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una inversión provisionada

Iberdrola, último vestigio
a la venta de Bancaja en BFA-Bankia

LUIS A. TORRALBA. 23/01/2014 El plan acelerado de desinversiones del banco acerca su salida de la compañía eléctrica donde la extinta caja de ahorros valenciana entró en septiembre de 2003

VALENCIA. Las desinversiones realizadas por el grupo BFA-Bankia superan ya los 3.000 millones de euros y todavía le queda por salirse de Deoleo, Realia, Mapfre e Iberdrola. Ciertamente tiene de tiempo hasta el año 2017, tal y como le exigió Bruselas a cambio de inyectarle los fondos necesarios para su recapitalización, pero el plan acelerado emprendido por José Ignacio Goirigolzarri tiene al mercado con los ojos puestos en dichas cotizadas y, muy especialmente, en la eléctrica.

Actualmente, según la base de datos pública de la CNMV, el grupo financiero controla el 5,136% a través de BFA, que está valorado a precio de mercado en unos 1.485 millones de euros. Una participación provisionada a finales de 2012, tal y como hizo con el resto de las cotizadas donde estaba presente, lo que le va a generar plusvalías en sus cuentas. La venta de Iberdrola será el vestigio de la extinta Bancaja en el grupo, dado que dicha participación le viene de la antigua caja valenciana.

A mediados de agosto de 2003, un aún inseguro y recién investido presidente Francisco Camps e Ignacio Sánchez Galán, vicepresidente y consejero delegado de Iberdrola, anunciaban a bombo y platillo que las dos cajas más importantes del territorio en aquella época (Bancaja y CAM) iban a entrar en el capital de la firma eléctrica.

DISCRECIÓN

El anuncio sólo lo conocían los presidentes de ambas entidades financieras, Julio de Miguel y el fallecido Vicente Sala, y ni siquiera sus respectivos consejos de administración.

La compañía vasca buscaba socios estables para blindarse ante el acoso y derribo a que estaba siendo sometida. De hecho, cinco meses antes ya había recibido la inesperada 'visita' de Gas Natural, que le plantó 17 euros por cada acción. Una maniobra que no tardó en ser calificada de 'hostil' por parte del consejo de Iberdrola.

Sin embargo, los gestores de la CAM habían optado pocas semanas antes por su propia vía haciéndose con un 3% de Unión Fenosa. Una compra que había realizado a primeros de junio de ese año a varios precios, entre 13,61 y 14,28 euros, y por un total de 132 millones de euros.

Bancaja sí dio el paso y a finales de septiembre adquiría el 1% del capital de la eléctrica vasca a un precio de 14,44 euros, que representaban unos 130,2 millones de euros. Un precio muy similar al desembolsado por la CAM en Fenosa.

DE MIGUEL SIGUE

Un mes después, Julio de Miguel, todavía presidente de Bancaja, entraba en el consejo de Iberdrola. Y antes de su salida de Bancaja, en enero de 2004, De Miguel obtuvo como compensación su mantenimiento como consejero de la eléctrica donde todavía sigue.

Las continuas adquisiciones de 'iberdrolas' por parte de Bancaja, que llegaron a superar el 6% del capital social de la eléctrica vasca, llevaron a la compañía a nombrar a José Luis Olivas consejero. La caja valenciana se convertía en un auténtico 'caballero blanco' ante la 'guerra' que vivía entonces Iberdrola con ACS. De ahí que el papel de la entidad local fuera determinante entonces.

EL ADIÓS DE OLIVAS Y PONS

Sin embargo, la llegada de Rodrigo Rato a la presidencia de Bankia en enero de 2010 trajo consigo, entre otras cosas, de prescindir de José Luis Olivas como representante de Banco Financiero y de Ahorros (BFA) en el consejo de Iberdrola. Sin embargo, el manchego ya tenía claro que iba a dimitir ante sus desavenencias con el exministro, pero hubo que esperar hasta la primavera de 2012 una vez intervenida la entidad.

El puesto de Olivas lo ocupó Francisco Pons tras ser nombrado vicepresidente del grupo, pero que apenas dos meses después era sustituido por Manuel Lagares en un proceso de cese de todos los consejeros nombrados o ratificados bajo la presidencia de Rodrigo Rato.

La sustitución formó parte de un proceso más amplio realizado por BFA-Bankia para sustituir a los consejeros en las empresas cotizadas en cuyo capital tiene participación y representación en los órganos de gobierno, con el fin de ahorrar gastos.

CONTACTO DIRECTO

Mientras tanto, Ignacio Sánchez Galán, actual presidente de Iberdrola, ya ejercía a mediados de la primera década del año 2000 de consejero delegado de la empresa y mantenía un contacto directo con los responsables políticos y sociales de la zona.

En los últimos quince años, Iberdrola podría haber continuado su crecimiento nacional por medio de las diversas 'novias'. De hecho, la eléctrica y Repsol iniciaron un intento de fusión que fracasaría al no alcanzarse un acuerdo amistoso entre ambas compañías.

En 1999 se retomó la idea, pero en esta ocasión fue La Caixa, principal accionista de la petrolera junto al BBVA, la que frenaría la operación al negarse a consumar la alianza. Ya en 2000 fue Endesa la elegida por Iberdrola para sumar fuerzas.

La voluntad era crear una de las mayores eléctricas europeas, pero las exigencias impuestas por el Gobierno central para que la operación saliera adelante.

LA OPA HOSTIL DE GAS NATURAL

Antes de la 'guerra' con ACS, la eléctrica vasca recibió en 2003 una OPA hostil (oferta de compra de acciones en contra de la voluntad de la dirección de la empresa opada) de Gas Natural. Un veto de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) impidió que la operación se enfrentara al mercado.

La compra por parte de ACS, principal accionista de Iberdrola, de la participación del Santander en Unión Fenosa en 2005 convirtieron a la compañía presidida por Florentino Pérez en máxima accionista de ambas.

Y LLEGARON LOS ÁRABES

Posteriormente fue reduciendo peso ante la llegada de los qataríes de QIA, pero previamente se agitó el rumor de una fusión que se ha reavivado periódicamente desde entonces.

Al margen de este posible escenario Iberdrola decidió crecer por sí sola en el extranjero comprando, entre otras, la británica Scottish Power y la norteamericana Energy East.

Iberdrola surgió en 1991 como resultado de la fusión de dos compañías: Hidroeléctrica Española (Hidrola) e Iberduero, fruto a su vez de la unión de Hidroeléctrica Ibérica y Saltos del Duero. La familia Oriol (Iberduero) asumía con esta unión el monopolio de la producción y distribución eléctrica en la Comunitat Valenciana y todos los vínculos con el empresariado local que la antigua Hidroeléctrica había cultivado desde hacía décadas.  

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