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VALENCIA. Ocurrió poco después de los incendios del 2012 que asolaron la Comunidad Valenciana y arrasaron 50.000 hectáreas de monte. La periodista Alba Forés llamó a su amigo el director de cine valenciano Rubén Soler Ferrer para preguntarle si le apetecía hacer con ella un documental sobre el desastre. "Ella, llombaina de nacimiento, se sentía muy afectada por lo ocurrido y necesitaba poner en orden todos los hechos para así entender por qué había ocurrido semejante desastre", explica Soler. Fue en septiembre del 2012.

Este martes tres de diciembre, año y tres meses después de esa llamada, la sede en Valencia de la SGAE acogerá la presentación del documental L'estiu més negre, el resultado de ese encuentro.

A lo largo de sus 52 minutos de duración, el filme de Forés y Soler intenta mostrar el drama humano de quienes vivieron la experiencia desde primera línea de fuego. "Con ellos, recordamos qué ocurrió, valoramos el alcance de los hechos y apuntamos alternativas de futuro para evitar otro gran incendio forestal", explica Forés.

Hijo de su tiempo, el documental ha sido financiado a través de crowfounding por cientos de mecenas que han aportado su pequeño grano de arena. Asimismo ha sido gestado gracias a la red. "Al estar distanciados (Alba vive en Barcelona y yo en Valencia) trabajamos mucho por internet, hablando cada semana y manteniendo muchas conversiones vía Google. Al final conseguimos crear un workflow que nos funcionaba muy bien, haciendo que la distancia no supusiera un problema", cuenta Soler.

Forés y Soler se repartieron las tareas: Ella se encargaría del guión y la producción, él de la realización y la fotografía. El reparto fue bueno pero pronto vieron que necesitaban la colaboración de una tercera persona y ésa fue Marc Arenas, quien se les ofreció a colaborar en el proyecto.

Entre entrevistas y localizaciones grabaron más de treinta y cinco horas de material. El técnico que supervisó las tareas de extinción; un fotógrafo y maestro de dibujo que perdió su casa; el alcalde del Ayuntamiento de Real, Alejandro Blasco, quien denunció la falta de medios y el profesor de Filosofía de la Universitat Josep Martínez fueron algunos de los entrevistados.

Después llegó el montaje, la hora de la verdad en cualquier trabajo audiovisual. "Empezamos a tejer las tramas, dándole sentido a todo el material". La primera versión duraba más de una hora. La siguiente duraba un poco menos pero sus amigos les avisaron de que resultaba lento: interesaba, sí, pero por el tema. Finalmente, tras realizar las primeras proyecciones con público finalizaron una tercera versión. El resultado: premio en Mon-Doc.

Dice Soler: "En mi corta trayectoria ya ha hecho unas cuantas proyecciones y presentaciones. Por norma general tras la proyección un espectador te comenta algún aspecto que le ha gustado, o no, de tu película. Y ahí termina la conversación. Con L'estiu més negre no me ha ocurrido esto. Después de pasar el documental un silencio se apodera de la sala, nadie habla, nadie se va. Finalmente, poco a poco, los espectadores empiezan a contar cómo vivieron aquel trágico incidente. Tras las impresiones llega el debate, que es donde realmente disfrutamos tanto Alba como yo porque conocemos puntos de vista muy distintos, y esto siempre enriquece".

Desde aquella primera conversación han pasado por muchas etapas. La última de ellas, grata: el reconocimiento. En la pasada edición del festival Mon-Doc L'estiu més negre resultó ganador del premio al mejor cortometraje documental. Una recompensa que venía a reconocer sus esfuerzos y que también es un acicate a seguir preguntando por qué no se pudo parar aquel incendio.