VALENCIA. Los artesanos de la Ciudad Fallera de Valencia suelen acudir a dos bares a almorzar: el Ninot y el del Museo Fallero. Allí se citan para hablar del futuro, de los trabajos que están realizando y de los tiempos venideros. Los jueves acuden los maestros jubilados como Barea, Espinosa o el abuelo Puche, que les cuentan cómo se las ingeniaron en su tiempo para sobrevivir a todo tipo de circunstancias. A los más jóvenes les gusta oír sus historias.
Últimamente las conversaciones son más pesimistas. No hay tanto humor. Los artistas sonríen poco. Este 2014 serán las fallas del milagro, dicen, porque las crisis y, sobre todo, la subida del IVA del 8 al 21%, les ha dejado al borde del abismo. El aumento impositivo se ha traducido en déficit, directamente. Si un maestro artesano se garantizaba un 10% de ganancias, este curso, además, de despedirse de ese dinero que irá a manos de Hacienda, sabe que perderá un 3% más.
La nueva tasa es la tercera de las tres pinzas que están atenazando a un gremio compuesto por 202 miembros que se encuentran entre la espada y la pared. A los impuestos han de unir la reducción presupuestaria de las comisiones falleras, y la desaparición de clientes como parques temáticos.
"Somos el samaruc", dice Ximo Esteve Mares, en el oficio desde hace 37 años y artista fallero desde hace 27; "somos una especie a extinguir. De nosotros sí que se puede decir que trabajamos por amor al arte", comenta. Mientras, a sus espaldas, dos de sus cuatro operarios trabajan izando una pieza.
La coyuntura de este curso ha sido "terrible" en sus palabras. Muchas comisiones este año se han retrasado en adelantar el dinero, algunas no lo han hecho hasta junio con lo que han estado tres meses sin trabajar. Encima, el IVA, "el gran frente" en palabras del joven Carlos Carsi, ha repercutido sobre ellos y sobre los materiales. Y cada vez hay menos presupuesto para los monumentos, comenta.
Son varios los artistas falleros que se han visto obligados a despedir a sus operarios. En abril creen que serán más. Estos trabajadores, ante la falta de oportunidades del mercado laboral, han decidido abrir sus propios talleres. A ello hay que unir el hundimiento de las ferias en Valencia. "Familia mía que se dedicaba a realizar stands en Feria Valencia ahora están haciendo fallas", explica Esteve.
Son pues más artistas a repartir una tarta cada vez más pequeña. Y en ese contexto, explican, han proliferado los ‘piratas', artesanos que trabajan sin control de la administración y cobrando en negro. "No se están cumpliendo las normas básicas y eso es malo, sobre todo a medio plazo", dice Esteve.
EL MAESTRO MAYOR: "VEO MUY MAL FINAL A ESTO"
José Ramón Espuig Escrivá, maestro mayor, reconoce que algunos artistas han planteado la posibilidad de realizar huelga ante el desamparo de la administración. La Ronda Norte está cerca y sería fácil cortarla. Material inflamable tienen de sobra. Ya el año pasado todas los ninots portaban la leyenda 'No al 21%'. Para este año, en el que se han cumplido los peores augurios, plantean más acciones reivindicativas
En el despacho de su nave, delante de una reproducción en corcho del cuadro Floreal de José Pinazo, recuerdo de una antigua falla, Espuig admite que la situación es crítica. "Veo muy mal final a esto". El principal problema que se encuentran es que no han percibido sensibilidad alguna por parte de las diferentes administraciones. Sólo les ha recibido el concejal de Fiestas de Valencia, Francisco Lledó, y fue con motivo de las elecciones del gremio en las que él salió elegido maestro mayor. Eso fue en octubre. Estamos a mediados de enero, a dos meses de la plantà.
Les Corts solicitaron en noviembre pasado al Consell que éste a su vez reclamase al Gobierno un IVA reducido para los artistas falleros. La petición partió del grupo socialista. Se llegó a una redacción de consenso apoyada por todos los partidos políticos. Ningún artista fallero menciona este acuerdo. Las palabras del Consell no se escuchan en la Ciudad Fallera. No esperan nada. En abril del año pasado el PP nacional votó en el Congreso en contra y se negó a bajar el IVA. La experiencia engendra pesimistas.
"Se está llegando al límite y lo único que nos para es que si hiciéramos huelga perjudicaríamos a las comisiones, que no tienen la culpa. Las comisiones pagan", apunta, Pero se está perdiendo la tradición del monumento fallero. Va a peor. Hay artistas que las hacen a peso. '¿Cuántos ninots quiere?', le preguntan a los presidentes de la falla.
A esto hay que unir la atomización de las comisiones. Espuig ve desproporcionado el número de Valencia, con 385 comisiones fallas censadas para este año según la web de la Junta Central Fallera. El maestro mayor del gremio considera que una concentración de comisiones sería mejor para la fiesta, tanto por los cortes de tráfico, que serían menos, como para las comisiones y los propios artistas falleros. Un veterano como él tiene este año seis fallas. Con una distribución más lógica del número de comisiones, con dos encargos podría facturar lo suficiente para pasar el año. Las mismas comisiones podrían tener incluso su banda de música y mejores actividades. La sobreabundancia, la carta blanca, "se les ha ido de las manos" al Ayuntamiento de Valencia y la Junta Central. Más ha sido menos.
Los artistas falleros se encuentran divididos en tres gremios en la Comunidad Valenciana: los de Burriana, los de Alicante y los de Valencia. El principal es el de la capital, por número de agremiados. En muchos casos son por tradición familiar.
La Ciudad Fallera de Valencia, situada en Benicalap, se halla estos días a pleno rendimiento. Los artistas se encuentran pintando ya los primeros ninots. Algunos como Carlos Carsí compaginan los monumentos de Fallas con las hogueras de Alicante, por lo que se ven obligados a hacer encaje de bolillos con el espacio en sus naves para que quepan tantos las piezas que se están lijando como las balas de corcho que se emplearán para las hogueras.
Un artesano con cierto nivel de trabajo en 2014 facturará aproximadamente 100.000 euros. Descontados los 21.000 que recaudará Montoro, el resto servirán para pagar la mano de obra, "que es fundamental y no desgrava", apunta Carsí, así como los materiales.
UNA CIUDAD FALLERA CADA VEZ MENOS FALLERA
Un signo de los tiempos es que hay cerca de una veintena de naves en la Ciudad Fallera que no son precisamente falleras. De las cincuenta que conforman el polígono, sólo 26 las ocupan artistas falleros. Algunos jóvenes como Marina Puche o Carsí; otros, veteranos como Pepe Latorre, cuya nave se halla al costado de la Iglesia Christ Embassy. Muchos trabajan en polígonos industriales de La Ribera, La Safor, Manises o Aldaia, donde los alquileres son más baratos. E incluso desde Burriana. En la Ciudad Fallera sólo quedan los románticos.
Latorre, quien se encuentra trabajando en la falla de Na Jordana que ha sido diseñada por el conocido dibujante valenciano Ortifus, fue maestro mayor del gremio hasta octubre. Su postura es muy crítica con la administración. "Nos están llevando a la ruina. O desaparecerán las fallas o tendrán que ser la mitad de lo que eran", comenta. "Este año todo el que pueda aguantar es, o porque tiene algo oscuro, o porque tiene riñón; y éste no es un oficio de ricos", añade.
Latorre explica que una de las claves del trabajo de un artista fallero es su fugacidad. Una vez instalada, la falla nace para ser devorada por las llamas. No tiene vida posterior. No se puede revalorizar, como sucede con el arte. No se puede recuperar. Por eso no se puede calibrar como otras actividades. En ese contexto, cree que no es exagerado afirmar que la burocracia fiscal está a punto de cargarse siglos de tradición.
Tanto Latorre como Carsí matizan que no reclaman una exención fiscal. Es más, Carsí sostiene que podrían soportar un IVA del 10% y Latorre lo eleva incluso al 12 ó 13%. Se trata pues de que el incremento se ha realizado de tal manera que no han podido adaptar sus empresas y sus presupuestos a la nueva realidad. "No sólo nos ha subido el IVA a nosotros, también a los materiales. Antes de 10.000 euros, 800 eran para impuestos. Ahora nuestros materiales se han encarecido en un 3% [pasaron del 18 al 21] y nuestros impuestos en un 13%. Es insostenible", critica. Los artistas, directamente, han renunciado al beneficio industrial. "Gente que han funcionado de toda la vida, artistas de Especial de muchos años, echan números y ven que no llegan", resume.
UNA POSIBLE SOLUCIÓN: EL ESCANDALLO
Ya se han pedido los primeros créditos, relatan en la Ciudad Fallera. Hay quien vaticina, como Esteve, que serán muchos los monumentos que se caigan. "Como cualquiera puede hacer una falla", recuerda, "igual tenemos que lamentar una desgracia".
Una solución pasaría por el escandallo, dice Espuig. Partiendo de modelos como el de las fallas de infantil, se trataría de establecer unas limitaciones máximas para los monumentos según sus categorías. A partir de ahí, se calcularía el coste de los mismos para fijar unos precios de venta que aseguren una ganancia mínima al empresario y la continuidad de la actividad de los artistas. Con todo, el maestro mayor reconoce que habrá artistas a los que no les guste que se les diga cuánto tienen que medir o dejar de medir sus obras.
La crisis, la mayor que han vivido en los últimos treinta años los artistas del gremio, está a punto de hacer desaparecer la mayor parte de los talleres justo el mismo año que terminan sus clases los estudiantes la primera promoción de FP de artista fallero.
A las doce del mediodía, en el bar del Museo Fallero, un grupo de estudiantes del primer año bromean en torno a una gran mesa redonda, ubicada a la derecha tal y como se entra. Afuera, en las naves, los alumnos del segundo, que ya han completado sus 2.000 horas lectivas, hacen sus prácticas mientras los artistas se sientan en los despachos a hacer cuentas con sus contables. Los números no cuadran.
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