MADRID. En la primera reunión del año, el BCE nos hacía saber a través de su presidente su intención de mantener una política acomodaticia.
O lo que es lo mismo: bajos tipos de interés durante todo el tiempo que sea necesario hasta que la economía de la Eurozona se recupere.
Draghi dejó bien claro -e incluso lo destacó utilizando la expresión 'enfatizar fuertemente'- que estaban dispuestos a hacer todo lo necesario para que los tipos de interés no repunten, mientras recordó que todavía tienen a su disposición todavía diversos instrumentos de política monetaria para poder alcanzar su objetivo.
ALEMANIA APRIETA
No descartó la compra de bonos, tal y como lo hacen en Estados Unidos e Inglaterra, al contestar una pregunta en este sentido realizada por un periodista que asistía a la rueda de prensa.
A pesar de que Alemania, de la mano de su ministro de Finanzas Schäuble vuelve a la carga y advierte del peligro que conlleva el exceso de liquidez, el BCE se muestra fuertemente determinado a todo lo contrario.
Mario Draghi estableció dos escenarios dentro de los cuales podrían actuar. El primero se daría en el caso de que los tipos de interés a corto plazo repuntaran por razones propias de mercados. Esto es bastante improbable en este momento dado el exceso de liquidez que todavía existe.
Solamente en casos de tensiones geopolíticas que aumentaran la aversión al riesgo podría darse esta situación.
DEFLACIÓN
Y el segundo escenario, que es en realidad en el que tienen puesto su atención principal, es el de la deflación. Aunque -como dijo- todavía no se encuentre Europa en esta situación, si podríamos decir que la tendencia apunta hacia un lugar cercano y que el ritmo de crecimiento de precios se desacelera y podría entrar en la llama zona de peligro que provocaría una acción preventiva por parte del BCE.
A pesar de todo ello, me refiero al mensaje claro por parte del BCE en cuanto a tipos de interés, la divisa europea no reflejó esta circunstancia y aunque en los primeros momentos sufrió alguna ligera caída, posteriormente volvió a los niveles anteriores.
Una divisa fuerte constituye un factor de restricción en la política económica, justo lo contrario que el BCE intenta conseguir con su política monetaria. Se puede decir que un euro tan fuerte supone un obstáculo para los objetivos que se quieren alcanzar.
Sin embargo -como sabemos-, el BCE no tiene establecido cometidos en la política de tipo de cambios. En realidad no existe ningún organismo en Europa que se encargue del tipo de cambio de la segunda moneda más importante del mundo.
PROCESOS DE DESINVERSIÓN
Las razones por las que el euro han sido comprada durante el 2013 son diversas, pero la más importante ha sido la proveniente de los procesos de desinversión de entidades financieras europeas con la consecuente repatriación desde el exterior de la zona euro. Últimamente estamos viendo también como inversores asiáticos -fondos de pensiones- compran deuda periférica y demandan euros.
Pero la principal razón para que el euro esté sobrevalorado en más de un 10%, según indican los estudios de paridad de poder adquisitivo, es la diferencia de liquidez existente entre países como Estados Unidos y Europa.
Mientras la Reserva Federal sigue expandiendo sus balances, a pesar de que ya ha comenzado con su política de reducción de compras de bonos, el BCE lo reduce.
SIN MANDATO
Los bancos europeos siguen devolviendo los préstamos concedidos mediante LTROs de 3 años. La diferencia es abismal, la Reserva Federal todavía sigue inyectando liquidez en sus sistema y aunque de manera decreciente lo va a seguir haciendo durante este año.
Por tanto, una de las razones para que el BCE se embarque en una política de compra de bonos o inicie un nuevo programa de LTROs sería la de aliviar el peso que para la economía europea supone un euro sobrevalorado. Pero claro está, esto no se puede decir, no tienen mandato para ello.
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Miguel Ángel Rodríguez es analista de XTB
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