MADRID (EFECOM). En el 98 por ciento de los casos la utilización que se hace en España de la toxina butolínica tipo A, comercializada con el nombre de botox, es con fines terapéuticos en enfermedades como el ictus, la parálisis cerebral, la incontinencia urinaria o la migraña crónica, y no estéticos.
Así lo ha asegurado hoy el doctor Manuel Esteban, jefe de Servicio de Urología del Hospital de Parapléjicos de Toledo, en una rueda de prensa con motivo de los veinte años de la llegada del botox a España.
Desde entonces, la toxina butolínica se ha utilizado como tratamiento eficaz en la espasticidad (los músculos quedan rígidos) después de sufrir un ictus y en los niños con parálisis cerebral, en distonías (cuello torcido) y, en general, en trastornos del movimiento.
Desde hace un año, su indicación ha sido aprobada también para la incontinencia urinaria (pérdidas de orina) como consecuencia de la vejiga neurogénica, por ejemplo, en el caso de lesionados medulares.
El Ministerio de Sanidad está "a punto" de autorizar su uso para vejiga hiperactiva idiopática, de la que se desconocen las causas que la provocan pero que supone el 80 % de los casos de incontinencia urinaria, según ha avanzado el doctor Esteban.
Alrededor de 6,5 millones de personas tienen vejiga hiperactiva en España (una de cada cinco mujeres, uno de cada diez hombres y una de cada dos personas mayores), "un problema de salud muy importante y muy vergonzante", ha destacado este médico, coordinador nacional de urología funcional de la Asociación Española de Urología.
Este mismo año, además, ha sido aprobado también el reembolso por el Sistema Nacional de Salud en su uso en la migraña crónica, una enfermedad "muy incapacitante" que afecta al 3,6 % de la población (5 % de mujeres entre 30 y 50 años), que "aunque no mata, destroza la vida", ha indicado Julio Pascual, director del Área de Neurociencia del Hospital Universitario Central de Asturias.
REHABILITACIÓN NEUROMUSCULAR
El doctor Anthony Ward, del Hospital Universitario de North Staffordshire (Reino Unido), ha subrayado que el botox "ha cambiado la cara" de la rehabilitación neuromuscular y de la parálisis cerebral infantil.
En la parálisis cerebral infantil se tiende a iniciar el tratamiento con toxina botulínica precozmente, sobre los dos años, para ralentizar el desarrollo de contracturas articulares y mejorar la funcionalidad y, gracias a su uso, se puede retrasar la cirugía e incluso evitarla, ha asegurado el doctor Ward.
En la espasticidad post-ictus, que sufren en España 200.000 personas y que les impide vestirse o andar, la infiltración de esa toxina consigue minimizar o hacer desaparecer esos problemas.
El doctor Ward, vicepresidente de la Federación Mundial de Rehabilitación Neurológica, ha dicho que se trata de un producto eficaz y seguro y con una relación calidad-precio muy alta. "Es el fármaco más seguro que tengo en mi consulta", ha recalcado.
En el caso de la migraña crónica, el estudio Preempt, en el que han participado más de 1.000 pacientes, ha arrojado resultados como que un 70 % de los pacientes redujo a la mitad el número de días que sufren dolor.
La técnica consiste en inyectar el producto en 31 puntos de la cabeza y el cuello, al menos las dos primeras veces cada tres meses y, a partir de ahí, dependiendo de caso individual. Los efectos empiezan a notarse a los siete días.
En el tratamiento de la incontinencia, las inyecciones se ponen en el músculo de la vejiga y, en algunos casos, surte efecto desde las primeras horas, pero generalmente es a los 15 días; dura entre seis meses y un año.
Los tres expertos ha coincidido en que el futuro del botox es ampliar su uso a otras enfermedades, especialmente aquellas que cursen con dolor.
Actualmente no hay comentarios para esta noticia.
Si quieres dejarnos un comentario rellena el siguiente formulario con tu nombre, tu dirección de correo electrónico y tu comentario.
Tu email nunca será publicado o compartido. Los campos con * son obligatorios. Los comentarios deben ser aprobados por el administrador antes de ser publicados.