Comparte esta noticia

• Tweet
• meneame

Otras noticias

• Heródoto, el clásico que nos enseñó a entender al otro
• Nolan, interesado en un remake ‘humano' de Akira
• Las óperas de Palermo y Montecarlo se suman al festival del Mediterráneo

VALENCIA. Ha ganado 13 medallas de oro, pero a Laura Gómez (Valencia, 1984), judoka profesional, cada triunfo le cuesta mucho esfuerzo y gastos sufragar competiciones. Las ayudas económicas del Proyecto FER (Foment Esportistes amb Reptes) ayudan, sobre todo tras el desánimo de haberse quedado sin la beca del Plan ADO. Pero, según Gómez, excepto los jugadores de fútbol, baloncesto o tenis de primera categoría, el resto de medallistas de cualquier deporte simplemente sobrevive. Reclama una ley de mecenazgo que ayudaría a los deportistas en esta larga sequía económica. Su padre, campeón de España de Judo, la inició y su marido, Sugoi Uriarte, también judoka, y ella, continúan la labor en Valencia Club de Judo donde forman a jóvenes de la Comunidad en la práctica profesional de este deporte. En su tiempo libre disfruta haciendo otros deportes o cuidando a sus perros.

-No, pero sí es verdad que hay formas para hacer llegar el dinero. Creo que podríamos ser más eficientes con los recursos que tenemos. Nos ayudaría mucho tener una Ley de Mecenazgo para que los deportistas estuvieran esponsorizados y las empresas se beneficiaran de estas aportaciones. El deporte y la cultura lleva tiempo reclamándola. Y esperemos que el Gobierno dé pronto luz verde para que España no pierda el nivel, que está perdiendo, como potencia en deportes minoritarios.

-¿A qué atribuye esta dejadez en el deporte cuando ha sido y es todavía nuestro buque insignia?
-Somos campeones en los deportes profesionales que mueven mucho dinero, fútbol, tenis, automoción, motociclismo... pero lejos de éstos deportes espectáculo, el resto pese a ocupar su papel a nivel mundial no recibe el mismo tipo de estímulos económicos. Todo ha cambiado. Antes por cada medalla de oro que ganabas te podían dar hasta 3.000 euros. Ahora nada.

-¿La desestimación del proyecto Madrid 2020 ha hecho cundir el pánico entre los deportistas?
-Sin duda. Ese día las redes sociales hirvieron. Algunos mensajes eran desoladores. Otros anunciaban que a los deportistas lo único que nos quedaba era colgar el material en la red y dedicarnos a otra cosa.

-¡Qué depresión!
-Sí, aunque yo me resisto. Empecé a los 4 años con mi abuelo a dar patadas en el judo y me resisto con 29 años a dejarlo y más después de haber ganado tantos campeonatos.

-Y estar a puertas de competir en unas Olimpiadas como las de Brasil 2016...
-Exactamente. Ese horizonte me permite ser más optimista y conservar el sueño de mi niñez. Creo que es importante mantener tu meta para que los que vienen detrás vean que también ellos tienen una oportunidad, si se esfuerzan. No obstante la pérdida de Madrid 2020 va a ser nefasta para el deporte. Lo veía difícil porque el olimpismo siempre busca un país que tire de él, no al revés.

-Desde su experiencia, además de la ausencia de la Ley de Mecenazgo, ¿que otro hándicap frena el apoyo económico al deporte?
-Observo que muchas empresas no ven beneficio en patrocinar un deporte que no sea el fútbol. Cuando por el contrario la sociedad nos tiene muy en cuenta y aplaude la labor social que estamos haciendo con los jóvenes. Un joven que practica y aprende la ética de un deporte crece más sano mental y físicamente. Y esto lo sabe la sociedad, pero no parecen entenderlo desde otros estamentos. Además yo veo cada día que hay muchos chavales que están locos por el deporte y su objetivo no es precisamente emborracharse cada fin de semana.

-¿Es mejor practicar deporte en Europa?
-Hay muchos países que cuentan con claras leyes de mecenazgo que estimulan la práctica del deporte y cuidan a sus deportistas. No se podría concebir que un deporte, como el judo, fuera el 4º en número de licencias y no se le apoyara. Esto ocurre en España. Somos el 4º país europeo en número de licencias, pero al ser poco mediático no se le presta atención.

-¿Qué pasa con los deportistas cuando acaban su vida deportiva?
-En países como Italia, Austria, etc les buscan una salida profesional. Aquí mis compañeros que han dejado el judo tras la Olimpiada de Londres se han encontrado en un vacío laboral poco recomendable. Es muy triste dedicar tu vida a un deporte, competir por tu país por todo el mundo y llegar a los 34 años dejarlo y no tener acceso a otra fuente de ingresos laborales.

-¿Por lo menos tendrán derecho a paro?
-No, yo no tengo paro. Como deportistas becados no cotizamos por lo que no tenemos derecho a paro, ni en un futuro a la pensión. Por otro lado como le dedicas, entre 6 y 7 horas diarias al deporte, es muy complicado crear una vida laboral. La vida de un deportista no es sólo entrenar, incluye viajes y desplazamientos a cualquier ciudad del mundo donde se celebran competiciones para mejorar tu posición. Esas ausencias no las toleraría ningún empresario.

-¿El deporte permite tener un colchón con el sobrevivir en malas épocas?
-Para nada. Las becas ADO que da el Comité Olímpico Español oscilan entre 15.000 a 9.000 euros anuales. Este año la perdí. En mi caso también está la federación Española de Judo, el proyecto FER y el patrocinio de algunas marcas deportivas que aportan sólo material.

-¿Es mileurista?
-Qué va. Ahora ni eso. Lo que sí agradezco a mi familia es darme la oportunidad de tener un curriculum laboral porque lo que no puede ser es empezar a los 33 años a buscar trabajo, aunque les diga que hago el 1.500 en equis minutos. Ganar una medalla te ayuda a mantener una beca. Pero si tienes una lesión, olvídate. Conozco casos muy tristes. Pasar de ser campeón de Europa a que ya no te quieran ver en ningún lado.

-¿En su caso cuál será su futuro tras el judo?
-He estudiado ADE y trabajo cuando el deporte me lo permite en la empresa de marketing de mi familia y en el Valencia Club de Judo Terra i Mar PV. Mi padre lo inició y Sugoi y yo nos sumamos a este centro sin ánimo de lucro al que dedicamos trabajo no remunerado. Allí preparamos a los futuros judocas. Como llevamos varios años, las primeras generaciones nos ayudan también en la preparación de los jóvenes. Soy muy polivalente y receptiva al contacto humano. Por ahí irá mi futuro aún por definir.

-Judoca, gerente, comercial, negociadora y responsable de recursos humanos, ¿con qué papel se siente más identificada?
-Al judo le dedico gran parte de mi vida, pero no puedo obviar las otras actividades. Hay que negociar con instituciones y empresas para conseguir ayudas, gestionar la actividad de las 40 personas que pertenecemos al club, que van desde los 30 a los 15 años. Hay chavales que viven en nuestras casas y hay que tutelarles en sus estudios. Somos el primer club en España con pisos alquilados, del dinero que conseguimos, para que puedan entrenar y hacerlo de manera gratuita. Alguien tiene que hacer todo esto.

-¿El proyecto FER (Foment Esportistes amb Reptes) impulsado por el empresario Juan Roig a través de la Fundación Trinidad Alfonso es un buen mecenazgo?
-Me sorprendió la iniciativa, pero me parece un buen ejemplo para que otros empresarios se sumen a ella. De algún modo supone reconocer que vives en sociedad y que si una empresa llega lejos es gracias a los demás. Por tanto es una manera de devolver lo que previamente has recibido. Una empresa funciona porque la gente cree en ella, por eso si la empresa demuestra creer en la sociedad, a través de estos gestos, seguro que la rueda no parará de girar. Hay muchas causas y un motivo, las empresas funcionan porque nosotros estamos aquí.

-De abuelo, padre y madre judoca, ¿ha madurado antes de tiempo?
-No lo sé, pero sí sé que cuando has crecido con el deporte nadie me tiene que decir: ¡levántate y ve a entrenar! Disfruto haciendo deporte. De joven las chicas de mi edad preferían ver la tele, yo prefería jugar al tenis, fútbol... No me cansaba. Lo que peor llevo es cuidar la alimentación por el sacrifico que supone, pero no hay otra y más en época de competiciones.

-Entonces fomentar el deporte...
-Es esencial en la educación. El deporte permite a los niños generar unos vínculos muy positivos. Es importante que el profesor sepa fomentar el compañerismo, la igualdad, el espíritu de sacrificio e incluso gestionar el fracaso. El judo crea unos vínculos de amistad sólidos.

-Con tanta patada ¿no se considera una mujer más dura?
-No, aunque es cierto que al ser muy temperamental el judo me ha aportado tablas. Ahora sí que me aguanto y no suelto la ira hasta que llego a casa.

-De su faceta como negociadora ¿qué le da más dolor de cabeza?
-Encontrar recursos para mantener el nivel que tenemos. Unas empresas han recortado su presupuesto para patrocinios y otras están muy enfocadas a deportes como el fútbol. El resto no les importa. Te lo dicen. Por lo menos agradeces que no te mareen. Creo que los deportes minoritarios podrían ayudar a mejorar su imagen y aportamos valores que otros deportes no dan.

-¿Cómo por ejemplo?
-El esfuerzo. Hay deportes que requieren un nivel de esfuerzo mayor y luego cada uno tiene sus peculiaridades. Por ejemplo en el judo el respeto es básico. Lo fomenta y lo promueve. En cualquier campeonato del mundo no se verá un mal gesto o un insulto de un deportista. Está prohibido y multado. Ni en un campeonato de niños los padres están en la grada gritando.

-¿Qué tal lleva el fracaso?
-Mal, pero he aprendido a convertir mi frustración en rabia para mejorar y superarme un poco más. Mi próximo objetivo es la gira asiática. Dos torneos muy complicados Japón y Corea porque allí el judo es el deporte madre.