VALENCIA. Polifacética y multitareas. Abogada, dirige el Instituto del Talento, preside la Asociación de Empresarias y Profesionales (EVAP/BPW) desde 2010, forma parte del patronato de la Fundación VCF, participa en la comisión de Servicios y Tics de la Cámara de Comercio de Valencia, educa a tres niños, lucha por erradicar las desigualdades de género y además sigue estudiando y ampliando su formación con masters. Tiene tiempo menos para ir al gimnasio o a la peluquería. Eva Turanzo no sabe decir que no porque disfruta con lo que hace. Le gusta practicar el mindfulness, un concepto budista que implica estar presente y consciente en cuerpo y mente allá donde estés.
-¿Por qué está al frente de empresarias y profesionales de Valencia?
-Primero me incorporé a este colectivo, que acababa de nacer, porque encontré mujeres muy luchadoras y con objetivos similares a los míos. A base de encuentros distendidos, fuimos perfilando el futuro de esta asociación, sin ánimo de lucro, pero con el ánimo de limar desigualdades.
-¿Todas capitanas de sus barcos?
-La mayoría. Tenemos unas 200 empresarias, mujeres que están trabajando en primera línea y muy comprometidas con la misión de la asociación: conseguir que las mujeres tengan una vida más justa de la que tienen.
-¿Esta lucha reivindicativa tiene fin?
-De momento es necesaria porque siguen existiendo graves diferencias. La brecha salarial entre hombre y mujeres, y en función del puesto, oscila entre un 17 y un 22%; el techo de cristal sigue imposibilitando el avance profesional de las mujeres; no estamos lo suficiente en, la cantidad y calidad que deberíamos, en las instituciones públicas...
-¿Entonces el problema es más de las mujeres?
-Efectivamente, pero hay que diagnosticarlo bien y trabajar conjuntamente para solucionarlo porque si perdemos, perdemos todos. Por ejemplo en las empresas está demostrado que contar en la dirección con un 30% de mujeres produce mejores resultados. Porque la diversidad genera competitividad y riqueza.
-¿No le parece muy larga esta guerra a veces?
-Sí, pero más que hablar de guerra prefiero hablar de objetivos. Nos marcamos metas. Que las mujeres y hombres que nos representen en la sociedad sean cada vez mejores. Los hombres de hoy tampoco se sienten representados por el estilo de dirección, tanto en la vida pública como política. Debido a la escasez de tiempo para analizarlo o a la falta de consciencia para darse cuenta se dejan llevar por la inercia diaria. No cambian el status quo. Lo mismo les pasa a los ciudadanos. No proponen soluciones porque tienen tantos frentes abiertos, que realmente éste es el último que les importa.
-¿La lucha por la igualdad de género ha cambiado mucho la sociedad?
-Los hombres y mujeres de hoy quieren lo mismo. Los hombres de hoy quieren conciliar, estar con sus hijos y tener un trabajo que les dé más satisfacción. Las mujeres no quieren renunciar a su carrera profesional ni a su vida personal. Hay muchos hombres que no ven en las mujeres una amenaza, sino una oportunidad para las empresas. En la diversidad hay crecimiento e independencia.
-¿Qué injusticia le condujo por la vía social y a la mujer?
-No hubo una en concreto. Creo que cuando uno ha cumplido sus sueños y alcanzado las metas que se había programado, se debe a los otros. Además y personalmente siempre he sido muy social. La cooperación está en mis genes.
-¿Nunca se sintió rara rodeada profesionalmente de tantos hombres?
-Sí. Fuí gerente de una fundación y trabajaba en estructuras rodeada de hombres. Mis partners, interlocutores, clientes... eran hombres y muchas veces me preguntaba por qué la mayoría de mujeres de talento no estaban en puestos clave.
-¿Cree que es un contrasentido que en la lucha de la mujer sean los hombres los que den el apoyo institucional para luchar por la igualdad?
-Es así porque mayoritariamente son los hombres los que ocupan los cargos de poder y con los que tenemos que interlocutar para romper con las desigualdades. Lamentablemente siguen existiendo diferencias y todos los estudios no hacen si no, corroborar esta realidad. También creo que la lucha por la igualdad no supone invertir los papeles y que las mujeres acaben mandando, eso es una memez.
-¿Pero, sigue siendo necesario tener un día en el calendario para celebrar que trabajamos?
-Los hombres no necesitan de esto, ni de otras muchas cosas porque gozan de todos los privilegios, pero para que nosotras seamos reconocidas tenemos que recordarlo machaconamente con hechos, datos y resultados. Hay que recordarles que tienen que compartir con las mujeres la toma de decisiones de calado para la sociedad.
-Sin embargo, en España somos un millón más de mujeres que de hombres, ¿si no estamos en puestos clave es por que no queremos?
-Si no estamos es porque no hemos sido capaces de comprender, ver qué nos pasa y querer estar. Vivimos en un entorno en el que el papel e imagen de la mujer no está en primera línea. Todavía creemos socialmente que un grupo de hombres sabrá mejor que un grupo de mujeres llevar una empresa adelante. Y se cree que un determinado sexo va a ocupar mejor que el otro una posición profesional. Cambiar las creencias requiere tiempo y en este caso, mucho más.
-¿Las mujeres jóvenes lo tienen más claro? ¿Ven tantas diferencias con sus homólogos masculinos?
-Creo que no somos conscientes de tener un problema. Nos han querido hacer ver que es el tiempo el que cura estas diferencias. Pero como bien dice la ONU, y cientos de instituciones, el tiempo no es un antídoto que cura por sí mismo las desigualdades de género. El paso del tiempo por sí solo no erradica la discriminación.
-¿Las jóvenes empresarias ven los mismos problemas?
-Son mujeres muy valientes y llegan a emprender porque son incapaces de poder conciliar su vida personal y profesional. Hay mujeres muy preparadas que prefieren emprender en solitario que trabajar en organizaciones donde no pueden crecer profesionalmente, pese a rendir más y tener mejores resultados.
-Decían que este milenio era el de las mujeres, ¿cree que lo veremos?
-Estoy convencida. El mercado más potente actualmente es el de las mujeres, más fuerte que China e India juntos. Decidimos el 80% de las cosas. Además cada día gozamos de una mayor independencia económica por lo que como consumidoras somos potentes y tenemos la llave para cambiar la sociedad. Aquellas organizaciones sindicales, políticas, económicas y empresariales que no contemplen planes de igualdad y equilibrio serán tachadas de nuestra lista de la compra. El problema es que muchas mujeres, todavía, no se han dado cuenta que el milenio es nuestro.
-Como directora del Instituto del Talento ¿qué hacemos con él ahora que se nos va del país?
-Desgraciadamente se nos está marchando y no sabemos retenerlo ni hacerlo volver. Salir de la crisis requiere talento y conocimiento. España no va a poder competir rebajando calidades y salarios. Sí, en talento, que lo tenemos. Pero el panorama es el que es.
-¿Se plantean alguna iniciativa resolutiva desde la entidad que representa?
-Nosotros trabajamos en temas de desarrollo y estrategia empresarial. Tenemos la suerte de contar con algunas empresas que sí apuestan por aplicar talento en el crecimiento empresarial.
-¿El talento que vuelva a España puede no ser español?
-Sería una pena, pero es cierto que la globalización implica que cualquiera puede ser tu cliente y el trabajador de tu empresa. Pero sí apoyamos que las empresas con resultados estén domiciliadas en la Comunidad Valenciana.
-En la teoría las empresas de futuro ofrecen formación, valores, formas retributivas y promocionales, ¿pero y en la práctica?
-Se ha demostrado que las empresas que han apostado por todo ello han sabido aprovechar y aguantar mejor las embestidas del mercado. Las empresas están haciendo grandes esfuerzos por mantener las calidades que ofrecen a sus trabajadores, pero también es cierto que no siempre se puede. En todo caso y dada la situación, cualquier empresa que levanta cada día las persianas merece un gran respeto.
-¿La crisis ha mermado el número de asocidadas en EVAP/BPW?
-No demasiado, pero sí que hay algunas que lo están pasando francamente mal, aunque no son grandes desgracias. Capean bien el temporal pese, a que en algunos casos, han tenido que salir de España.
-¿Se considera una mujer de talento?
-No diría tanto, me gustó el nombre porque entonces no estaba muy manido y representaba todo lo que queríamos desarrollar. Puse en marcha el instituto hace unos años junto a grandes profesionales y buenos clientes con los que trabajamos desde entonces por resultados. Quizá más que de talento hablaría de una mujer entusiasta y disciplinada.
-¿La política le quita el sueño?
-Lo que veo es que la clase política nos está dando un buen ejemplo de lo que no tenemos nunca que hacer. Es cierto que muchas veces generalizamos y no todos los políticos son iguales, pero en los últimos tiempos estamos asistiendo a una pérdida de valores y credibilidad en la política de difícil solución.
-¿Qué le parece que tras la política a muchos se les abra una gran puerta en la empresa privada?
-Es un tema que debería ser revisado. Cuando uno ejerce un cargo en primera línea tiene información y contactos de primer nivel que no debería inmediatamente poderlo utilizar en beneficio propio o para una empresa privada.
Mucho más claro el subtítulo así: Abogada, presidenta de la Asociación de Empresarias y Profesionales y vocal del patronato de la Fundación del Valencia
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