VALENCIA. Con unas cifras de asistencia que baten récords cada año (más de 50.000 espectadores diarios en su edición de 2013), su preeminencia desde hace algunas temporadas en nuestro país como pasarela de actualidad del mejor pop rock internacional de vanguardia y un cabeza de cartel con tanto tirón como Arcade Fire, la pregunta es inevitable: ¿Qué es lo que lleva al Primavera Sound barcelonés a embarcarse por primera vez en una gira itinerante que pasará por algunas de las principales capitales hispanas?
La respuesta, esperada con mayor curiosidad si cabe tras la desaparición de lo que era hasta ahora el Primavera Club (que oficiaba como su aperitivo local e invernal), nos la da desde su organización Abel González, ex músico (vocalista de Corn Flakes, una de las mejores bandas de hardcore melódico que nunca ha tenido este país) y periodista enrolado desde hace unos años en el departamento de prensa del festival: "Una cosa no tiene mucho que ver con la otra y, de hecho, son casi lo contrario. Con la Touring Party pretendemos restituir un modelo de gira que se está perdiendo. Acercar a nuestras bandas a varios puntos donde deberían tener a gente interesada en verles sin la necesidad de desplazarse a Madrid o Barcelona. Los grupos necesitan rodar y tocar varios días seguidos en inmersión total. Y tal como están las cosas, eso es hoy imposible. Una banda del calibre de Standstill, por poner un ejemplo, sigue tocando sólo los fines de semana. Vamos a ver qué tal reacciona la gente que no vive en grandes capitales y que se queja de que en su ciudad no ocurre nunca nada". El riesgo, pues, está servido, pero "es inherente a esta iniciativa, porque si no llenamos, no cubrimos gastos, así que tenemos que llenar".
El cartel es lo suficientemente atractivo como para acercar a ciudades como Valencia, Bilbao, Valladolid, Zaragoza, Santiago, Gijón o Santander a artistas como el casi legendario Lee Ranaldo (ex Sonic Youth), los portugueses Paus y los estatales Refree, Extraperlo, Standstill, Mishima o Za! (conviene consultar horarios porque los grupos varían en función de la ciudad). Incluso hay una manga londinense con Los Planetas como principal reclamo, y otra en Burdeos (Francia), pero esa es otra historia. Llama la atención la preponderancia de bandas adscritas a El Segell del Primavera, discográfica creada por el propio festival, que va camino de convertir su marca en una suerte de holding con marchamo indie.
Abel González reconoce que "la selección estaba hecha, porque queríamos que nuestras bandas rodasen sus trabajos recientes, y nos dimos cuenta de lo difícil que era promocionar estos conciertos. La gente no acude a las salas por inercia, así que se trata de hacer más ruido y un ruido tal vez distinto. No nos sirven las promociones de antaño".
Y lo dice con pleno conocimiento de causa, ya que si por algo se ha caracterizado últimamente el Primavera Sound es por su peculiar y exitosa política promocional, en la que caben desde galas de presentación hasta curiosos reality shows, pasando por campañas en las que se ironiza acerca de la figura del "hipster" (supuestamente, parte del público objetivo que asiste cada último fin de semana de mayo al Fórum de Barcelona, emplazamiento del festival desde 2005).
Llama también la atención la repentina descentralización hispana de un festival que cada vez se nutre de más público foráneo, y cuya programación no siempre cuadra con los imperativos laborales (y en ausencia de estos, bien pueden ser económicos) de quienes viven lejos de Barcelona. Especialmente por aquello de comenzar a disparar todas las grandes salvas el mismo jueves por la tarde.
De hecho, esa es una de las más recurrentes objeciones del público que ha de desplazarse, aunque González defiende su negociado alegando que "quien se queja de esto no sabe cómo funciona este trabajo o no cuenta con los imperativos que vienen marcados por el calendario de los grupos. Dicho de otra manera, no siempre tenemos la potestad como organización de escoger en qué día y hora tiene que caer un grupo u otro. O cuál va a ser nuestro día considerado fuerte, una cosa que no se puede medir objetivamente y con la que raramente coincido con el de al lado". Es más, haciendo valer aquella teoría de que los jueves son desde hace tiempo los nuevos viernes, él mismo añade que "¿no són más activos los jueves noche que los domingos noche en cualquier capital Europea? ¿No trabajan los que pueden los lunes por la mañana?"
Es indudable que una gira de este calibre siempre contribuye a revitalizar la agenda musical de las ciudades que la acogen, especialmente aquellas que rara vez suelen gozar de visitas de renombre internacional. Pero es también un lamento habitual por parte de promotores diseminados por todo el estado la competencia que festivales tan pantagruélicos como el Primavera Sound pueden suponer para el circuito de conciertos regular que opera todo el año. Abel González niega la mayor, aduciendo que "si una banda no viene a tocar a tu ciudad es porque no le sale a cuenta y la mayoría de veces nos hacemos la sopa boba creyendo que tal artista no viene porque hay un festival que la fagocita, cuando este grupo no hubiese venido a tu país tampoco antes del boom festivalero. Si un grupo quiere hacer salas, las hace. Si no las hace, es porque no quiere". Su bagaje "como promotora de conciertos de sala" es empleado como aval para su explicación, ya que "no recuerdo casos sangrantes por culpa de un festival, al menos si este grupo genera interés real en la ciudad. Si te ocurre esto un año, no pasará el siguiente". Es más, desviando la pelota lejos de su tejado, ahonda en el hecho de que "lo que sí se va a cargar el circuito de salas son todas aquellas medidas que harán de nuestro país un lugar sin rentabilidad ni competitividad con mercados que ahora emergen como la Europa del este, por poner un ejemplo. Somos el país de Europa que más paga por cada entrada en impuestos y SGAE".
Dentro de esa disyuntiva, en la que las opiniones frecuentemente se dividen entre quienes sostienen que la presencia de ciertas bandas en festivales produce una sinergia de la que pueden aprovecharse las salas y quienes, basándose en que son públicos esencialmente diferentes, afirman lo contrario (opinión generalmente mayoritaria), el representante del Primavera Sound parece tenerlo claro: "suerte tenemos de que nuestros festivales gocen de buena salud. Muchos grupos han podido tocar con éxito en salas después de haber dado un salto en popularidad en el festival. Te pondría ejemplos como Beach House, Daughter o The XX, pero hay miles". En definitiva, una cuestión de óptica. O de casos y casos. Sea como fuere, el Primavera Sound Touring Party ya está aquí, y su oferta es digna de celebrar.
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