VALENCIA. Nacer aquí o allá lo tiene todo de aleatorio. Otra cuestión es el propósito por contribuir a mejorar allí donde naciste. Enrique Medina, aunque no toda Valencia lo sepa, está en la lista de personajes por los que la ciudad tiene motivos para sentirse orgullosa. Es un joven hijo de médico, que levanta parte del tejido musical valenciano a peso. Primero como periodista, luego como promotor, más tarde como organizador del nuevo festival de moda, y en definitiva todo a la vez, movido por un extraño sentimiento que nos ponemos de acuerdo en llamar "pasión".
Compañeros musicales resaltan "su empeño por sacudir Valencia" o su cualidad de "persona atípica dentro de la escena" gracias a la cual "buena parte de valencianos se ha beneficiado para ver una infinidad de grupos". Comanda la productora Vinilo Valencia, una suerte de iniciativa cultural que baja a la mina y a través de un concurso para jóvenes valores extrae oro; delinea el festival Deleste; y podría ser personaje central de un libro de Nick Hornby que detallara la importancia capital de la música para pasarse las adversidades por el arco del triunfo.
¿Cómo te viene el arrebato por la música?, se le pregunta. Y contesta: "Jugaba al fútbol en el Levante, en el campo de la Malvarrosa, era extremo, hasta que me detectaron un tumor en la rodilla". Tenía 16 años. "No he vuelto a jugar nunca más". Entonces substituyó una pasión por otra. Descubriría a Los Planetas, que le abrieron la puerta a un universo. Ya que no podía golear, pateó los contratiempos escuchando canciones. Trató sin éxito de domar una guitarra ("sólo me acerco a ella cuando estoy un poco ebrio") para pasar a amansar la escena del indie, rock, música independiente, con sus artículos, que se le dan mejor. Echaba en falta un programa de radio que se ocupara de sus gustos y hablara con sus artistas favoritos, y lo creó en pandilla, bautizándolo como Vinilo Valencia El sevillano Sr.Chinarro fue el primer entrevistado, en una charla complicada. "Nunca hay que comenzar un programa de radio entrevistando a Sr.Chinarro", ironiza.
Sucedió después que Medina echaba en falta ver en su ciudad a algunos de los grupos que le gustaban. ¿Qué hacer? Traerlos. Constituyendo la promotora Vinilo, ha organizado desde el 2.000 centenares de conciertos -algunos en alianza con Tranquilo Música- ahora distribuidos casi con equidad entre la sala Wah Wah, El Loco, Matisse... "Al principio eran los artistas los que nos decían lo que hacía falta para montar un concierto". En estos 13 años han burlado el precipicio una y otra vez mientras apostaban, a conciencia, por la capacidad de Valencia para aportar el público suficiente a conciertos en vivo más allá de David Bisbal. A veces con recompensa, otras sin ella. El pasado 27 de junio, en Espai Rambleta, alumbraron un espectáculo tan luminoso que a los asistentes todavía se les ve relamiéndose. La banda valenciana La Muñeca de Sal se reunió en el escenario acompañado de una tropa nacional: Nacho Vegas, Fernando Alfaro, Sr.Chinarro, Joaquín Pascual... Para el gran público quizá una cita inadvertida; para la ciudad, un preciado conato de riqueza cultural.
Quique Medina y su Vinilo tienen otro hábito: sonsacar talento a través de un concurso anual para grupos y artistas surgidos en la Comunitat y que no hayan editado todavía con ningún sello. Van por la quinta edición. Tras las anteriores, los ganadores y finalistas consiguieron volar por sí solos.
REHACER EL TEJADO
Ligado a la posible falta de recompensas, hablamos de una metáfora que hace unas semanas usaba en Revista Atómica, la publicación especializada que dirige. El hundimiento del tejado de Arena Auditórium (legendaria sala que recibió a Depeche Mode, Ramones, Primal Scream, Iggy Pop, Radiohead... y en la actualidad a las ratas) servía como percha para describir el 'estado de la nación' musical. Cada vez con menos 'Arenas'; con un IVA encaramado de repente al 21% que hubiera supuesto la voladura de cualquier otra industria; con cierto desdén institucional a la música en vivo ("no se dan cuenta que genera muchos millones para la ciudad", "en el Reino Unido lo han entendido muy bien, y en Barcelona, con el Primavera Sound, y en Madrid, con el DCode, parece que comienzan a entenderlo"); y, por qué no, con ciertas peculiaridades en el caso valenciano, ante un público considerado en el sector como especialmente delicado y caprichoso. Aunque Medina zanja rápido este último debate: "si no lo conseguimos no será culpa del público".
Aquello que quiere conseguir es la reconstrucción del tejado. "Quizá ha llegado el momento de pasar a la acción". Obcecado en ello, tocado con cierto gusto extremo por la persistencia, uno de los últimos proyectos nació hace un par de años. Echaba en falta un festival urbano en Valencia, alejado de los calores del verano mediterráneo. ¿Qué hacer? De nuevo, la solución fue crearlo. Esta vez en convoy con la productora Absolute Beginners, viendo ante la inauguración de Espai Rambleta el momento y el lugar. Nacía el festival Deleste.
DELESTE, FESTIVAL GOURMET PARA CUANDO NO ES VERANO
A pesar de los reiterados anuncios sobre el desgarro de la bicoca festivalera, algunos de los eventos de este verano demuestran que el público sigue respondiendo. "Aunque a veces me pregunto por qué el público que llena los festivales de verano luego no se sigue interesando por la música en invierno".
Con la creación de Deleste, en 2012, se persigue justo eso: interesar cuando ya no es verano. Es la opción distinta, tal vez porque qué es si no la diferencia la única solución para sobresalir. Se les puso el sobrenombre de 'antifestival' y casi que se les ha quedado. "Queríamos un festival cuidado, ofreciendo mucha calidad, sin aglomeraciones, con una barra bien cerca en todo momento, donde los grupos no se solapen e incluso puedan estar entre el público antes de actuar". El músico Josh T. Pearson, "un señor de Texas de dos metros haciendo chistes tejanos" (luego llegaría por los pelos a tomar su vuelo de vuelta tras pasar la noche con cierta espectadora), junto a los Fanfarlo, Nudozurdo o McEnroe, una banda que, extasiada por la atmósfera, "no se creía lo que estaba pasando".
Para este año atacan en dos días, 18 y 19 de octubre, y el Ayuntamiento de Valencia se les ha entregado en colaboración, puede que interesados en que el único festival de pop-rock de la ciudad tenga la suficiente resonancia.
Quique Medina vislumbra en el porvenir de la música en vivo una exigencia manifiesta por profesionalizarse ("el romanticismo no está reñido con la profesionalidad"). Esto es un negocio y quien no lo vea así ya se puede bajar, les fue a decir Loquillo a los alumnos del postgrado de gestión empresarial de la música de la Universitat de València. Con las tablas del negocio ("aunque no me haré precisamente rico...") y esa cosa llamada pasión, este hombre valenciano ha venido para reconstruir los tejados que se nos derrumban. Lo tiene tan difícil que no habría que descartar que lo lograse.
Gràcies Vicent. Es un plaer que algú al que admires escriga sobre tu. Gràcies a tots pel suport. Continuem!
Aupa Quique Medina!
Enhorabuena campeón, Valencia necesita de gente como tu, que tengas muchos éxitos.
Grande Quique man
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