VALENCIA. Es un rostro y una voz conocidos para los valencianos desde hace muchos años. Actriz en todos los sentidos, un Goya y dos nominaciones atesoran su talento, del que ha dado sobradas muestras en una carrera que ha estado plagada de reconocimientos. Natural de Alboraia, sigue viviendo en el pueblo al que pertenece. Madre de un niño, ha trabajado en cine a las órdenes de Ken Loach y Vicente Aranda, entre otros, o Santiago Sánchez e Irene Papas en teatro. Ahora ha dado el salto a la dirección con un docu-drama sobre Vicente Blasco Ibáñez en el que, junto al productor Enrique Viciano, recorre la vida del novelista valenciano en torno a un eje, su novela ‘Los cuatro jinetes del Apocalipsis'.
-¿Es usted una actriz a la que le gusta aportar matices a sus personajes?
-Creo que eso es parte del oficio del actor. Los textos, en cine, al menos, vienen con más o menos detalles y nuestro trabajo consiste en hacer una lectura más amplia del guión para aportar toda la riqueza posible. Cuando un actor se enfrenta a un guión o un texto dramático lo hace desde su yo más íntimo, lo lee desde su propia singularidad y así al afrontar el personaje, puede escoger dotarle de unas características u otras, lo impregna de algo que no es mejor, ni peor, pero siempre único, porque tienen que ver con su propia experiencia de las cosas, ya sea vivida, soñada o imaginada.
-¿Entonces, la experiencia es una ayuda para el buen intérprete?
-Sin duda. Hacernos mayores no sólo sirve para que nos salgan arrugas(ríe), sino que te permite hacer uso de tus vivencias, aprender de ellas, ampliar tu universo, ser más sabio. Todo eso se refleja en los personajes, puesto que como te decía antes, siempre creas desde ti, y desde tu imaginación.
-¿El teatro ayuda a mejorar al actor?
-Para hacer teatro hay que tener mimbres y resortes. En cine se ha hecho el experimento de poner delante de la cámara a personas que no son actores y ha funcionado, pero en teatro eso es imposible. Para poder recrear un personaje en escena, para poder darle verdad cada día sobre el escenario se precisa técnica, una formación.
-¿En televisión también?
-En televisión un mal actor canta ‘La Traviata'. No es porque el medio sea más exigente, sino porque se hace más deprisa, no conlleva la elaboración del cine. También es cierto que nos hemos acostumbrado a que se entienda como natural o fresco un trabajo que en otras latitudes no sería considerado una buena interpretación. Aquí se acepta a algunos actores que no vocalizan, que no se les entiende cuando hablan... Por un falso concepto de naturalidad se dan por buenas interpretaciones que, en mi opinión, no lo son.
-¿A los políticos tampoco se les entiende porque son malos actores?
Creo que no se les entiende, no tanto por la dicción, sino por las vueltas que dan para explicar el contenido vacío de sus discursos.
-¿Aburre meterse con los políticos?
La verdad es que yo no tengo mucho interés porque con todo lo que está pasando... Mira, el otro día estuve viendo la película de Margarethe von Trotta sobre Hannah Arendt y me resultó inevitable comparar su discurso sobre la banalidad del mal con lo que estamos viendo actualmente, mires donde mires. Cuando un ser humano renuncia y abandona su libertad para pensar, se inhabilita para otra cosa que no sea seguir las pautas de conducta de una sociedad, sean las que sean, no tiene responsabilidad sobre lo que hace, es banal, que era lo que le sucedía a Eichmann [el criminal de guerra nazi cuyo juicio inspiró a Arendt su libro ‘Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal']. La falta de reflexión hace imposible distinguir el bien del mal, la opción es dejarse llevar diciendo que cumplen órdenes. Eso tiene tanto que ver con gran parte lo que está sucediendo...
-Entiendo que quiere decir que, salvando las distancias, los Eichmanns de nuestro tiempo son los que nos han llevado a esta situación de crisis económica y moral.
-Salvando las distancias... Yo salía del cine y se lo comentaba a mis amigos; no podía evitar hacer esa lectura, trasladarlo a nuestra realidad. La gente que ha actuado aspirando a obtener un estatus, dando por buenas prácticas que no lo son, todos los que están con las manos pringadas de corrupción, ya sea en forma de casas, de salarios, todos aquellos que miran hacía otro lado, hayan sido conscientes o no de lo que estaban haciendo, son responsables, de haberse anulado como seres humanos y haber anulado su capacidad de pensamiento crítico.
-¿El sueño de todo actor es poder encarnar un papel cuyas emociones sean imperecederas, como el de Barbara Sukowa en esa película?
-Bueno, sueñas con papeles así pero en muchas ocasiones aquello que conmueve, lo que hace vibrar al otro que está en la butaca, lo que consigues trasladar al mundo, no necesariamente está relacionado con grandes ideas. A veces con un personaje muy pequeño el actor puede abrir ventanas en el interior de un espectador por el simple hecho de que, cuando uno se sienta en la butaca de un cine o de un teatro, lo que está viendo conecta con su vida, a veces incluso con aspectos que desconocía. Esa es la grandeza de nuestro trabajo. No sólo en los momentos de una cierta épica existe la posibilidad de llegar a lo más íntimo de otro ser, crear ese vinculo mágico; también en papeles sencillos, en instantes minúsculos, en apariencia nimios.
-Para eso un actor tiene que poner toda la carne en el asador.
-Esa es la cuestión. Cuando hay "carne", cuando uno se implica en lo que está haciendo, cuando uno entrega algo personal, ese "algo" es susceptible de tocar la parte sensible de otro, del espectador, de trascender el papel, la cinta... La implicación es el ingrediente que tiene que estar en todos tus trabajos.
-Antes de debutar como directora de cine ha debutado como directora teatral.
-Sí, había hecho con anterioridad algunas lecturas dramatizadas, pero ahora se trata de un espectáculo musical muy hermoso: ‘Enoch Arden', una pieza de [Richard] Strauss, que está a su vez inspirada en un poema de Alfred Tennyson. La han interpretado grandes actores como Orson Wells y grandes pianistas como Glenn Gould, entre otros, y forma parte del repertorio de cámara habitual en los teatros europeos. La particularidad de nuestro montaje es que hemos incorporado seis lieders del propio Strauss, que complementan perfectamente el poema dramático. Tenemos dos versiones (castellano y valenciano), que ha adaptado magníficamente Manolo Molins y está interpretado por Oscar Oliver al piano, el barítono Vicente Antequera y yo misma en el papel de narradora.
-¿Han creado un ‘Enoch Arden Redux'?
-(Ríe) Sí. La gente que no conoce la obra cree que es una pieza única. Es un montaje muy particular, con una proyección de fotografías de mar como fondo de escenario. Es una historia muy sencilla, un triangulo amoroso, muy al gusto de la época en la que se escribió, 1864, pero que conecta mucho con el público. Lo ofrecemos también en versión concierto, sin las proyecciones. Lo presentamos en septiembre pasado en La Rambleta en pase privado para programadores y amigos. Hemos hecho unas cuantas actuaciones y a principios de 2014 podrá verse en Valencia.
-El problema es que no se mueve nada.
Sí, la verdad es que estamos en una época muy mala. Somos tres y pensábamos que al ser un espectáculo de formato reducido iba a tener buena salida, pero los programadores están muy mirados, se arriesgan poco.
-Aunque usted no se puede quejar porque al menos tiene trabajo.
Sí, no me puedo quejar. He rodado una película con Fernando Franco, ‘La Herida' con Marián Álvarez, que estará en competición oficial en el festival de San Sebastián. A pesar de cómo están las cosas, he podido meter la patita aquí y allá, pero verdaderamente las cosas se mueven a unos ritmos que distan de lo que estábamos habituados. Los cachés se han reducido muchísimo; los actores estamos trabajando por sueldos muy bajos. Ahora hay que hacer muchas cosas para salir adelante. Aunque las alfombras rojas sigan pobladas de actores y actrices dando lo mejor de sí mismos, lo cierto es que la mayoría de los profesionales estamos sufriendo el mismo descalabro que el resto de la sociedad.
-Con el añadido de un Gobierno que le encanta ser el enemigo de los actores.
-Desde hace unos cuantos años se ha instalado en este país una manera muy sesgada de juicio hacia los profesionales de las artes visuales y se ha encontrado un terreno fértil para criticar a actores y directores. Es una crítica fácil e hipócrita. A los trabajadores de la cultura, en general, no nos han perdonado nunca que nos posicionásemos en contra la guerra de Irak. Y en el caso de la gente del cine, en particular, eso ha dado pie a insultos y descalificaciones absolutamente malintencionados.
-Es curioso como las ayudas al cine son ‘chupar de la teta', pero las ayudas a la renovación del parque automovilístico no.
-Eso es algo que llevo años diciendo. Que me digan que industria de este país no está subvencionada. La leche, el sector automovilístico, el lino... ¿Nos acordamos de los escándalos del lino? Es de una hipocresía total.
-Pero ha calado en la sociedad. Y además partiendo de la ignorancia de desconocer los sistemas de ayudas al audiovisual de otros países como Estados Unidos.
-Es un fenómeno curioso que ha encontrado su altavoz en algunos programas que, con poca inteligencia y nula integridad, han armado mucho ruido. Y ha calado en un sector de la población que da por bueno lo que se vocifera desde algunas tribunas. Tenemos una parte de la sociedad que cierra los ojos y no quiere saber. Prefiere dar por buena la descalificación antes que preocuparse por saber de dónde viene y si es fundada o falsa, en vez de alzar la voz, por ejemplo, contra la corrupción.
-¿Qué tal la experiencia de dirigir el Blasco Ibáñez que protagoniza Juli Mira?
-Muy bien. Ha sido... bueno, está siendo una experiencia muy enriquecedora. Enrique Viciano, el productor y co-director, me propuso en agosto pasado unirme al proyecto como co-directora. La verdad es que me he sentido muy cómoda, centrada y tranquila, al otro lado de la cámara. He sentido que era un paso con cierta lógica. Ahora estamos en fase de montaje y es fascinante observar como día tras día va surgiendo en la pantalla algo diferente e imprevisto, partiendo del material del rodaje. Estoy encantada. Ahora entiendo a mis compañeras actrices que se han quedado del lado de la dirección. Pero yo me sigo sintiendo ante todo actriz y observo desde esa experiencia.
-¿Sigue siendo machista el cine?
-El problema es que una película exige una gran inversión y hay que convencer a mucha gente. A veces, nosotras mismas, las mujeres, hemos asumido el discurso de la dificultad, de la negación. Hay que invertir mucha energía para romper ese techo de cristal. Cuesta mucho y es difícil, aunque cada vez hay más vías para que una mujer pueda dirigir. Cada vez tenemos mas ganas de tratar los temas que nos interesan y cómo nos interesa tratarlos. No es que haya historias de hombres o de mujeres, se trata de dar cabida a la visión femenina, a otra forma de entender el mundo, desde otro lugar, a integrar y a abrir espacios hasta hace poco estaban restringidos a los hombres. Aunque haya mujeres con una visión muy masculina y hombres con una parte femenina muy presente.
-¿En qué fase del rodaje se encuentran?
-El grueso del material lo tenemos ya; aunque seguramente incorporaremos dos entrevistas más. A finales de verano tendremos un primer montaje para ver qué nos falta. La ficción está cobrando mucha más importancia. Tenemos previsto rodar unos días en París y en Londres, pero eso sería a partir de septiembre, en cuanto se acabe a afinar la financiación, porque con los tiempos que corren está todo muy en el aire.
-¿Este año ha sido muy televisivo para usted porque ha participado en la serie de Antena 3 ‘Amar es para siempre'?
-La verdad es que hacía tiempo que no participaba en una serie de televisión y, bueno, trabajar siempre es una alegría (ríe). Participé en algunos capítulos de ‘Brigada Central', de ‘El comisario', en ‘U.C.O.'... pero ficción televisiva he hecho poca.
-La identificamos más con el cine.
Es lo que más he hecho.
-Y donde mayores logros ha obtenido, con un Goya a actriz revelación por la película de Ken Loach ‘Tierra y Libertad', y dos nominaciones más a secundaria. Por cierto, curioso que la nominaran a actriz revelación cuando ya tenía una carrera consolidada. ¿No le molestó?
-Pues, sinceramente, no; estuve encantada de que me descubrieran (ríe). Además, soy consciente de que la película de Loach me dio a conocer ampliamente a un público nacional e internacional. Si puedo poner alguna pega es que no pude estar en la ceremonia y recogerlo personalmente. Estaba rodando en Nueva York; ¡así que tampoco me puedo quejar mucho!
-Tiene una carrera internacional curiosa. Ha rodado recientemente con Frank Spano, que en España ha sido muy conocido como cómico. ¿Qué tal la relación con él?
La relación ha sido muy fluida, estupenda. Cuando te dirige alguien que es o ha sido actor, sientes una proximidad muy grande, sientes que te están acompañando y pueden darte indicaciones que solo puede dar alguien que ha vivido el proceso del actor en carne propia. Ya me ocurrió eso cuando trabajé a las ordenes de Silvia Munt y fue muy especial. Rodar en Venezuela fue una maravilla. Me encanta rodar fuera de mi país, me gusta mucho porque es una inmersión en otro país, en otra cultura... En Venezuela estuve encantada de estar allí e incluso intenté quedarme para participar en el rodaje de una película en la selva. Llamé a mi hijo y le dije: ‘¿Te apetecería venir?' Y él me respondió: ‘Pero habrá arañas, mamá'... Fue una lástima. No pudo ser. ¡A pesar de las arañas, me hubiese encantado rodar en esos lugares!
PROUST NO PREGUNTARÍA ESTO
"Ni Facebook, ni Youtube"
-¿Maquillaje o Vestuario?
Vestuario.
-¿Árboles o flores?
Árboles.
-¿Besos o caricias?
Caricias.
-¿Vino o cerveza?
Vino.
-¿Blanco o negro?
Blanco
-¿Documentar o Drama?
Drama.
-¿Web o DVD?
(Risas) ¡DVD!.
-¿Facebook o Youtube?
Ninguno de los dos.
-¿Amor o cariño?
Amor.
HOLA ROSANA, SOY MARIANA DE ECUADOR QUE HACE UNOS 15 AÑOS HACÍA LABORES EN TU CASA EN EL BARRIO DE BILBAO EN MADRID RECUERDAS? JEJEJE Y MATEITO ERA UN BEBÉ, BUENO HE ENCONTRADO TU PAGINA Y ME HA DADO MUCHO GUSTO SABER DE UDS. LES MANDO MUCHOS SALUDOS Y ABRAZOS, AHORA ESTOY EN ECUADOR YA VIVIENDO PERO LES RECUERDO SIEMPRE, ESPERO QUE TE ACUERDES DE MI PORQUE YO NO LES OLVIDO. BESITOS.
Buenísima actriz, aparte es bellísima.
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