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VALENCIA. ¿Es Bono un "cínico"? Hace un mes que Harry Browne, un periodista italoamericano afincado en Dublín y habitual reportero del Irish Times publicó un libro en el cual desmontaba la figura del pacifista y embajador de las causas perdidas: Bono: en el nombre del poder. La cruzada mediática por la quita de la deuda histórica y la batalla contra el hambre en África son, según este libro, un escaparate de impostura para Paul David Hewson, el verdadero nombre del cantante.

El libro encierra una interesante reflexión: la opinión pública está en manos de los famosos, no en manos de los representantes civiles o los académicos. Por ello, las responsabilidades que se asumen cuando uno es el líder de una de las bandas de rock más populares del mundo encierra una compleja trama ahora desmontada por Browne en el caso de Bono.

En el imaginario colectivo se acumulan las instantáneas del líder de U2 posando con secretarios generales de la ONU, presidentes de países occidentales y ante los micrófonos de los diferentes foros orquestados para velar por el cumplimiento de los Derechos Humanos. Sin embargo, todo comenzó con la vinculación de Bono por las causas pacifistas frente al extinto grupo terrorista IRA (Irish Republican Army), vinculado estrechamente con los pensamientos de izquierda radical en la isla.

Bono supo remar en todas direcciones, con peculiares filias ideológicas y políticas: Greenpeace (transversal ideológicamente: contra la devastación del medio natural), Amnistía Internacional (cuando estaba al frente un líder religioso próximo, según Browne, a la Teología de la Liberación), la revolución sandinista en Nicaragua (movimiento de liberación de izquierdas y católico contra el Régimen de Somoza) y, además, las Madres de la Plaza de Mayo a las que les dedicó la canción ‘Mothers of the Disappaeared' (Madres de los desaparecidos) incluida en el disco The Joshua Tree.

Años más tarde, Bono da la mano a Bush en la personalísima campaña militar contra Irak, "frecuenta", según Browne, a los líderes millonarios que se reúnen en Davos y hace una auténtica apología de la tributación en su país (Irlanda) que, precisamente, es un paraíso fiscal. Es más, interpelado de forma insistente por esta realidad, Bono acaba por defender la política de bajos impuestos para la atracción de grandes fortunas. Algo que, como ha explicado Browne en diferentes entrevistas choca con el reciente informe de Kofi Annan, exsecretario general de la ONU, en el que vincula un expolio de 30.000 millones de dólares anuales por la existencia de los paraísos fiscales, donde tributan las empresas que ‘explotan' los recursos en países africanos.  Todas las épocas y amistades de Bono, especialmente las más próximas, se detallan en el título publicado por la editorial Sexto Piso en España.

BONO COMPLETA UN AÑO NEGRO PARA SU IMAGEN

El libro de Browne no es el único azote que ha recibido el irlandés durante los últimos meses. Al inicio de 2013, el periodista George Monbiot arremetió en The Guardian contra él duramente con una premisa: "los pobres no son invitados a hablar en los foros de debate porque es Bono quien acude por ellos". El artículo de Monbiot revela cómo Bono utiliza datos del Banco Mundial o de los países miembros del G-8 para explicar la realidad africana. Por ejemplo, vincular el aumento del Producto Interior Bruto con la riqueza de los habitantes de un país. Así de simple.

Sin duda, la imagen de Bono como activista político (‘factivist', se ha hecho llamar a sí mismo últimamente al vincular su discurso a los datos) se ha ido deteriorando en las Islas Británicas durante 2013. El mismo artículo de Monbiot introduce nombres e intereses cruzados: Estados Unidos, ONE (la organización de Bono), la multinacional del cultivo Monsanto, la Fundación Bill y Melinda Gates. Por el momento, el líder de U2 no ha montado ningún escándalo ni interpuesto ninguna demanda contra tan graves acusaciones por vinculación a nombres del poder occidental con los que siempre se ha fotografiado.