MADRID (EP). Investigadores del grupo de Biometría, Bioseñales y Seguridad (GB2S) de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han desarrollado un sistema permite monitorizar el grado de estrés de las personas para "anticiparse" al trastorno. El dispositivo refleja la reacción de una persona ante un estímulo externo, lo que nos permite conocer de inmediato si dicho estímulo le ha supuesto una alteración anímica (si le ha estresado).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que para el año 2020 el estrés será el segundo factor causante de enfermedades en todo el mundo, además numerosos estudios señalan que el escenario ha empeorado de forma progresiva, situando el estrés como una enfermedad que el estilo de vida moderno promueve no sólo entre los adultos, sino también en niños, adolescentes o ancianos.
El sistema permite monitorizar el grado de estrés de un individuo en tiempo real, cuantificándolo para que un supervisor o el propio individuo pueda detectarlo y llevar a cabo acciones para controlarlo. La solución la aporta un sistema 'hardware', encargado de capturar dos señales fisiológicas (tasa cardiaca y conductancia de la piel), y un software que analiza dichas señales en tiempo real, permitiendo de esta forma conocer el estado anímico del individuo.
"El modelado del comportamiento de ambas señales fisiológicas en diferentes grados de estrés se realiza mediante el empleo de lógica difusa, lo que permite una adaptación máxima al sujeto", indica Alberto de Santos, investigador del CeDInt, que destaca que "el bajo coste computacional y los sensores fácilmente integrables y no invasivos incrementan la aceptación y usabilidad del sistema".
Los resultados obtenidos mediante este método a través de prototipos utilizados en entornos reales alcanzan tasas de acierto cercanas al 99 por ciento, lo que supone un 10 por ciento de mejora respecto a soluciones previas con únicamente dos señales fisiológicas de entrada.
Sin embargo, señalan, "la mayor ventaja de este sistema es que permite cuantificar el nivel del estrés para que la persona sea consciente de la evolución de su estado y pueda remediarlo".
ÁMBITO DE APLICACIÓN
El ámbito de aplicación del sistema es amplio, pero entre los escenarios en los que se han centrado se encuentra la seguridad vial. El "exceso de estrés en la conducción puede provocar ausencia momentánea de atención, derivando en un incremento de la probabilidad de accidente", subraya el investigador de la UPM, Gonzalo Bailador.
La solución de estos investigadores puede detectar cuándo una persona está a punto de quedarse dormida al volante, o cuándo se encuentra altamente estresada, afectando a su estilo de conducción. El estrés puede llevar a una persona a conducir de forma más agresiva y, por tanto, peligrosa para la seguridad vial.
En este caso, explican los investigadores, los sensores fisiológicos pueden incorporarse al volante y el sistema informaría al conductor de su grado de estrés mediante una pantalla en el salpicadero, que alertaría si se supera el límite aconsejable.
Otro de sus campos de aplicación es en el entrenamiento de fuerzas especiales, como ejército, policía o bomberos. Con ello, se podrá mejorar su comportamiento para que actúen de forma adecuada en situaciones en las que se vean expuestos a momentos realmente estresantes, así como maximizar la acción de los efectivos en combate.
La monitorización de ancianos constituye otra área de interés, ya que podría prevenir de caídas y demás accidentes comunes; por último, otro de los sectores de aplicación es el de los videojuegos, "donde un sistema de detección de estrés permite al videojuego recibir un 'feedback' instantáneo sobre los nervios que afectan al jugador", explica Alberto de Santos.
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