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'WHAT A WONDERFUL CITY'

Paula y Ramón: dos pringados muy currantes

CARLA VALLÉS. 04/01/2014

VALENCIA. Ganar un millón de euros da subidón. Obvio. Pero detectar en los tiempos que corren una suerte de bruma sutil, casi imperceptible, capaz de transmitir dosis de optimismo, resulta, aunque naíf e incluso a veces insoportable en exceso, alentador y aconsejable de vez en cuando. Eso fue lo primero que me vino a la cabeza tras un interesante aperitivo con Paula y Ramón en una de las muchas terrazas que cobija la discurrida zona de Ruzafa.

Prometieron no defraudarme y no fue eso curiosamente lo que acaparó mi atención para sentarme con ellos y escuchar una " inesperada anécdota" en su rutinaria condición de estudiantes. Fue otra cosa. Quizás la voz en este caso de Paula cuando me llamó. Agitada, cuatro decibelios más alto de lo habitual, alejada del cotidiano tono hastiado del opositor. Exiliada de la contagiosa, frecuente y actual desgana.

Los veo acercarse con su usual look de biblioteca: ropa cómoda, gafas y una mochila cargada de apuntes. "Yo una caña", le pido al camarero. "Que sea doble", suplican ellos desde el exterior tras dejarse desplomar sobre una silla. Paula estudió periodismo y se planteó opositar hace un año para escala administrativa de la Universidad de Valencia "porque hoy en día no existen más alternativas para conseguir un puesto estable". Compite con 6.000 personas para conseguir una de las 64 plazas que ofrece la Universidad de Valencia pero su fuerza de voluntad y creencia personal es tal que hace unos meses hasta llegó a rechazar un puesto de trabajo "de incierta permanencia laboral y escasa remuneración, claro".

Por su parte, Ramón, sobresaliente estudiante de Económicas, decidió sumergirse en los libros hace dos años con el fin de sacar en la próxima convocatoria de este año plaza para Subinspector de Empleo y Seguridad Social. "Combatir el fraude fiscal es algo que hoy en día es interesante y da mucho trabajo", comenta irónicamente. Además, aunque opositar le supone a Ramón "un infierno", forma parte de un concienciado plan de futuro para que sus padres "dejen de rescatarle". Y ya ha aprobado el primer examen. De momento, el plan funciona.

Hace unas semanas, una improvisada llamada interrumpió la presión diaria de su estricto horario de estudio. Atrapa un Millón, el reputado programa de Antena 3 presentado por Carlos Sobera, les reclamaba para realizar un casting en Valencia y optar a pareja concursante. Aún con pocas horas de ocio por delante no se lo pensaron ni dos veces. Si bien un opositor se caracteriza por una adiestrada naturaleza para la competición, Ramón y Paula, lo tenían claro, "había que sacar plaza para el concurso".

Al finalizar la prueba salieron eufóricos. Sintiendo que a pesar de definirse a ellos mismos como "unos pringados", en el mundo comenzaban a ocurrir cosas importantes. Como ese cosquilleo temporal de bienestar cuando uno lleva dos copas de más, intento imaginar yo. "Casualmente días antes casi nos toca el Euromillón", apunta Paula con un halo esperanzador ¿Una señal divina?

Lo cierto es que aún no les han llamado, sin embargo, mientras su candidatura continúa en la base de datos del programa, están "convencidos de no renunciar jamás a los golpes de suerte". Para ellos, no se trata únicamente de ganar (entiéndanme bien, imbéciles tampoco son). Pero sí en proyectar esperanza, ilusión y buen rollo. Un buen método para que planetas, universos y vías lácteas se alineen y así rascar, quien sabe, un pellizco ya sea en el sorteo de la Lotería, la Primitiva o en la empresa pública. "Porque nosotros lo valemos" me sueltan al despedirse haciendo del mantra de L'Oreal su filosofía personal.

Aquella tarde me fui a casa cuestionándomelo todo, envidiando a ese par de "pringados" y su homenaje al todo es posible. Un buen propósito para este nuevo año que por fin se aleja del odioso "13", para quien sea supersticioso. Así, mientras se marchaban me sorprendí a mi misma arqueando una ceja al más puro estilo Sobera.

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1 comentario

juanra escribió
08/01/2014 14:02

A veces los que parecen más pringaos son los que menos lo son. Feliz 2014.

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