La prensa televisiva española anunció como reality un documental de gatos de la BBC que había instalado cámaras y GPS en los felinos de un pueblo británico
VALENCIA. Hace unos meses apareció la noticia en España de que "la prestigiosa cadena BBC" iba a realizar "un reality" protagonizado por gatos. Aquello era una noticia maravillosa. Los realities con humanos ya sabemos de sobra lo que dan de sí. Peleas por la limpieza, exploración con las falanges dactilares de salva sea la parte bajo un edredón, cuando no directamente romper a follar, y algún que otro bofetón. ¿Pero gatos? Un animal tan complejo, sutil, curioso e inteligente como los gatos suponía un salto cualitativo de consideración. Algo verdaderamente interesante. El problema ha sido que, vaya, no era un reality.
‘Secret life of the cat' era un documental. La novedad venía porque a los felinos les habían colgado del cuello unas cámaras con visión nocturna y GPS. Lo que trataba de averiguar el reportaje era qué hacen estos pequeños animalitos cuando nadie los está mirando, cuando andan por ahí, paseando fuera de casa, a la buena de dios.
El programa en realidad se llama Horizon y lleva desde 1964 grabando documentales científicos. Han emitido ya unos 1.100 dice la Wikipedia, que también cuenta que en los últimos años ha habido cierta tendencia hacia temas más de interés humano y menos de ciencia.
Podríamos ahora llorar como plañideras porque en España no tenemos un espacio divulgativo tan antiguo, pero la oferta que ha mantenido La2 durante años, y que se va cayendo a cachos, es bien digna. El problema es que no se ven. Y si se ven, no hacen ruido. Tamborradas de autoayuda, vaya. Un aceptable programa de ciencia como Tres14, por ejemplo, en un horario peor tuvo muchos domingos más share que Redes (aunque menos número de espectadores por la franja), pero se nos fue de la parrilla en 2012. Lección emocional de autoayuda nº1: más vale caer en gracia que ser gracioso. Hola Punset.
Aunque en esta entrega hemos venido a hablar de algo más importante: de gatos. Este documental de la BBC catalogado en los medios de lengua hispana como "reality" era un reportaje convencional sobre gatetes. En Youtube hay unos cuantos igual o más interesantes. Lo de la BBC no era un hito en nuestras vidas, pero si Internet está llena de vídeos de sexo y fotos de gatos, será por algo. La mano invisible del mercado tonta tampoco es. Así que bien merece la pena que hayan rodado uno más.
Los redactores de Horizon y una serie de expertos en la materia lo que hicieron fue colocar los aludidos transmisores a cincuenta gatos de un pueblo y analizar su comportamiento cuando van a su bola. Ese era el gancho. Los resultados, pues nada inesperado. Los gatos se comportan como españoles: defienden de uñas su territorio, se evitan cuanto pueden, pero cuando se encuentran gritan mucho y pelean poco, menos de lo que se cree cuando se escuchan esos bufidos escalofriantes. Con robarse un poco el pienso por la espalda van que chutan. Eso concluía el estudio más o menos. Parecía nuestra Constitución.
THE SECRET LIFE OF THE CAT: PROGRAMA COMPLETO
Luego pasaban a analizar su instinto cazador. Salen unos granjeros que cuentan que con gatos les va mucho mejor con las ratas que con el veneno. Es algo ya sabido por científicos tan reputados como tu abuela del pueblo y otras eminencias, pero bien está saberlo a través de la BBC.
La cosa mejoró cuando los redactores le pidieron a los dueños de los 50 gatos del experimento que tratasen de reunir, recogiéndolas en tupperwares, todas las víctimas de sus pequeños, que en un pueblo, en mitad del campo, se lo pasan pipa cazando bichos. A saber, pajaritos, ratones, ratas, polluelos, topos y alimañas variadas. Lo normal es que te dejen sus cadáveres en la puerta de casa, o en tu habitación, como regalo. Es porque te quieren.
Lo más bonito fue una señora que en su tupper llevó un ojo. Creo que era de un conejo. Qué cosa más hermosa, que tu gatito te obsequie con un ojo arrancado llevándotelo a los pies de la cama. Ahí está tu pequeño peludito neoliberal, emprendiendo.
El giro dramático del asunto llegaba con una familia que tenía seis gatos en una misma casa. Estos eran menos aventureros, por lo visto, al estar juntos. Pasaban más horas jugando entre ellos que robándole el pienso al vecino o, dicho técnicamente, buscando nuevos mercados. La conclusión era que cuanto más domesticados, más perdían su instinto cazador y pendenciero. Otra vez, nada del otro jueves.
Aunque en el momento en el que pasan a tratar la comunicación de los mininos con sus amos, sí aparece un dato curioso. El gato suplica en la misma frecuencia de sonido que los bebés humanos. De ahí que las personas de buen corazón gusten de tener gatos a su alrededor. Nunca se ha podido explicar mejor esta tendencia.
La pena, no obstante, es que el documental daba para mucho más. Si se tienen gatos en un pueblo, en una casa con jardín, todo son ventajas ¿Pero qué pasa con los gatos que viven en pisos? Estos sí que suelen estar como auténticas regaderas y su comportamiento constituye un misterio único por cada ejemplar.
Sólo con un programa sobre cómo juntar dos gatos adultos ya podían haber hecho una serie de un par de temporadas. Miren en los foros de felinos, es la pregunta más repetida. Se trata de un problema al que se enfrentan frecuentemente sus dueños urbanitas. Un amigo se va de vacaciones y te deja el suyo dos semanas. La primera noche te encuentras a las tres de la mañana un dueto a capella del cantante de Iron Maiden frente al de los Helloween. En cuatro días no se separan. Se adoran. O no, tal vez uno se esconda en el cesto de la ropa sucia y no se vaya hasta que se pire el invasor. O viceversa.
Dar respuesta a estas preguntas tan habituales instalando cámaras y demás en el cuello de los gatos sí hubiera podido catalogarse de reality, incluso no hubiera rechinado que en los titulares que lo anunciaban el malintencionado sintagma nominal fuera "la prestigiosa BBC". No ha sido el caso. Se ha pretendido equiparar un estudio formal sobre comportamiento felino con bellas imágenes de gatos británicos de pueblo, bien peludos y gordos los cabrones, con nuestra fiebre por los ‘estudios sociológicos' con bestias humanas. Aunque este documental británico no haya roto moldes, el gallifante es para ellos. Sobre todo por su detallista ampliación en la web de la cadena. Un trabajo bien hecho.
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