yendo más rápido que la velocidad del sonido".
"Tenemos la sensación -continúa Lurbe- de haber vuelto de un viaje muy intenso. El momento 'Right Now' ha sido como romper la virginidad. No sabíamos qué ni cómo iba a pasar. Pero al final la gente de nuestra alrededor comenta: pues os ha funcionado...".
Antes de que la cosa funcionase Adrián Lurbe estudiaba sociología y tenía un club de música electrónica en la ciudad, el Kostrok, al que a veces iba gente y a veces no. José Martí estudiaba un máster en Barcelona. Se conocieron cuando el segundo le pidió al primero una reunión en la taberna El Rojo para proponerle un nuevo impulso: "le propuse crear de su club una marca (...) Decidimos hacer una campaña buena. Después estuvo lleno todas las noches. Ese verano nos fuimos de gira". Habían creado un pequeño monstruo con muchos de los condimentos comunes y necesarios para caer en la zona de la relevancia. "Decidimos ofrecer mucho más que música", incorpora Martí. "Hay sobreinformación -sintetiza Lurbe-. Y si hay sobreinformación había que llamar la atención". La llamaron.
De los primeros pasos, se quedan con dos momentos.
"El bolo más conmovedor que he tenido en la vida fue en el Arenal Sound. Actuábamos un sábado a las tres de la mañana. Llegamos al escenario y no había nadie, estaba todo super húmedo y dije: esto va a ser una cagada. Pero cuando empezamos el show, estaba lleno. La primera vez que sentí una tremenda adrenalina", recupera un Martí enardecido.
"En las Fallas de 2012 se nos ocurrió hacer una verbena bajo las Torres de Serranos. Y nos encontramos a diez mil personas allí. Pensábamos en el rollo de 'no serás profeta en tu tierra', y lo estábamos siendo", recupera Lurbe. "Se nos fue de las manos. Las Fallas son un escenario brutal y... ¿por qué no aprovecharnos de eso?".
Llegados a este punto comienza a quedar claro que parte de la clave Kostrok está en exprimir al máximo las oportunidades, aprovecharse devella y dinamitar los dogmas. Las jugadas sobre el tablero iban a aumentar todavía más su velocidad. "Éramos Djs pero tras volver de la gira de verano nos dimos cuenta de que ya no podíamos avanzar demasiado, era el momento de ponernos a hacer música" (Adrián Lurbe). Y revirtieron un temor paterno: "mis padres -interviene Martí- son físicos, y recelaban un poco de este camino. Quizá preferían algo más estable, a priori, como ser funcionario, pero en el momento en el que les puse el contrato de EMI encima de la mesa se tranquilizaron bastante. Al final los padres lo único que necesitan es saber que tienes un futuro, y en el momento en el que lo ven, empiezan a disfrutar".
Sigue la fiesta. Habían seducido al sello musical EMI. Y al revés.
"Nos fuimos con la mochila a Madrid a hablar con la industria. No sabíamos nada de ellos y teníamos un poco de miedo, pero sabíamos lo que queríamos", explica la mitad más joven de Kostrok, Martí. "Era como si nos pusiéramos a vender mejillones. Queríamos saber cómo se vendían".
"Cuando tuvimos el primer contacto con EMI nos llevaron a París, a EMI Francia, que para nosotros han hecho mucho por la música que nos gusta; han sacado todos los discos de Daft Punk excepto el último. Y nos hicieron una especie de cortejo -define Lurbe-. Sentíamos que estábamos en un punto neurálgico de la música mundial".
Hasta aquí todo perfecto. Pero, ¿cómo lográis colaros en un escenario repleto de jaque mate?
José Martí: No tenemos estudios de música, nunca hemos tenido maestría musicalmente. Nuestra diferencia puede que hay sido la falta de dogmas, la ambición de tener ganas de comerse un mundo muy grande. Para conseguir un gran objetivo no es necesario un gran talento, sino una gran pasión, dijo Muhammad Ali.
La pasión está muy bien, sin embargo EMI no os lleva a París sólo por vuestra pasión. ¿Qué os hizo convertiros en un producto suculento a ojos de la industria?
Adrián Lurbe: Llegamos en un momento clave, siempre hay un factor suerte. En ese momento la industria necesitaba una renovación. Por ejemplo en España sabemos que algunas radios musicales estaban buscando un cambio, unos jóvenes que pudieran competir con música electrónica en todo el mundo desde aquí.
José Martí: Y ese cambio fue Kostrok.
Desde el principio de la charla, con la gata Moma impasible, han hecho ver en varios momento que se sienten parte de una generación que ha brotado en la ciudad. La generación 2010.
"Todo surgió -teoriza Adrián- en un momento en el que gran parte de nuestros amigos estaban empezando, en un momento de crecimiento en campos como la fotografía, el diseño... Con personas como por ejemplo Felipe Pantone. Y todo desde Valencia. Muchos de ellos ahora están ahora yendo por el mundo".
Una reivindicación generacional que está trayendo, eso creen, un nuevo pensamiento.
"En Valencia, y en la música, hemos nacido sin los prejuicios que existían, de cierta vergüenza hacia la electrónica. Hemos sido la primera generación que ha nacido sin eso -explica José-. Además, y quizá por internet, hemos tenido la concepción de que nuestros proyectos deben ser globales, no sólo destinados para una escena local. Tenemos amigos de seis, siete años más, mucho mejores que nosotros, que nos miran alucinados por cómo hemos llegado más allá de nuestras fronteras". Como posdata deja un titular: "Hoy con un buen manager puedes vivir hasta en Las Pedroñeras".
La canción 'Right Now' ha sido una potente carta de presentación. "Todo lo que habíamos hecho hasta entonces lo tiramos a la basura. Vengo de las bandas más indies, Adrián de la electrónica, y 'Right Now' era la unión perfecta de los dos mundos", asesta Martí.
Preparan su álbum y tienen ganas de seguir cambiando:
"Yo tenía una novia -continúa- que me dejó cuando empecé con Kostrok. Me dijo que había cambiado. En ese momento me partió el corazón. ¿Cómo me puedes decir eso? Pero con el tiempo, pensé... ¿cómo no voy a cambiar? En la industria musical sabemos que tenemos que estar evolucionando todo el tiempo".
Tienen 25 y 24 años. Exportan canciones al mundo con una marca que se llama Kostrok.
¿De dónde viene el nombre?
Adrián Lurbe: No viene de ningún sitio. Sólo quería darle un aire ruso, que sonara fuerte.
"No tenemos estudios de música, nunca hemos tenido maestría musicalmente. Nuestra diferencia puede que hay sido la falta de dogmas" No, la diferencia fue aprovechar el talento de una tercera persona y tener la pasión, sí, pero por otra cosa..
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