La nueva apuesta de HBO lleva sólo tres capítulos y ya hay quien la considera "serie de culto"
VALENCIA. Hubo un tiempo pasado, un tiempo muy lejano, en el que la gente compraba discos. Los discos eran editados por discográficas. Las poderosas eran auténticos barcos piratas de playmobil, pero también las había independientes que con tenacidad y buen gusto sacaban adelante grupos fuera de lo común. A estos sellos se les quería. Uno se conocía todo su catálogo y esperaba ansioso sus descubrimientos. Había amor. Pero ahora, desde que la música ya no es que sea gratis, sino que es hasta molesta la abrumadora oferta que hay, este romanticismo ha muerto.
Sin embargo, mira tú por dónde, por la cadena de pago estadounidense HBO, los hombres del siglo XXI profesamos ese mismo tipo de amor romántico. Han sido muchas horas, fines de semanas enteros, sin ducharse, comiendo cantidades aberrantes de porquerías en un autosacrificio humano en altar sagrado de alguna serie de HBO. Muchos hemos pasado por ello. Seguimos haciéndolo y, sobre todo, diciendo: "un capitulito más y me voy a dormir".
De esta manera, no es extraño estar al tanto de todo lo que aparezca con el sello de HBO. No es sólo una garantía de calidad, es más que un sentimiento. No hay depresión que no se cura metiéndose cinco temporadas entre pecho y espalda.
Y la última creación de HBO es True Detective. El envase es el que viene siendo habitual en esta casa. Unos créditos atractivos, obra de Antibody, con música de The Handsome Family, y algo fundamental, insobornable, auténtica marca de la casa: dos primeros capítulos que son un coñazo insufrible. Confusos, con poco gancho. Igual que siempre.
Así empezó The Wire, con varios capítulos con demasiados personajes, un guión que no se sabía muy bien por dónde quería ir, pero que en cuanto empezaba a rodar, a partir del cuarto capítulo más o menos, era más adictivo que la heroína. Parece que nos encontramos ante algo parecido.
Woody Harrelson y Matthew McConaughey, el protagonista de esa mentira podrida que hay en los cines llamada ‘Mud', son dos detectives a los que les toca investigar un asesinato que ha dejado una escena del crimen extravagante y satánica. No puede ser más típico, es cierto.
Luego los dos detectives tienen personalidades completamente diferentes. Uno es frío y calculador, un tanto lunático y con un fondo nihilista -murió su hija y quedó marcado-. Y el otro es un padre de familia borracho y follador un poco tosco y acomodaticio con el poder establecido y la religión imperante. No puede ser un topicazo mayor, es cierto. Discuten mucho. Está trilladísimo. Cierto.
Se mueven por el sur de Estados Unidos, una región que debería ir poniendo demandas con la ‘Ley Fernández' en la mano porque siempre aparece retratada igual. Pobreza, aldeanos, borrachos en bares con reclamos de neón, burdeles, drogas raras y sucias y retrasados mentales peligrosos sueltos. Un toque Gummo, de Harmony Korine, otro poco de Giro al infierno, de Oliver Stone. Lo hemos visto cien veces ¿verdad?
La serie transcurre por caminos muy transitados, pero oiga, es llegar al final del tercer capítulo y que algo dentro de ti diga la palabra mágica: más. Lo tiene. Tiene el don. La marca de la casa. Lo que hace que el más de lo mismo resulte original y sorprendente.
El porqué es también otro lugar común, es el formato HBO. Sin más. Los detectives no se limitan a investigar, uno de ellos tiene problemas matrimoniales y estos son tratados con todo lujo de detalles. Nos sumergimos en su crisis de los cuarenta en clave de realismo soviético. Eso es HBO. Da igual que sea una serie sobre astronautas o torneros fresadores. Todos tienen problemas mundanos y libran batallas interiores.
En este caso, sí es preciso señalar que el protagonista con más aristas, Woody Harrelson, es mucho más atractivo que su compañero. Hasta el punto de descompensar la historia. Sin embargo, las masas blogueras se están deleitando con el personaje de Matthew McConaughey. Juzguen ustedes mismos. ¿Saben cuando hay una discusión en el parking de una discoteca y uno de los bakalas se queda un poco atrás, como separado del grupo, con cara de Gioconda puesta de speed dando a entender que en cualquier momento rompe a matar a todos los presentes? Pues ese es su registro interpretativo.
La elección de una canción de The Handsome Family como seña de identidad, un grupo aburrido donde los haya, es bastante elocuente. La serie avanza despacio, de forma desasosegante. Los dos primeros capítulos podrían ser anuncios de BMW, pero estoy seguro de que precisamente por eso luego se volverá encantadora. Ya hay por ahí quien la compara con Twin Peaks.
De hecho, el director Cary Fukunaga cita la serie de David Lynch como una de sus influencias, junto a David Simon, a la hora de rodar True Detective. Por su parte, el escritor y guionista Nic Pizzolatto, ha estructurado la serie siguiendo los monólogos enfrentados de los dos detectives que, quince años después, cuentan cómo fue el caso. La temporada tendrá solo ocho capítulos y de haber otra se habla de cambiar los actores y los casos. Se puede hartar de relatar crímenes abyectos. De entrada, el estreno fue de los más vistos de la Historia de HBO.
Y para retratar el sur de Estados Unidos como si fuese el averno, a Pizzolatto le ha bastado con su propia experiencia, pues es de Nueva Orleans. Sus escritores favoritos los dio en una entrevista en The Arkham Digest: "Conrad, Faulkner, Camus, Dostoevsky, Henry Miller, Robert Stone, Denis Johnson, Jim Harrison, Lovecraft, Campbell, Barker, Straub".
Finalmente, a los adolescentes varones que siguen los consejos que la Universidad de Navarra deja en el Aula Sexual del diario ABC, hay que advertirles de que si ven la serie corren un serio peligro de "erotizarse" en demasía con grave riesgo de masturbación. Hay una escena entre Alexandra Daddario y Woody Harrelson que hay que cortarla en cuanto se ve a ella con un polo blanco sin sujetador debajo.
a mí me parece un coñazo de serie...
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