VALENCIA. Para Mikel Erentxun (Caracas, 1965) la vida funciona a otro ritmo desde hace tiempo. Padre de cinco hijos, el donostiarra, seguidor fiel de la Real Sociedad, arquitecto por devoción (está licenciado) y músico por pasión, no se ha negado nunca a admitir su adscripción al mainstream, a la música comercial, pero la de otros tiempos. Porque los actuales, como él mismo apunta, no son buenos para la lírica que cantaba Germán Coppini.
"Las radios convencionales ahora son insufribles", comenta. Lo ha vivido en sus carnes. Sus últimos discos los presentaba en Radio 3, que se suponía que era la emisora dedicada a la música contemporánea más independiente (Los Planetas, Chucho, etc...) pero que se ha convertido con el tiempo en la única plataforma para todos los músicos españoles que quieren crear algo. Ahora mainstream e independientes conviven en el único espacio convencional que aún abre sus ondas a las novedades. "Tiene que ver con que España es un país bastante inculto. No hay cultura de rock, de música, del arte en general", explica.
Este viernes en el Palacio de Congresos de Valencia junto a Diego Vasallo ofrecerá un concierto de presentación del nuevo disco de Duncan Dhu, Uno, al que han llamado así por muchos motivos. Como insiste Erentxun esta gira no es "un ejercicio de nostalgia". Desde que él y su amigo recuperaron el dúo tenían claro que lo que debían hacer es mirar hacia delante. Eso no significa que se hayan olvidado de las antiguas canciones. Los fans pueden estar tranquilos, que en su concierto de Valencia sonarán algunos de sus clásicos como 'Cien gaviotas', 'Esos ojos negros' o 'Una calle de París', pero se escucharán de otra manera, nuevas. Empiezan desde el principio, desde el uno.
REFERENCIA EN LOS 80
La historia de Duncan Dhu es la historia de una formación clave en la música española de los ochenta. Erentxun y Vasallo editaron su primer disco en 1985, Por tierras escocesas, y estuvieron en activo hasta el año 2001, en el que publicaron Crepúsculo, "una buena manera de acabar", en sus propias palabras. Fueron una formación de referencia, con conciertos en plazas de toros y el respeto de buena parte de la crítica. No creaban nada nuevo pero su solvencia y su buen hacer abrieron un camino que se podría decir que han seguido grupos como Amaral.
Tras la separación Erentxun emprendió una carrera en solitario menos exigente en cuanto a tiempos, "jugaba en otra Liga" según dice él mismo, pero con algunos hits como la canción que después se hizo famosa por la versión de la serie Los Serrano, 'Grandes éxitos', con demanda por plagio ganada incluida. Vasallo, que ya coqueteaba con la composición en solitario, apostó por la experimentación y cerró algunos trabajos interesantes como Canciones en ruinas o Canciones de amor desafinado, que editó en 2000 con el dúo aún activo, e incluso realizó exposiciones de pintura. Los caminos volvieron a encontrarse y, tras pensarlo, optaron por el regreso, una vuelta por amor a la música y lo que supuso Duncan Dhu porque, como bromea Erentxun, no necesitan el dinero.
"Después de 12 años sí que ha habido un acercamiento entre los dos; aunque acabamos muy bien y seguíamos siendo amigos cada uno quería seguir su camino", explica. Se juntaron tras una llamada de teléfono y tras grabar un EP, El duelo, germen de Uno, cerraron el círculo. "Diego [Vasallo] y yo nos lo hemos tomado como algo nuevo. Las canciones de nuestro repertorio antiguo las hemos pasado por el filtro del presente", comenta.
DISFRUTANDO "MÁS DE LO QUE PENSABA"
Con este regreso dice Erentxun que están disfrutando "más de lo que pensaba". Lo que tenían que haber sido cinco conciertos han terminado siendo veinte y concluirán la gira el 22 de febrero en Londres, un día antes de su 49 cumpleaños. No descartan que haya más conciertos. Como mínimo quieren ir a un festival. "Nunca lo hemos hecho y nos apetece porque cuando estábamos juntos no existían", recuerda.
Su pop-rock acústico, su música sencilla, empero, se ha convertido en un producto casi independiente en unos tiempos en los que la industria discográfica ha cambiado desde que el dúo estaba en marcha. "Como no hemos estado en el monte y hemos tenido nuestras carreras, hemos visto los cambios, pero es evidente que las cosas son muy diferentes", asegura desde San Sebastián. Y para mal, se podría añadir.
Cómodo con la etiqueta de artesano del pop, asegura que la clave para que como dúo hayan seguido funcionando como un reloj ha sido una perfecta asunción por parte de los dos de sus respectivos papeles. No ha habido luchas de egos. "No es nuestro caso. Los dos escribimos, cantamos... Puede que quizás en directo yo lleve un papel más vistoso pero sólo es un personaje", concluye. La persona es un encanto.
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