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OPINIÓN / 'UN BANCO EN EL RETIRO'

El color de 'La Roja' cuando juega en Guinea Ecuatorial

LUIS ALCAIDE. 14/11/2013 Nadie borrará la tremenda sospecha de que los petroeuros hayan podido engrasar voluntades

MADRID. El África Negra y postcolonial todavía aguarda impaciente de la civilización blanca, occidental democrática, el apoyo en "la tarea de denuncia de los mecanismos de manipulación de las oprobiosas castas que han secuestrado en su beneficio exclusivo una independencia que ni liberaron ni dignificaron a los africanos" (Donato Endongo, escritor africano de lengua española).

El vecino y pasado siglo, en 1974 y en Kinsasha, se vivió uno de los acontecimientos deportivos más apasionantes y sonados: el combate de boxeo entre Cassius Clay y George Foreman por la corona de los pesos pesados. Clay que ya era entonces Mohamed Alí, se llevó la bolsa de 5 millones de dólares y el título mundial. Foreman, un hombre al parecer sencillo y cabal, sufrió una larga depresión.

Ninguno de los combatientes representaba oficialmente a su país, los EE UU. La larga mano y el mucho dinero del Rey Mobutu, como se conocía al presidente del Congo-Kinsasha, siguió manejando los hilos en mitad de la guerra fría, respaldó su aceptación internacional y proporcionó un circo irrepetible a sus deslumbrados súbditos.

Mobutu y sus allegados amasaron una ingente fortuna y legaron otra ingente deuda pública a sus ciudadanos amén de una corrupción tan generalizada que haría ingobernable a uno de los países mas ricos en recursos naturales de África.

"La Roja", campeona del mundo tenía una deuda moral con el país anfitrión en el que consiguió su victoria, la República Sudafricana. El apartheid había sido abolido y Mandela había recibido el Nobel de la Paz. ¡Qué mejor escenario para iniciar la preparación del mundial de Brasil! Un pintoresco apeadero en el camino: Malabo, capital de Guinea Ecuatorial. Un país riquísimo en hidrocarburos, una renta media por habitante equivalente a la española, pero tan desigualmente distribuida como la congoleña de aquel dictador el Rey Mobutu.

Nadie se escandalizaría -me apunta un contertulio, más conservador que yo- por ver jugar a "La Roja" en Pekín, pero hay un escándalo entre la progresía (artículos en el diario El País) porque juegue en Guinea Ecuatorial. En efecto, la opresión y la crueldad del régimen maoísta se ha dulcificado aunque todavía queda la responsabilidad y los crímenes de Tiananmen y la invasión del Tíbet que ni siquiera la salida de miles de millones de chinos ha conseguido borrar.

Pero China es una responsabilidad internacional y no hay ningún partido de futbol allí comprometido, mientras Guinea Ecuatorial no deja de ser un Ei dictador y presidente Teodoro Obianglegado del colonialismo español. Un legado en el que todavía se utiliza como lengua vehicular y oficial la española, lengua en la que se redactan las leyes nacionales y en la que sus escritores expresan sus congojas y sus esperanzas.

Los argumentos oficiales que aquí se manejan hablan de un ejercicio de asistencia técnica al incipiente sector del futbol ecuatoguineano. ¡Bravo! Naturalmente toda asistencia técnica reclama una mejora de las condiciones del país al que se le presta. El país es rico pero las condiciones sociales y políticas detestables ¿Conseguirá "La Roja", extraer de las autoridades guineanas el compromiso para el retorno de los refugiados políticos y las garantías físicas y morales sobre su seguridad?

Desgraciadamente "La Roja", como Julio Iglesias, que también participó en el circo que organizan el presidente Obiang y familia, no borrará la tremenda sospecha de que los petroeuros hayan podido engrasar las voluntades de los organizadores próximos: los dirigentes de la Federación de Española de Futbol.

Salgo de mi casa camino del Retiro y me tropiezo con dirigentes de la oposición que se dirigen al Congreso de los Diputados. Les comento este episodio futbolístico, y aunque en principio no caen en que es eso de "La Roja" y se excusan diciendo que carecen de autoridad, me agradecen la información y prometen plantear el caso ante los dirigentes políticos del Ministerio de Educación y Deportes, el inefable ciudadano Wert, el Ministerio de Asuntos Exteriores, el promotor de la Marca España, y el silencioso presidente de nuestro gobierno.

De todo este episodio los más damnificados pueden resultar ser los propios jugadores de la selección. ¿Se embolsarán la prima como Mohamed Alí se embolsó la de su combate o la rechazarán para donarla a cualquiera de las organizaciones humanitarias que en Guinea tratan de extender los servicios sanitarios o educativos? ¿llevarán escrito en su camiseta el reclamo de más libertad para los ciudadanos guineanos?

Me llego hasta mi banco de El Retiro aprovechando este otoño madrileño después de haber dejado atrás todas esas basuras que desde Frankfurt reprochan a la alcaldesa de estos madriles. Con todos estos antecedentes va a ser difícil organizar en cualquier tiempo futuro un Campeonato Mundial de Futbol en la España protectora del futbol ecuato-guineano.
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* Este artículo es una reproducción autorizada de su original en CapitalMadrid.com

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