MURCIA (EP). El grupo de Historia Económica de la Universidad de Murcia (UMU), a cuyo frente se encuentra el catedrático José Miguel Martínez Carrión, ha demostrado que, además de la genética, los factores ambientales, como la dieta y sus nutrientes, el esfuerzo físico o la intensidad del trabajo, la enfermedad y los cambios del clima, son determinantes en la estatura.
En concreto, el crecimiento tiene factores genéticos, nutricionales y ambientales, en el que la alimentación juega un papel clave con el aporte de alimentos en cantidad y de calidad adecuados para aportar los aminoácidos de las proteínas factores que favorecen el crecimiento, aunque la talla refleja el equilibrio entre la nutrición y la salud y, asimismo, su adaptabilidad al medio ambiente.
En las últimas décadas, los historiadores económicos se han encargado de explorar la estatura humana para analizar los cambios producidos en el bienestar de las poblaciones y las relaciones que se establecen entre el crecimiento económico y el desarrollo humano, según fuentes del departamento de Promoción de la Investigación de la UMU (Prinum), dependiente del Vicerrectorado de Investigación, consultadas por Europa Press.
José Miguel Martínez, pionero en este campo de estudio en España, lleva más de 25 años analizando datos antropométricos, y ha observado una relación "bastante significativa" entre la caída de la mortalidad infantil y el incremento de la altura, en mayor medida en un contexto de notable aumento de la renta per cápita.
De la misma manera, según el investigador, la disminución del tamaño familiar y el control de la fecundidad también pueden provocar un incremento de talla. Según esto, un menor tamaño familiar permite una mejor redistribución de los alimentos entre los miembros familiares, favoreciendo una mejor alimentación y, asimismo, mayores posibilidades de acceder a la educación.
También, las condiciones poco higiénicas de hace un siglo, debido al hacinamiento por la gran cantidad de miembros en el seno familiar y a la convivencia con animales domésticos, como gallinas o cerdos, en viviendas que además eran insalubres, "favorecía el contagio de las enfermedades, y por ende, un desarrollo menor", según los resultados de la investigación.
Los resultados científicos publicados recientemente por investigadores de la Universidad de Essex en la revista Oxford Economic Papers aseguran que, en poco más de 100 años, los españoles han pasado de medir 163 a 175 centímetros de media. Además, este estudio que se apoya en investigaciones previas de Martínez Carrión, revela que España es, con 12 centímetros, el país de los 15 analizados donde más ha aumentado la altura media.
INFLUENCIA DE LA LOS CAMBIOS MEDIOAMBIENTALES
Por tanto, la investigación de la UMU revela que la altura es "un indicador que demuestra la capacidad de adaptabilidad de los seres humanos al medioambiente", y esto explica que poblaciones indígenas con bajas estaturas de acuerdo a contextos ecológicos y condiciones adversas al crecimiento, vean incrementar sus tallas cuando se desplazan a otros ambientes favorables para la educación y la nutrición de las madres y de los niños.
"Se ha comprobado que muchos hondureños o guatemaltecos que se desplazaron a Estados Unidos, al modificar sus hábitos de alimentación crecieron considerablemente", argumenta el profesor de la UMU. Los japoneses, al emular pautas de la cultura occidental que se impuso en su sociedad, sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial, también sufrieron un aumento de su altura media.
"Una situación similar se ha dado en España, donde los niveles de desarrollo económico y atraso relativo del país han hecho que la altura sea inferior con respecto a patrones de individuos de la Europa del norte", destaca Martínez Carrión, quien señala que a pesar de esto, las estaturas de las poblaciones europeas han protagonizado una auténtica revolución por el fuerte crecimiento observado entre mediados del XIX y finales del siglo XX.
En promedio, la altura de los hombres europeos ha aumentado 11 centímetros en un siglo aproximadamente, y es España el país donde más han crecido los hombres, aunque también uno de los lugares en los que eran más bajos; por el contrario, en Suecia, donde ya eran más altos, el incremento es de 10 centímetros, 2 centímetros menos que en el caso español.
Aunque la diferencia de altura entre los europeos se ha estrechado, la tendencia general ha sido la del crecimiento, hecho que indica que los españoles seguirán aumentando de estatura si sigue mejorando su bienestar humano, es decir, la salud, la higiene, la alimentación, la educación y las condiciones de vivienda, entre otros factores.
Con las mejoras del último siglo se han dado muchos cambios tecnológicos y de infraestructuras. Fue sobre todo con el invento del ferrocarril y la revolución de los transportes cuando se facilitó que se pudieran consumir productos frescos, que podían trasladarse de un lugar a otro en breves periodos de tiempo.
Sin embargo, añaden los investigadores de la UMU, el principal hallazgo de la nueva historia antropométrica no ha sido documentar el fuerte incremento de las tallas en Europa y en otras regiones del mundo durante el siglo XX, sino que la estatura ha estado sometida a fluctuaciones y ciclos.
Existen abundantes trabajos que revelan retrocesos importantes de las tallas medias de poblaciones adultas en periodos históricos donde se registraron peores condiciones de nutrición y deterioro del nivel de vida. Uno ejemplo de los más significativos fue el español durante la posguerra, cuando la talla disminuyó desde el comienzo de la Guerra Civil y no se recuperó hasta veinte años tarde.
"La gran paradoja es comprobar cómo la revolución industrial y el desarrollo económico moderno hicieron que se incrementaran los salarios, pero al mismo tiempo provocaron un aumento del trabajo infantil y de la mortalidad", resalta el catedrático.
"Además, el establecimiento en la ciudad de familias que vivían en penosas condiciones de higiene pública y de salubridad hizo que a pesar de que algunos indicadores económicos crecieran, los de salud disminuyeran y también la altura", explica Martínez Carrión.
Otro factor que afecta a la talla de los hombres es la desigualdad observada en el estado nutricional según la clase social y el estatus socioeconómico. Las clases de mayor renta tuvieron mejores condiciones para alimentarse y para acceder a médicos, añade el investigador de la UMU.
"Es significativo como los universitarios españoles hasta 1940 y 1950 eran unos 10 centímetros más altos que el resto de grupos profesionales de la época, sobre todo frente a los jornaleros y trabajadores poco cualificados. Estos universitarios eran los hijos de las personas más adineradas, que por esta razón pudieron pagar sus estudios y acceder a un mejor estado nutricional", añade.
"Ante la actual crisis económica muchas familias no pueden alimentar a sus hijos, están viendo agotar sus escasos recursos y encuentran mayor dificultad para acceder a bienes públicos asistenciales", añade el catedrático, quien se cuestiona si "se producirá un decrecimiento de la estatura, y por consiguiente, habrán efectos negativos para la salud si la crisis persiste".
Martínez junto a su grupo trabajan actualmente en el estudio de la relación de la estatura con el trabajo infantil y otros indicadores socioeconómicos. Tratan de documentar el trabajo infantil en la minería, la agricultura y la industria y sus repercusiones en los niveles de vida y la salud.
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