VALENCIA. Se acabó lo que se daba. En materia comercial, los cánones están rotos por un mercado global y un consumo interno cada vez más exigente. Por eso, los promotores comerciales más inquietos de la ciudad han ido importando un modelo de escaparate efímero que -cómo no- es habitual desde hace bastantes años en ciudades como Berlín, Nueva York o Londres.
"No es que abusáramos del concepto showroom, es que se utilizaba para lo que no era", asegura Cristina Ordozgoiti, bilbaina y media naranja del proyecto Ruzafa Gallery. La otra media naranja del asunto, Vicente Llorca, se ha dedicado profesionalmente a la distribución comercial de ropa para tiendas "pero los espacios multimarca están casi muertos". Ahora, juntos, explotan un espacio cambiante y casi único en la ciudad.
"Las monomarca (Inditex, H&M, Mango) lo han hecho muy bien, pero creo que tienen tanta o más culpa las marcas que se han dormido en los laureles", asegura Orozgoiti. Con este escenario, la pareja decidió convertir su almacén en el barrio de Ruzafa (donde él se crió y donde se siente más cómodo que nunca con el resurgir de los últimos años) para crear un espacio único y cambiante con dos citas periódicas: Ruzafa Fashion Week (se celebra desde este fin de semana hasta el 13 de noviembre) y la Ruzafa Gastro Weekend. Cuando no están celebrándose estos eventos, el espacio se abre a otras propuestas.
Por ejemplo, el espacio fue uno de los escenarios principales de la última edición de Russafa Escènica, participarán con el espacio en Russafart (un evento de arte abierto en diferentes lugares del barrio). "Aspiramos a convertirnos en un espacio polivalente: que puedas ver una exposición, una obra de teatro, tomarte algo o comprar ropa. Eso sí, si lo que nos proponen es público, cribamos. Queremos que sean certámenes que aporten, que ayuden a generar marca en torno a lo que nos motiva en Ruzafa Gallery", dice Llorca.
La pareja saca pecho por utilizar el cada vez más manido sujeto de Ruzafa en su propuesta para la ciudad. Al fin y al cabo, Llorca juega en casa. Tampoco se esconde al reconocer que fueron los primeros en instaurar el concepto de pop-up store aquí. "Hace un tiempo vi que El Corte Inglés montaba una pop-up store de arte en uno de sus edificios. ¿Pero cómo vas a montarlo en tu propio edificio?", argumenta Llorca, que reconoce que el concepto de tienda/escaparate efímero ha ido calando en la población. Ordozgoiti apunta: "si cogieran su muestrario y se lo llevaran a una nave del puerto... sería una magnífica forma de abrirse".
El pop-up, en ciudades como Madrid o Barcelona, se desarrolla de forma habitual para campañas publicitarias. De hecho, en ocasiones parece que se imponga sin tener en cuenta el producto a mostrar. Lo importante, parece, es concentrar el foco de atención y explotarlo en un marco de tiempo. Por el hecho pionero y por la vigencia del fenómeno, reconocen que les han salido "novias en cada evento que hacemos. De ahí han nacido relaciones como las de Russafa Escènica, pero por el momento seguimos desarrollando nuestra idea por nuestra cuenta".
Ordozgoiti y Llorca reconocen que la financiación bancaria "está imposible, pero casi que mejor". Sus compañeros de viaje son socios privados gracias a los cuales han ampliado su espacio en la calle Pedro II el Grande pasando de unos 400 metros a cubierto y una pequeña terraza a unos 1.000 metros con una de las terrazas más espectaculares del barrio, justo detrás del restaurante El Huerto.
En la terraza vivieron una de las mayores alegrías dentro de sus 'negocios' efímeros: la primera edición de la Ruzafa Gastro Weekend. Con la particpación de la estrella Michelin Josep Quintana, La Sucursal, LaLola y Casa Botella. Los primeros sorprendidos fueron los propios restaurantes, que se vieron absolutamente desbordados por una demanda que acabó con las localidades. Y eso que una tromba de agua destrozó los toldos entre servicio y servicio, pero salió adelante. Tanto, que la segunda edición está confirmada.
Por el momento, el espacio estará ocupado durante los próximos días, hasta el miércoles, y combinará la venta y exhibición de moda Skunkfunk con la ambientación musical y actividades para los más pequeños. "No basta con querer vender ropa de marcas importantes, que está muy bien, pero buscamos algo más. Para nosotros es más importante poder mirar el espacio y ver que la gente se lo está pasando bien, tomándose una cerveza unos y mirando moda otros", asegura Llorca.
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