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VALENCIA. Dice José Luis García-Berlanga que el cine de su padre aún hoy resulta válido en sus premisas. "El fin de semana pasado estuve revisando Plácido, para mí su mejor película, no hay plano malo, y te quedas con unas puñaladas al final que te duelen; el cine de mi padre no se ha quedado viejo", comenta con cierta emoción.

Un buen ejemplo de ello es El verdugo, filme del que se celebra estos días el 50 aniversario de su estreno. Por ese motivo CulturArts proyectará este jueves una sesión especial de esta obra maestra de Luis García Berlanga dentro del ciclo 'Básicos de la Filmoteca', que esta temporada se centrará en la revisión de algunos de los clásicos de la historia del cine español.

La proyección, que tendrá lugar a las siete de la tarde, coincide con el primer año de funcionamiento de la Berlanga Film Museum y con el segundo aniversario del fallecimiento del cineasta. Previamente, a las 17.30 horas, en la propia sala Berlanga, se celebrará una mesa redonda que tendrá el expresivo título de Berlanga, una brecha de libertad.

BERLANGA, UN VISIONARIO

El pase de La Filmoteca permitirá ver el carácter "visionario", según su hijo, del cine del valenciano, unos largometrajes repletos de ironías y apuntes sutiles que denunciaban la represión que sufría España. Del mismo modo que trilogía sobre La Escopeta Nacional se anticiparía en el tiempo a la política valenciana, hasta el punto de que el guión de los últimos veinte años lo podría haber firmado Berlanga, El verdugo describe a la perfección cómo la presión social y la mediocridad imperante maniataban la voluntad de las personas durante la dictadura franquista.

La película, que se volverá a exhibir este domingo a las seis de la tarde, fue la cinta que encumbró definitivamente al valenciano como uno de los grandes cineastas de su tiempo. Ganadora del premio Fipresci en la Mostra de Venecia de 1963, cuenta cómo un viejo verdugo a punto de jubilarse (Pepe Isbert) intenta convencer a su yerno, un empleado de pompas fúnebres (Nino Manfredi), para que le sustituya en su puesto y así pueda formar una familia con su hija (Emma Penella).

"Lo que cuenta es tan tremendo", comenta García-Berlanga, "que si lo piensas es terrible. Un hombre tiene que aceptar un trabajo que consiste en matar a otros hombres, para así poder acceder a un piso de protección oficial", resume. Su dureza en el retrato de una España miserable, su honestidad y su humor cruel pero humano, han hecho sea considerada una de las películas "esenciales" en la filmografía de Berlanga, junto a la citada Plácido y Bienvenido, Mister Marshall.

A su favor, un guión impecable coescrito con su inseparable Rafael Azcona y con Ennio Flaiano, plagado de matices que el valenciano supo traducir en la pantalla. "Si vuelves a ver sus películas siempre descubres cosas", comentaba García-Berlanga. Y El verdugo, conviene, es un buen ejemplo de ello.

Él, también cineasta y director de series de éxito, asegura que ni su padre ni su familia pueden tener queja del recuerdo permanente del que se hace gala en su ciudad. Y como ejemplo cita al IVAC, que con su esfuerzo permanente contribuye a que el legado de un autor único no se pierda. "Fíjate, este año he vuelto a ir a cursos sobre Bievenido Míster Marshall pero hasta que no llegó el IVAC nadie se había acordado del 50 aniversario de El verdugo", comenta.