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Valorar en tiempos difíciles

PEDRO TOMÁS. 31/01/2014

MADRID. El inicio del año 2014 ha traído consigo un cambio notable de algunas de las variables financieras clave en el mercado español: caída de la prima de riesgo país, mejora en las expectativas de evolución del PIB para los próximos meses, movimiento alcista en la cotización del Ibex-35 y de los principales valores de la bolsa española, incremento del volumen de inversión exterior en nuestro país, mayor capacidad de financiación de las grandes compañías...

Por el contrario, dichos efectos positivos todavía requerirán de cierto tiempo para que pueda verse su traslado y contagio a otras variables, también claves para nuestra economía: crecimiento sostenido del empleo, llegada del crédito a las Pymes y a las familias, recuperación de la demanda interna...

2014 puede ser, como desde algunos foros ya se apunta, el año del cambio de ciclo e inicio de la recuperación económica. Desde verano de 2007 las principales economías avanzadas (Estados Unidos y la Eurozona, fundamentalmente) han sufrido una severa crisis financiera, sin precedentes desde el crack bursátil de 1929.

MEDIDAS ECONÓMICAS

Aunque la recuperación en cada uno de los mercados ha sido diferente, claramente influenciada por las medidas económicas adoptadas por cada uno de los gobiernos, en el caso del mercado español lo cierto es que acumulamos casi siete años operando en un entorno económico deprimido, que ha tenido una directa translación a los precios de productos y servicios e, inevitablemente, un efecto a la baja en el precio al cual se han materializado las transacciones corporativas.

Varios han sido los efectos que han trasladado parte del poder negociador desde el vendedor al comprador, con un impacto directo en el precio del activo o compañía a transmitir, entre los que podríamos destacar:

  • La caída del consumo y de la demanda interna han obligado a revisar a la baja las expectativas de crecimiento de los diferentes negocios para los próximos años.

  • La elevada prima de riesgo del mercado español, que ha derivado en una tasa de descuento más elevada para descontar los flujos de caja previstos para cada proyecto.

  • Un número significativo de transacciones cuyo origen ha sido consecuencia de una necesidad de caja en la parte vendedora, donde la desinversión en determinadas líneas de negocio o activos ha sido imperiosa para poder atender obligaciones de pago a acreedores o reducir elevados niveles de apalancamiento.

  • El menor número de operaciones corporativas comparables en estos ejercicios ha complicado de forma significativa el empleo de criterios de fijación del precio en una transacción apoyado en múltiplos de mercado.

  • La significativa reducción de la financiación disponible en el mercado de crédito para la ejecución de operaciones corporativas, lo que ha reducido sensiblemente la capacidad de determinados inversores para apalancar sus potenciales compras, en un momento en el que indudablemente existía una ventana de oportunidad para acceder a determinados activos a precios muy atractivos.

Dichos efectos, junto con algunos otros, han provocado que se hayan visto en estos últimos ejercicios transacciones cruzadas a niveles de precio anormalmente bajos. Los niveles de cotización bursátil que se han podido apreciar en el mercado de renta variable español durante estos años pueden ser una buena prueba de ello.

No obstante todo lo anterior, durante todo este período han existido determinados límites a la caída del valor intrínseco de un activo o compañía. En nuestra opinión, no todo vale, y también hemos sido testigos de múltiples operaciones que no han podido cerrarse con éxito porque la posición del vendedor no estaba tan forzada como para vender a cualquier precio y la visión del comprador todavía aconsejaba esperar o forzar en la negociación, ante el riesgo de nuevas noticias económicas adversas que pudieran hacer caer aún más la expectativa de negocio futuro del activo a comprar y, por ende, su precio.

GENERACIÓN DE FLUJOS

Quizás en este período es dónde se ha podido apreciar una mayor divergencia entre el precio efectivo pagado en cada transacción y el valor intrínseco que el activo transmitido habría tenido, considerando su capacidad de generación de flujos de caja en continuidad, basando la proyección del negocio futuro del mismo considerando tanto las dificultades del escenario actual, como las condiciones de un mercado normalizado y estable.

Atendiendo a los informes económicos internacionales, que anticipan el esperado escenario de recuperación económica, y esperando la consolidación en el cambio de tendencia de algunas de las variables macroeconómicas claves para que se materialice dicha recuperación, es posible anticipar que 2014 va a ser un año en el que se incremente de forma notable el número de transacciones corporativas.

Un ejercicio donde esperamos que la fijación del precio por el cual se ejecutarán dichas operaciones vendrá determinado en mayor medida por los drivers que determinan el valor razonable del activo a transmitir, y menos condicionado por la situación del mercado y/o de posiciones debilitadas a la hora de afrontar la negociación.

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Pedro Tomás es director del área de Transacciones y Reestructuración de Olleros Abogados

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