MADRID (EP). Un pequeño estudio piloto, publicado en la edición digital de 'The Lancet Oncology', muestra por primera vez que los cambios en el estilo de vida, principalmente en la dieta, el ejercicio, la gestión del estrés y el apoyo social, pueden dar lugar a telómeros más largos, las partes de los cromosomas que afectan el envejecimiento.
El estudio fue realizado por científicos de la Universidad de California en San Francisco y el Instituto de Investigación de Medicina Preventiva, un centro público de investigación sin fines de lucro en Sausalito, California, que investiga el efecto de la dieta y estilo de vida en la salud y la enfermedad, ambos en Estados Unidos. Los autores dicen que esperan que los resultados inspiren ensayos más amplios para probar la validez de los hallazgos.
"Nuestros genes y nuestros telómeros, no marcan necesariamente nuestro destino", dijo el autor principal, Dean Ornish, profesor clínico de Medicina de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), y fundador y presidente del Instituto de Investigación de Medicina Preventiva.
"Muy a menudo la gente piensa que si tiene malos genes, no hay nada que pueda hacer al respecto", dijo Ornish. "Sin embargo, estos hallazgos indican que los telómeros pueden prolongarse en la medida en que la gente cambia la forma en la que vive. La investigación indica que los telómeros más largos se asocian con menos enfermedades y una vida más larga", agregó.
CUESTIÓN DE CROMOSOMAS
Los telómeros son las tapas protectoras en los extremos de los cromosomas que afectan a la rapidez con que las células envejecen. Son combinaciones de ADN y proteínas que protegen los extremos de los cromosomas y ayudan a mantenerse estables, por lo que, a medida que se hacen más cortos y conforme su integridad estructural se debilita, las células envejecen y mueren más rápido.
En los últimos años, los telómeros más cortos se han asociado con una amplia gama de enfermedades relacionadas con el envejecimiento, incluyendo muchas formas de cáncer, demencia, accidente cerebrovascular, enfermedad cardiovascular, obesidad, osteoporosis y diabetes.
Durante cinco años, los investigadores siguieron a 35 hombres con cáncer de próstata localizado, en fase inicial para explorar la relación entre los cambios integrales de estilo de vida y la longitud del telómero y la actividad de la telomerasa. Todos ellos estaban bajo vigilancia activa, que consiste en seguir de cerca la patología de un paciente a través de la detección y la biopsia.
Diez de los pacientes llevaron a cabo cambios de estilo de vida que incluyen: una dieta basada en vegetales (rica en frutas, verduras y cereales no refinados y baja en grasas y carbohidratos refinados), ejercicio moderado (caminar 30 minutos al día, seis días a la semana), reducción del estrés (práctica de yoga suave basado en estiramientos, respiración y meditación), además de participar en un grupo de apoyo semanal. Se le scomparón con otros 25 participantes del estudio que no modificaron sus hábitos de vida.
INVESTIGACIÓN EN SERIE
El grupo que realizó los cambios de estilo de vida experimentó un aumento "significativo" en la longitud de los telómeros de aproximadamente un 10 por ciento. Además, cuantas más personas modificaron su comportamiento mediante la adhesión al programa de estilo de vida recomendado, más importante fue la mejoría de la longitud de los telómeros, según vieron los científicos.
Por el contrario, los hombres en el grupo de control tenían una longuitud de los telómeros más corta, casi un 3 por ciento más corta, al final del estudio de cinco años, ya que, por lo general, la longitud de los telómeros disminuye con el tiempo. Los investigadores dicen que los resultados pueden no estar limitados a los hombres con cáncer de próstata y es probable que sean relevantes para la población general.
"Nos fijamos en los telómeros en la sangre de los participantes, no en su tejido de la próstata", detalló Ornish. El nuevo estudio es una continuación de una investigación similar piloto en 2008 que duró tres meses, en la que se pidió a los mismos participantes que continuaran con el mismo programa de estilo de vida y, al final del estudio, mostraron un aumento significativo de la actividad de la telomerasa, una enzima que repara y alarga los telómeros.
El nuevo estudio fue diseñado para determinar si los cambios de estilo de vida afectarían longitud de los telómeros y la actividad de la telomerasa en estos hombres durante un período de tiempo más largo. "Fue un gran hallazgo que tiene que ser confirmado por estudios más grandes -destacó el coautor Peter R. Carroll, profesor y director del Departamento de Urología de la UCSF--. El acortamiento de los telómeros aumenta el riesgo de una amplia variedad de enfermedades crónicas. Creemos que el aumento de longitud de los telómeros pueden ayudar a prevenir estas enfermedades e incluso prolongar la vida".
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